No hay bien que por Trump no venga
El siglo XX fue de EE UU; el siglo XXI no lo será: Trump es el síntoma de una decadencia que lleva años incubándose
No lo entiendo: ¿a qué viene tanto aspaviento? ¿No sabíamos quién era Trump? ¿No habíamos oído sus discursos? ¿No nos habíamos percatado de que no es un político sino un matón? ¿Ignorábamos que, como Putin, solo entiende el lenguaje de la fuerza? ¿Habíamos olvidado que, igual que Putin, desdeña la democracia, y que montó un golpe de Estado? ¿Nadie nos había dicho que aborrece la UE tanto como Putin y que ...
No lo entiendo: ¿a qué viene tanto aspaviento? ¿No sabíamos quién era Trump? ¿No habíamos oído sus discursos? ¿No nos habíamos percatado de que no es un político sino un matón? ¿Ignorábamos que, como Putin, solo entiende el lenguaje de la fuerza? ¿Habíamos olvidado que, igual que Putin, desdeña la democracia, y que montó un golpe de Estado? ¿Nadie nos había dicho que aborrece la UE tanto como Putin y que no quiere una Europa unida (de ahí que apoye a los mandatarios europeos que buscan la desarticulación de la UE)? ¿No era evidente que este segundo Trump, rodeado de magnates obsecuentes e imbuidos de tecnoautoritarismo, sería peor que el primero? ¿Desconocíamos su sintonía con Putin, que lo ayudó a llegar por vez primera al poder? ¿Creíamos que iba a amenazar con guerras comerciales suicidas a México y Canadá, pero no a nosotros? ¿No estaba cantado que en Ucrania intentaría apañárselas con su compinche de Moscú sin contar con los europeos, un apaño ideal para la siguiente invasión rusa (próximas estaciones: Moldavia y los países bálticos)? Todo esto y mucho más lo sabíamos muy bien, pero fingíamos no saberlo, y ahora nos damos de bruces con la realidad: no es una hipérbole decir que Trump aspira a la destrucción de la democracia, para lo cual debe romper o jibarizar Europa, el gran bastión de la democracia, y desmontar los organismos internacionales, a fin de abolir un orden mundial basado en reglas y fundar un nuevo orden autoritario, regido por la única ley que respeta: la ley del más fuerte. Esto es lo que hay, y quien no lo ve es porque no quiere verlo.
Así que Europa debe responder de inmediato. ¿Cómo? Hay al menos cinco cosas de sentido común. La primera es entender de una vez por todas que una Europa unida —es decir: una Europa federal, capaz de combinar la unidad política con la diversidad lingüística, cultural e identitaria— es la única garantía de la paz, la prosperidad y la democracia en el continente, así como de su relevancia en el mundo. La segunda es asimilar que, como mínimo en Europa, la divisoria fundamental ya no es la que separa la izquierda de la derecha, sino el internacionalismo del nacionalismo, el europeísmo del soberanismo, la apertura mestiza e incluyente del aislamiento purista y excluyente; esto significa que Pedro Sánchez acierta cuando pide al PP que rompa con Vox, pero yerra cuando no hace lo propio con el secesionismo, que está cortado con el mismo patrón que Vox (o peor: Trump se apoya en Vox; Putin, en el secesionismo, incluido el de ERC, cuyo lema —”Por una Europa de las naciones libres”— podría ser de Orbán o Le Pen). Tercero: Europa no debe depender de Estados Unidos, tiene que ser autónoma desde todos los puntos de vista —político, energético, defensivo— y hablar con una única voz en el mundo, clara y potente. Cuarto: urge que Europa cobre conciencia de su propia fortaleza; somos la tercera economía del mundo (la primera antes del desastre reversible del Brexit), usamos la segunda moneda más fuerte y disponemos de uno de los mercados más importantes; debemos quitarnos de encima el complejo de inferioridad respecto a EE UU —como ha dicho Joseph Stiglitz—, debemos desafiar a EE UU y China en vez de intentar apaciguarlos —como ha dicho Abraham Newman—, tenemos mucho más poder del que creemos, y si no lo ejercemos es por falta de unidad, de ambición política, de visión histórica, de fe en nosotros mismos. Hay una quinta cosa: ¿y si el mundo estuviera esperando a Europa? ¿Y si nos necesitase mucho más de lo que imaginamos? Arancha González Laya, exministra de Exteriores, lo ha dicho así: “Hay muchos países que ya se sienten huérfanos y necesitados de un socio estable y serio como la UE, que es una isla de estabilidad y predictibilidad ante un EE UU que hoy es el epicentro de la inestabilidad geopolítica global”.
El siglo XX fue de EE UU; el siglo XXI quizá no lo sea: Trump es el síntoma de una decadencia que lleva años incubándose. ¿Quién dominará el futuro? ¿El despiadado autoritarismo chino o Europa y su democracia y su Estado del bienestar y su orden internacional basado en reglas? ¿Qué prefiere el mundo? ¿Qué prefiere usted?