Sororidad: mucho más que amistad entre mujeres

Edades, profesiones y visiones distintas, pero un denominador común. Desafían al cliché de la falta de lealtad mutua a través de la sororidad. Las actrices Macarena García, Belén Cuesta y Berta Vázquez; la escritora Leticia Sala, y las artistas Coco Dávez y Marina Anaya cuentan qué es y cómo viven esa complicidad entre ellas.

Mucho más que amistad | Reportaje | El País Semanal

Se ha despertado contenta. “Es que esto es un regalo”, comenta la actriz Macarena García. “¡Estar aquí con mis amigas!”. Como invocada por su entusiasmo, la escritora Leticia Sala se acerca a ella de camino a la sesión de fotos. Las dos intercambian saludos, cumplidos, cariños… “Te admiro”. “¡Yo más!”. Encantadas de verse, se ponen al día como dos viejas comadres. Es la primera vez que se encuentran en persona. Está...

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Se ha despertado contenta. “Es que esto es un regalo”, comenta la actriz Macarena García. “¡Estar aquí con mis amigas!”. Como invocada por su entusiasmo, la escritora Leticia Sala se acerca a ella de camino a la sesión de fotos. Las dos intercambian saludos, cumplidos, cariños… “Te admiro”. “¡Yo más!”. Encantadas de verse, se ponen al día como dos viejas comadres. Es la primera vez que se encuentran en persona. Están viviendo ese trance tan contemporáneo de desvirtualizarse. Ponerle piel, olor y tacto a una conocida de las redes. “A Leti me la descubrió mi hermano”, cuenta García. “Sus textos tienen algo que me emociona”.

Hoy Macarena García está rodeada de sus íntimas: las actrices Berta Vázquez y Belén Cuesta, y de otras conocidas recientes a las que la une el reconocimiento: las artistas Coco Dávez y Marina Anaya, y la propia Leticia Sala.

Son personas distintas, unidas por vínculos de intensidad diversa, pero con una condición común: la de mujeres en un mundo en el que sororidad es una palabra joven sobre la que todavía hay mucho que reflexionar.

De izquierda a derecha, Belén Cuesta viste blusa de Missoni y pantalón de Eckhaus Latta; Berta Vázquez, sobrecamisa de Dior; Macarena García, top de Gucci, pantalón de Missoni y zapatos de Salvatore Ferragamo; Leticia Sala, camisa de Dior y camiseta de Kiko Kostadinov; Coco Dávez, top de Maje, falda de Gucci y pendientes de Tiffany & Co., y Marina Anaya, camisa de Givenchy. Todas llevan el iluminador Touche Éclat, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

En palabras de la escritora Gabriela Wiener, “es la amistad entre mujeres que ni siquiera son amigas”; es decir, un pacto de base. La sororidad empieza en el espacio de enfrentarse a otras mujeres desde la conciencia de haber vivido experiencias comunes y se hace fuerte en la rebeldía, la desobediencia a uno de los clichés machistas más irritantes y persistentes: que las mujeres no conocemos la lealtad mutua. Es cierto que entre nosotras no es posible la fraternidad, la propia etimología del vocablo lo impide, sino la sororidad, palabra aceptada por la RAE en 2018. El lenguaje, al fin y al cabo, no responde tanto a la realidad como a la realidad hegemónicamente aceptada. Esta última sigue estando repleta de tóxicos lugares comunes sobre la supuesta tendencia natural de las mujeres a la competencia.

A García —que aclara que cuando habla de mujeres incluye “evidentemente” a las trans— le sorprende la frecuencia con la que le preguntan sobre el ambiente de rivalidad en su profesión. “Llevo muchos años trabajando como actriz. Estamos hablando de un oficio que pone de manifiesto inseguridades y lo que he visto es apoyo. Tengo muchas amigas actrices, Belén, Berta, Anna Castillo o Gracia Olayo…, nos contamos qué casting tenemos y animamos a la otra a que lo haga. Recuerdo la serie La otra mirada, de Televisión Española, como algo importante. Trataba temas que tenían que ver con la situación de las mujeres, este discurso caló en las actrices y nos sentimos muy comprometidas con la posibilidad de hacer pensar”.

