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Economía aclara que los “niños de la guerra” pueden seguir percibiendo sus pensiones de Rusia

Varias entidades bancarias devolvieron sus importes a Moscú al entender que estaban bloqueadas por las sanciones

Enric González
Lina Pozuelo, "niña de la guerra", en su domicilio de Madrid.
Lina Pozuelo, "niña de la guerra", en su domicilio de Madrid.ALEX ONCIU

Las sanciones que la Unión Europea impone sobre Rusia pueden castigar a los más inocentes. Es lo que sucedió el mes pasado a decenas de niños de la guerra, los menores evacuados de España durante la Guerra Civil y enviados a Rusia. Ya mayores y retornados a España, en junio dejaron de percibir su magra pensión rusa. CaixaBank y otras entidades financieras consideraron que las transferencias desde un organismo público ruso (el Fondo de Pensiones) estaban incluidas en las sanciones y las devolvieron a Moscú. El Ministerio de Economía español aclaró este viernes que los pagos podían seguir realizándose.

Se trata de cantidades muy escasas. Las pensiones rusas son de unos 500 euros por trimestre, que, gracias a un acuerdo alcanzado en 1993 por los gobiernos de Moscú y Madrid, la Seguridad Social española complementa hasta alcanzar la pensión mínima: 689 euros mensuales. Con esto viven ancianos que han tenido una vida muy difícil. Como Honorina Fernández, evacuada desde Gijón en 1937, con 12 años, enfermera de campaña durante la batalla de Stalingrado (1942-1943, la más cruenta de la historia, con dos millones de muertos), licenciada después en medicina, enviada a Cuba como pediatra tras la revolución castrista. Honorina regresó a España en 1991 y ahora, con 97 años, vive en una residencia para ancianos. No llegó a enterarse de que su pensión se había interrumpido. Su hijo Miguel habló en su nombre con este periódico para denunciar la “discriminación” que sufría su madre.

Para el gabinete jurídico de CaixaBank, el asunto estaba claro. Las transferencias no podían abonarse “por las sanciones impuestas por la UE a Rusia tras la invasión de Ucrania. Esas transferencias las emite un organismo público ruso y esa operativa está expresamente prohibida por la normativa de sanciones”, según declaró a EL PAÍS el pasado jueves un portavoz de la entidad. El banco ruso que realiza las transferencias a España es Gazprombank, la filial financiera del gigante gasístico, lo que complicaba más el asunto. Otras entidades, como Unicaja o INGDirect, adoptaron la misma línea: las transferencias de las pensiones eran devueltas a Rusia.

En cambio, otros bancos, como Santander y BBVA, eran de la opinión contraria y no interrumpieron los pagos. Un portavoz del BBVA declaró el mismo jueves que los beneficiarios de las pensiones eran ciudadanos españoles y el banco consideraba, por tanto, que las sanciones impuestas a Rusia no les afectaban.

Tratar con una entidad bancaria no es fácil, especialmente cuando eres anciano. Lina Pozuelo, hija del dirigente comunista Nemesio Pozuelo, viajó con sus padres a Rusia en 1939 con sólo tres años, y regresó a España en 1992, después de 36 años de trabajo en editoriales rusas. Ahora residente en Madrid, al no percibir su pensión intentó presentar una reclamación en su oficina de CaixaBank, pero la protesta no le fue admitida. Le dijeron que enviara un correo electrónico.

Con posterioridad, Lina Pozuelo recibió una carta de la directora de su sucursal, fechada el pasado 30 de junio, en la que se le informaba de que CaixaBank “no ofrece ilimitada e incondicionalmente servicio para todo tipo de transacciones”, y que “la concreta transacción referida [la transferencia de su pensión rusa correspondiente a los meses de abril, mayo y junio] no tiene encaje en los actuales criterios”.

El hermano de Lina, Nemesio Pozuelo, nacido en 1940 en Járkov (una ciudad que ahora pertenece a Ucrania y entre febrero y abril sufrió durísimos bombardeos rusos), también es cliente de CaixaBank y también dejó de cobrar su pensión. Nemesio Pozuelo es un hombre popularísimo en Rusia: jugó como delantero en el Torpedo y el Spartak, dos equipos de Moscú, y en 1972 fue el máximo goleador de la Liga soviética.

A través de su página web, el Fondo de Pensiones de Rusia se declaró informado de los problemas con las transferencias y publicó la semana pasada un comunicado: “Ante la imposibilidad de transferir las pensiones y otras primas al extranjero y la falta de una solicitud del interesado de que se le abonen en territorio de Rusia, los pagos serán suspendidos. Tras el levantamiento de las restricciones de carácter económico (…) los pagos se restablecerán con los pluses por el tiempo transcurrido previstos por la legislación de la Federación Rusa y los convenios internacionales de la Federación Rusa”.

El gobierno español, mediante un decreto-ley del 27 de abril, creó mecanismos para que, pese a las sanciones europeas, los ciudadanos que cobraban una pensión española en Rusia y Ucrania (unas 20 personas) pudieran percibirla a través de los consulados en Moscú y Kiev, al igual que los pagos a las aseguradoras (Spasskie Vorota y Krayina) que prestan asistencia médica a estos pensionistas. Pero eso sólo era útil para quienes seguían viviendo en Rusia y Ucrania.

La situación se resolvió definitivamente el viernes 15 de julio, cuando el Ministerio de Economía español incluyó las pensiones rusas dentro de las excepciones a las sanciones de la Unión Europea.

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