“Tener hijos es un lujo que no me puedo permitir”
La falta de estabilidad laboral, los bajos sueldos y la dificultad para conciliar la vida doméstica con la profesional convierten, para los jóvenes, el deseo de formar una familia en una aspiración casi imposible
Ser madre y seguir avanzando en la carrera profesional aparecen como dos caminos incompatibles en muchos de los más de 350 mensajes recibidos por EL PAÍS a la pregunta “¿Cómo es ser joven en 2021?”. Así lo ve Olga, abogada de 32 años, que incide en las dos crisis económicas “brutales” que ha sufrido y a lo complicado que resulta compaginar la vida familiar y laboral: “Lo que te exigen en la empresa privada va más allá de lo razonable y te impide conciliar. Y entonces ves que va pasando el tiempo y no puedes comprar una casa, formar una familia...”. La frustración se mezcla con los deseos y las ganas contenidas de mujeres que aspiran a tener hijos en medio de un panorama nada alentador.
“Vives en casa de tus padres para poder ahorrar y comprar un piso con tu pareja. Mientras, esperas el eterno momento perfecto que te permitirá formar una familia”. Ese momento del que habla Elena Pérez, de 29 años, parece no llegar nunca. Muchos jóvenes que han contactado con el periódico no se atreven a dar ese paso debido a la alta temporalidad del mercado de trabajo o a la dificultad de alquilar o comprar una vivienda. Factores que empujan a las parejas a retrasar una y otra vez una decisión que para las chicas tiene fecha de caducidad.
Las quejas enviadas a este periódico se centran en que, incluso cuando se dispone de trabajo, hay que hacer malabares para poder conciliar. Es lo que siente Diana, profesora universitaria de 34 años: “Ahora que tengo cierta estabilidad, me persigue la idea de que debo apresurarme para ser madre, algo poco compatible con mi etapa profesional”. Lo mismo le pasa a Ana, ingeniera de Caminos en Badajoz, de 29 años: “Mi objetivo es seguir creciendo profesionalmente y no me planteo formar una familia por el momento. Tengo un trabajo y debido a las continuas mudanzas la conciliación es bastante complicada”.
El hecho de que crear una familia sea una expectativa casi inalcanzable para los jóvenes supone un fracaso como sociedad y trunca los proyectos vitales de toda una generación. Sergio, a sus 30 años recién cumplidos, no se atreve a comprometerse con el futuro: “Aunque quiero, el tener hijos es un lujo que no me puedo permitir”. En un país envejecido, con los índices de natalidad por los suelos y un retraso de la maternidad de más de 31 años, el sueño de construir una familia se rompe ante las pocas políticas que fomentan y ayudan a los jóvenes a ser padres, como sí ocurre en otros rincones de Europa. En Alemania, por ejemplo, las prestaciones económicas mensuales pueden durar hasta que el hijo cumple los 25 años. Con 7,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes, España ocupa el segundo puesto de los países de la Unión Europea con la tasa de natalidad más baja. La tasa de fecundidad es de 1,23 hijos por mujer, entre los peores datos del mundo.
Ana también va camino de los 30 y se ve obligada a tener dos trabajos “tremendamente precarios” para subsistir. “He querido ser madre toda la vida, pero por la discriminación que veo a mis compañeras que sí lo han sido y la posible discriminación que pueda vivir yo, hace que me dé muchísimo miedo”, dice. Como ella, tantos otros frenan sus anhelos de tener hijos porque sienten que el viento no sopla a su favor. Tienen claro que España no es un lugar que invite a hacerlo.
Testimonios
MAR CARRETERO
En España la investigación no está bien pagada. En el mejor de los casos, un doctorado se acaba con 28 o 29 años. Así que llegas a los 30 sin un trabajo fijo y sin haber podido ahorrar. La estabilidad económica, tan necesaria para formar una familia, cada vez llega más tarde. Sin embargo, la edad a la cual estás biológicamente preparada para ser madre no se modifica, ni se retrasa. He aquí otra de las muchas diferencias entre jóvenes mujeres y hombres.
GREGORIO FERNÁNDEZ
Acabo de ser padre y la preocupación por mi futuro ha sido sustituida por la preocupación por el futuro de mi hijo. Hace dos años aprobé las oposiciones a profesor de Secundaria y vivo en lo que yo llamo una “posible falsa seguridad”. La seguridad que me aporta tener un trabajo estable y bien remunerado se ve ensombrecida con la posibilidad de que no exista, como les ocurre a mis coetáneos más próximos. Ellos no pueden imaginarse el futuro, por incierto, y viven afrontando el día a día con metas muy cortoplacistas: salir el fin de semana, planear alguna escapada en verano, mantener el empleo hasta fin de año… Me resulta imposible no contagiarme de su incertidumbre: yo, que podría proyectar la mirada más lejos, también me quedo en la superación resignada del presente. Eso sí, sueño con un futuro para mi hijo: verde, solidario y justo.