Macarena García lleva vestido verde de Boss, sandalias de Kenzo, pulsera de Cartier y el lápiz Couture Eye Pencil, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Belén Cuesta y Berta Vázquez coinciden en que García está entre sus mejores amigas y que además es una excelente compañera de viaje, prueba de fuego de la intimidad. Cuesta y ella se conocieron en el teatro Lara, en Madrid, haciendo La llamada y han llegado juntas hasta Islandia o Indonesia. “Con Maca me iría a recorrer el mundo”, dice Cuesta. A ella la solidaridad femenina le viene de cuna. “Vengo de una familia con muchas mujeres, ¡tengo 13 tías! La palabra sororidad me remite a ese ambiente de soporte y confidencias que tengo totalmente incorporado. Pero es cierto que esto va más allá de lo íntimo y esa es una reflexión que ha surgido gracias a la presencia del feminismo en los últimos años”.

Tanto García como Cuesta hablan de sus respectivas representantes como figuras que las han impulsado y que han entendido que el cambio tiene que ser colectivo. “Helena [Maroto], mi representante, ha luchado y sigue luchando por la igualdad en los salarios de sus actrices, se ha enfrentado y ha cuidado. Gracias a ella han cambiado cosas”, cuenta Cuesta.

Todo gira en torno a la voluntad de colaboración para cambiar el paradigma. La presencia de mujeres en lugares de toma de decisiones de diferentes sectores favorece las condiciones de las que vienen detrás. La palabra sororidad fue acuñada por la antropóloga y política mexicana Marcela Lagarde (que, curiosamente, también popularizó el término feminicidio). Para ella era un gesto de dimensiones éticas y políticas, un impulso positivo para eliminar barreras sociales que se da entre diferentes generaciones.

El intercambio generacional es algo que Berta Vázquez tiene muy presente. A su alrededor ha construido una familia elegida que incluye a mujeres de diferentes edades. “Algunas me sacan 20 años. Necesito a esta mujer que es como otra madre, un referente, y a esta otra que es una hermana pequeña. Entiendo la sororidad como una cadena”. Vázquez conoció a García en el rodaje de la película Palmeras en la nieve y a Cuesta cuando ninguna de las dos trabajaba como actriz. “Años después nos reencontramos, yo estaba haciendo Vis a vis y a ella le iba superbién. Me alegré muchísimo”.

Macarena García cumplió 32 años a finales de abril de 2020, en plena cuarentena, y su grupo de amigos le regaló un grabado de gran formato de una de sus artistas favoritas: Marina Anaya. “¡Es mi tesoro!”, dice la actriz. Anaya considera que la solidaridad entre mujeres no desempeña un papel fundamental en su vida, pero entre las obras que no vendería jamás están las que hace en colaboración con otra mujer. Las telas dibujadas por ella y bordadas por su tía. “Vive en una residencia, yo le hago llegar los dibujos y los hilos y ella me las devuelve bordadas. Para mí es maravilloso hacerlo, y para ella, lo que ocupa la mayor parte de su tiempo”.

¿Hasta qué punto nos conforma esta complicidad de base? Leticia Sala considera que de manera profunda. Ella es abogada de formación y fueron sus amigas íntimas las que le recordaban constantemente lo que le gustaba escribir. Sala rechaza la visión naíf que presenta a las mujeres como colaboradoras naturales, seres de luz inclinados por naturaleza a la empatía. “La envidia y el conflicto están presentes en todas las relaciones humanas, el problema es que en lo referente a las mujeres se ha puesto el foco ahí. En películas y series estamos hartas de ver que entre nosotras somos unas bitch [zorras, en inglés]. No se corresponde con la realidad”. La escritora comenta que en el universo masculino —desde la infancia y sobre todo a través de los deportes de equipo— la lealtad y la sensación de pertenencia están más presentes. Un pensamiento con el que coincide la artista Valeria Palmeiro, más conocida como Coco Dávez. Ella tiene localizado el momento en el que fue consciente del alcance de la solidaridad entre mujeres. “Me pasó en un festival en Marruecos al que iba como docente, fuera de mi zona de confort, rodeada de mujeres con las que compartí una energía muy potente. Cuando llegué a mi casa después de una semana pensé: ‘Vale, va de esto”.

La familia elegida, la interdependencia, ha existido desde que surgieron las comunidades humanas. Tampoco es algo que se da solo entre mujeres, pero es vinculada al feminismo, donde adquiere una dimensión política. Cuando hablamos de feminismo, la fuerza que resulta de la unión no es fuerza bruta, sino potencia transformadora.

Macarena García, con top de Givenchy y máscara de pestañas Volume Effet Faux Cils Radical, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Macarena García: ”La amistad entre mujeres está impregnada de la experiencia común”

— El debut de Macarena García (Madrid, 1988) fue un tanto atípico para una intérprete que después se luciría en el musical. En 2013 se llevó el Goya a la mejor actriz revelación y la Concha de Plata a la mejor actriz del Festival de Cine de San Sebastián por Blancanieves, una película que emula al cine mudo.

— Fue protagonista de La Llamada, de Javier Calvo y Javier Ambrossi —su hermano—, tanto en su versión teatral como en la cinematográfica.

— Le da un enorme valor a sus amistades. Quizá por ello va haciendo amigas en cada uno de los proyectos por los que pasa. “Recuerdo con mucho cariño el rodaje de la comedia A pesar de todo. Comparto reparto con Belén Cuesta, que ya era muy amiga mía; Blanca Suárez y Amaia Salamanca. Estaba emocionalmente delicada y fue uno de los proyectos más bonitos de mi carrera. Me sentí muy acompañada”.

— “La amistad entre mujeres está impregnada de la experiencia común que supone ser mujer y de lo que conlleva: volver a casa por la noche con miedo, estar acostumbrada a que se te cosifique o a que te comparen con otras mujeres, cobrar menos… Esto hace que haya una unión muy poderosa”.

— A finales de 2020 estrenó la pe­­lícula El arte de volver y es una de las protagonistas de Paraíso, la versión española de Stranger Things, que tiene previsto su estreno para esta primavera.

Leticia Sala: “Mis amigas de la adolescencia son mi salvavidas cotidiano”

— Leticia Sala (Barcelona, 1989) es escritora, autora de Scrolling after Sex (Terranova, 2018) y de In Real Life (Ediciones Destino, 2020), publicado simultáneamente en España y Estados Unidos.

— También ha colaborado como letrista para Natalia Lacunza y Rosalía. Su nombre figura en los créditos de grandes éxitos como Bagdad o Aute Cuture.

— Es una de las voces más potentes y populares de la generación milenial de entre las muchas que reflexionan sobre el amor, la salud mental o la autoestima en los tiempos del doble check azul.

— Sala es una escritora orgullosamente digital y se comunica con sus miles de seguidores a través de pequeñas píldoras de sabiduría publicadas en Instagram como esta: “Una amistad es elegirse mutuamente como testigo de la vida de la otra”.

— Un sólido grupo de amigas a las que conoció a través de Fotolog la acompaña desde la adolescencia y confiesa que son casi un salvavidas cotidiano, un pilar en la formación de su personalidad y en su día a día. No había reflexionado en profundidad sobre ello hasta que empezó a tomar conciencia feminista.

— Con su segundo libro de poemas recién publicado, está inmersa en la escritura de una colección de relatos que publicará con Penguin Random House previsiblemente el próximo año. “Me hace mucha ilusión. Es un paso más, he pasado de la poesía a los relatos, todavía no me atrevo con la novela, pero es hacia donde voy como escritora”.