LORENA SANTOS
Estoy soltera pero desde hace unos años la idea de ser madre se ha colado en mí y me surgen muchas dudas. ¿Seré capaz de asumir las responsabilidades yo sola y de tener una buena conciliación? ¿Con un sueldo precario y sin un contrato indefinido daré una buena cobertura a mi bebé? Creo que la sociedad nos marca una línea a seguir que en muchos casos no es viable ni compatible con la maternidad, junto a los pocos recursos sociales que nos brindan las administraciones. Debemos dirigir la mirada a un concepto más amplio de lo que nos intentan vender como “perfecto”.
NICOLE RODRÍGUEZ
Ser joven y ser madre a la vez es difícil. No tengo mucha experiencia laboral, por lo que me cuesta encontrar trabajo. Hace poco conseguí un contrato temporal de dos meses, pero aunque quiera no puedo independizarme. Vivo con mi madre y el padre me ayuda económicamente todo lo que puede con el niño, que tiene dos años. Por la mañana va a la escuela infantil y por la tarde se queda unas horas con mi abuela hasta que llega el padre y cuida de él hasta dormirlo. Yo llego a casa a las 12 de la noche o a veces más tarde. Es difícil que a día de hoy nos den oportunidades, y aunque no tuviera un hijo, seguiría en la misma situación laboral. En muchos de mis vídeos de mi canal de Youtube (Nicole Arias) conciencio a los jóvenes de que ser madre adolescente no es fácil y muestro la realidad de mi vida.
CHANTAL RODRÍGUEZ
Llevo tres años viviendo en Francia. Después de encadenar trabajos en negro, de becaria y de falsa autónoma, el año pasado tomé la decisión de estudiar el máster de profesorado. La situación precaria, los horarios imposibles de compaginar con una vida fuera del trabajo, junto con el cansancio y la frustración que todo esto me producía hacían difícil que visualizara la posibilidad de ser madre, y yo tenía claro que quería evitar serlo a los 40. Ahora, a punto de cumplir mis 30, voy a firmar el primer contrato laboral de mi vida como profesora para el curso que viene y estoy en mi segundo trimestre de embarazo. A nivel laboral percibo, por fin, un poco de estabilidad. Sin embargo, haber emigrado tiene sus contrapartidas respecto a la maternidad. El miedo a la soledad, la falta de ayuda, el estar lejos de la familia, de los amigos y de todo aquello que conoces y que, en cierto modo, te da seguridad. A pesar de que el tiempo pasa, me sigo sintiendo muy extranjera en este país en el que estoy formando una familia. Mientras tanto, la posibilidad de volver a España, algo que siempre intento tener en el horizonte, se aleja.
DANIEL BERNARDINO
Formar una familia es uno de los deseos de la mayoría de la población, pero los jóvenes de hoy en día tenemos unas trabas económicas que nuestros padres no tuvieron. La crisis económica sumada a la crisis social actual nos hace replantearnos lo de traer a una criatura al mundo. Un niño es una gran responsabilidad, y en este contexto supone hacer a una persona inocente partícipe de una cruel ruleta rusa. Una de mis prioridades es independizarme, aunque por ahora lo veo complicado, prefiero seguir una temporada en casa y ahorrar todo lo que pueda, por eso que llaman vacas flacas. Hace un tiempo tenía altas expectativas sobre la creación de mi propio negocio pero cada día más se apaga esa idea y se enciende la de la supervivencia: un empleo que me ayude a sufragar gastos. ¿Hijos? Me encantarían, pero la pregunta es, ¿podré formar una familia? ¿Realmente es esta situación donde quiero criar a mis hijos?
AURORA BELMONTE
Soy diplomada en magisterio de Educación Física y Licenciada en CAFD (Grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). Madre de un hijo de cuatro años con trastorno del espectro autista y embarazada de 32 semanas. Actualmente estoy en el paro. Desde que estudio, trabajo para pagarme matrículas y créditos. Casi siempre en algo relacionado con la natación, cosa que considero no se me da mal. Después de pagarme dos carreras, tenía que seguir pagando títulos para opositar y si no ir de un contrato temporal a otro... lo que al final ha terminado por ocurrir: veranos de muchísimo trabajo bajo el sol, inviernos de no tanto muy mal pagados y nunca un contrato indefinido. Decido salirme del sector enseñanza/deporte al ser madre: me meto en comercio. Decathlon y Carrefour... pero más de lo mismo: horas y horas que no constan, un paro muy por debajo de lo que pensé que me correspondería dadas las 36 horas semanales que pensé que sí cotizaban, siendo reales más de 40 (pero claro, en el contrato eran 20). Y al año a tu casa...Tenía que decidir si vivir o “ser fija”, y he decidido vivir. He cumplido mi sueño de ser madre y podría definirme como “satisfecha”. Ahora bien, las terapias de mi hijo no se pagan solas y nos hace falta ayuda por los cuatro costados.
Capítulo 5. Familia
Reportaje | La maternidad como renuncia
Datos | Escuela, conciliación y pobreza: los problemas de las familias jóvenes en España
Opinión | El deseo insatisfecho de formar una familia
TODA LA SERIE | Una generación en busca de futuro