Leticia Sala, a la izquierda, viste blusa de The Kooples. Coco Dávez, top de Miu Miu. Las dos llevan base de maquillaje Touche Éclat Le Teint en tono B50, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Coco Dávez: “Hablar de feminismo hizo que el 75% de mis seguidores fuesen mujeres”

— Valeria Palmeiro (Madrid, 1989), más conocida por su seudónimo Coco Dávez, es pintora, ilustradora y diseñadora.

— Ella se define como autodidacta por encima de todas las cosas y en todas sus facetas.

— Su trabajo es fácilmente reconocible por su paleta de colores vivos y los rostros sin rasgos. “Para mí el color es un lenguaje potentísimo con el que expresarme, poder darte la información que yo quiero transmitir mediante una paleta de color concreta que te lleva a un estado de ánimo. Faceless [una de sus colecciones] surgió cuando me di cuenta de que gracias al color seguías reconociendo al personaje y su esencia”.

— A sus muchas facetas acaba de añadir la de creadora de un podcast: Participantes para un delirio. “Empecé a hacerlo porque acababa de pasar por una crisis creativa, en realidad siempre estoy entrando y saliendo de ellas. Echaba de menos el contacto humano, poder estar dos horas seguidas conversando con alguien que me interesa sin distracciones. Quería ver a través de los ojos de diferentes creadores cómo enfrentan los procesos y los bloqueos, y lo estoy disfrutando muchísimo”.

— Tanto en su vida profesional como en la personal, considera que el diálogo entre mujeres es vital. “Cuando empecé a hablar públicamente de feminismo en mis redes, a contar experiencias, mis estadísticas de seguidores, que estaban muy igualadas entre hombres y mujeres, pasaron a ser un 75% de mujeres”.

Berta Vázquez lleva top de Prada y sombra de ojos Couture Colour Clutch Eyeshadow Palette Paris, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Berta Vázquez: “Siendo distintas, en Vis a vis unimos fuerzas para sacar algo adelante”

— Birtukan Tibebe, más conocida como Berta Vázquez (Kiev, 1992), es una actriz hispano-ucrania criada en España, conocida por su papel de Rizos en la serie Vis a vis, un drama carcelario con un reparto mayoritariamente femenino. “Pasamos años juntas. En lo personal, después de tanto tiempo, te pasan cosas y es importante no tener que mantener una coraza, poder comunicarte con tus iguales. Sentía que estaba en un entorno en el que podía defender mi día de trabajo porque tenía a alguien cerca que me cubría. Siendo muy distintas, unimos fuerzas para sacar algo adelante”.

— Debutó en el cine con Palmeras en la nieve (2015). Ahora acaba de llegar de Lanzarote, donde rueda la serie Bienvenidos a Edén para Netflix. La actriz ha retomado su carrera interpretativa después de un descanso de dos años para asimilar la popularidad que llegó de golpe. Afirma que le ha sentado de maravilla. Ha sido una pausa, pero no un parón, ya que ha seguido explorando otras facetas creativas.

— Próximamente publicará un poemario y un disco en colaboración con un buen amigo. “Siempre me ha gustado escribir, durante la cuarentena publiqué un vídeo recitando un poema que había escrito y me llegó una propuesta para escribir un libro. Lo estoy terminando ahora, lo entrego en menos de un mes. Me encanta empezar cosas nuevas, por eso el libro y el disco me generan muchísima ilusión”.

De izquierda a derecha, Berta Vázquez viste blusa de Bottega Veneta y pantalón de Uterqüe; Macarena García, mono de Hermès, blusa de Claudie Pierlot y anillo de Cartier, y Marina Anaya, vestido de Issey Miyake y camiseta de manga larga de IKKS. Las tres llevan la barra de labios Rouge Pur Couture Nude, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Marina Anaya: “No siento solidaridad con las mujeres solo por el hecho de serlo”

— Marina Anaya (Palencia, 1972) es pintora, dibujante, escultora y grabadora. También ha explorado la joyería y la cerámica, un interés que tiene en común con Macarena García. “Ella también ha empezado y está muy picada”.

— El nexo común de todas sus vías de creación es el optimismo, la voluntad de reflejar la parte feliz de la vida como algo sencillo. “Siempre digo que mi propuesta no tiene libro de instrucciones, que no es necesaria ninguna explicación para entenderla, es muy accesible para cualquiera”.

— Estudió Bellas Artes y se doctoró en La Habana. Está ligada al mundo del cine a través de su hermana, la actriz Elena Anaya.

— Sus procesos son completamente artesanales y se siente muy atraída por el arte con un aire infantil. “Me gusta lo que puede tener de juego. Es algo que han explorado artistas como Calder”.

— Su próxima exposición aún no tiene fecha de inauguración, pero sí localización, título y temática: será en A Cuadros (Madrid) y se titulará Circo Marte. “El mundo del circo y los abrazos son motivos fundamentales en mi obra”.

— Aunque reconoce la existencia de experiencias compartidas en la vivencia de las mujeres, la necesidad del feminismo y la lucha contra las abundantes desigualdades que atraviesan el mundo, Anaya no siente solidaridad instantánea con otras mujeres solo por el hecho de serlo. “Las personas que me generan más empatía son las personas mayores y los niños”.

Belén Cuesta, con blusa y falda de Loewe, y pulsera de Suarez. La actriz lleva colorete Couture Blush número 6, de Yves Saint Laurent Beauty. Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Belén Cuesta: “He visto mucha generosidad en los entornos de mujeres”

— Sevillana criada en Málaga, Belén Cuesta (Sevilla, 1984) abandonó sus estudios de Derecho para perseguir su vocación, la interpretación, y se puso a estudiar arte dramático.

— Mientras se buscaba la vida en Madrid, un buen día conoció a Javier Calvo y a Javier Ambrossi, que le propusieron participar en una obra de microteatro. En el equipo también estaba Brays Efe; se había sembrado el germen de una colaboración que continuaría en La llamada y en la serie Paquita Salas.

— Cuesta encarnó a la monja Milagros y a la solícita asistente personal Macu, dos personajes cómicos. Pero fue un drama, La trinchera infinita, el que le hizo ganar el Goya a la mejor actriz en 2020.

— La intérprete está a punto de terminar de rodar la última temporada de La casa de papel, donde interpreta a Julia, conocida como Manila. “Nunca había hecho acción y me ha encantado. He aprendido mucho. Es otra forma de interpretar completamente distinta”, comenta.

— Cuesta calla acerca de otros proyectos que aún no puede contar y que compagina con los ensayos de El hombre almohada, de Martin ­McDonagh, que se estrena en mayo en los Teatros del Canal.

— Cuando se le menciona el lugar común de que los hombres son más nobles por naturaleza, contrapone su vivencia. “Yo he visto mucha nobleza y generosidad y solidaridad en los entornos de mujeres”.

De izquierda a derecha, Macarena García lleva vestido de Emporio Armani y top de Chanel; Belén Cuesta, chaqueta de Herno, pantalón corto de Emporio Armani, medias de Cóndor y zapatos de Camperlab; Coco Dávez, bodi de Fendi, pantalón de Dries Van Noten y zapatos de Manolo Blahnik; Leticia Sala, vestido de Cos, capa de Prada, medias de Falke y zapatos de Emporio Armani; Marina Anaya, camiseta, chaqueta y pantalón, todo de Issey Miyake, y pañuelo de Link Collective (todo de la artista); Berta Vázquez, vestido de Boss, zapatos de Prada y pulsera de Emporio Armani. Todas llevan el corrector Touche Éclat High Cover, de Yves Saint Laurent Beauty.Fotografía de Pablo Zamora / estilismo de Fátíma Monjas (EPS)

Asistentes de fotografía: Orlando Gutiérrez y Edu Orozco. Asistentes de estilismo: Aline Patiño y Martina Tacchini. Maquillaje y peluquería: Ricardo Calero. Asistentes de maquillaje y peluquería: Paola García, Rodrigo Galo y Miriam Hernández. Escenografía: Cito Ballesta.


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