Una escapada otoñal por Alcalá de Henares a bordo del Tren de Cervantes
Viajar junto a Don Quijote de la Mancha, Sancho Panza y otros personajes de la extensa obra del genio local es la introducción perfecta para descubrir el extenso patrimonio cultural de la ciudad madrileña. Está a solo 45 minutos de la capital, pero resulta difícil asimilar tanto tesoro en un día. Mejor, dos o tres
Hay días en los que desde la emblemática estación de Atocha-Almudena Grandes salen trenes con pasajeros tan ilustres como Don Quijote de la Mancha, su escudero Sancho Panza o el creador de ambos personajes, Miguel de Cervantes. Actores, ellos, que con sus interpretaciones amenizan un viaje de 45 minutos hasta Alcalá de Henares, la localidad que vio nacer en 1547 al genio de la literatura. Una ruta que supone el ritual de iniciación perfecto para conocer la cultura de la ciudad complutense, uno de los cinco lugares de la Comunidad de Madrid declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

El viaje en el denominado Tren de Cervantes, creado en 1997, es la antesala para conocer de cerca los lugares que evocaron al escritor para crear su obra. Las salidas programadas para octubre ya finalizaron, pero aún hay tiempo para noviembre: todos los sábados del mes, los días 1, 8, 15, 22 y 29, se habilitará de nuevo el servicio para deleite de cualquier viajero que desee seguir la huella cervantina. Y descubrir, con ello, la magia de la primera ciudad española diseñada y construida como sede de una universidad, la Complutense, que puede visitarse cualquier día del año. Algo a tener en cuenta: el extenso patrimonio de Alcalá de Henares exige, al menos, una estancia de dos o tres días para que el disfrute sea completo.
Empaparse de Cervantes, mejor con guía
Una buena forma de conocer la ciudad es a través de las diferentes guías oficiales que se pueden consultar en la página de la concejalía de Turismo del ayuntamiento alcalaíno. Gracias a ellas se podrá recorrer la calle Mayor, la vía doble porticada más larga del mundo, y adentrarse en la figura de Cervantes a través de lugares como la plaza que lleva su nombre o rutas para conocer la Casa Natal del escritor, utilizada en la actualidad como un museo que representa un hogar tradicional del siglo XVII para explicar a los turistas cómo era la vida en los tiempos en los que escribió El Quijote.

La oferta se complementa con el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid y el Museo de Arte Iberoamericano de la UAH, en los que seguir profundizando en el legado histórico que guarda Alcalá de Henares. A ello hay que sumar la Ciudad Romana de Complutum: el recorrido por sus ruinas dura aproximadamente una hora. Tiempo ideal para descubrir los vestigios de un auténtico enclave romano que fue vital para el asentamiento del Imperio en la región.
Para los amantes de la historia del arte, Alcalá de Henares alberga iconos religiosos como la Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor, que conjuga los estilos renacentista y mudéjar. Recibió el título de catedral en 1991, cuando se reinstauró la antigua diócesis complutense, de origen visigodo. El Monasterio de San Bernardo, el Palacio Arzobispal o los Conventos de la Imagen y de los Capuchinos son otras paradas obligatorias.

En Alcalá de Henares se ubica también el Corral de Comedias, considerado el espacio escénico en funcionamiento más antiguo de Europa. Su origen se remonta a 1601, cuando el carpintero Francisco Sánchez decidió levantar él mismo un recinto para las artes en la ciudad, siguiendo el clásico esquema con balcón de apariencias, aposentos, cazuela y suelo empedrado que caracteriza al corral de comedias. En la localidad también se encuentran los centros de interpretación Alcalá Medieval y Murallas y Los Universos de Cervantes, donde ensayan los futuros actores y actrices que saldrán a los escenarios.
Un hueco extra para la gastronomía
Alcalá de Henares también es sinónimo de buena gastronomía, como atestigua su enorme oferta. Restaurantes como La Hostería del Estudiante, Ambigú, Ki-jote, Kuoco o Casino de Alcalá (con decoración evocadora) destacan en una ciudad de la que ningún viajero puede irse sin ser testigo de su cultura alrededor de la tapa y su repostería. Una recomendación: reserve espacio en las maletas para llevar de vuelta las típicas rosquillas, costradas y almendras garrapiñadas, con mención especial a las que elaboran en el Convento de las Clarisas de San Diego.

Si se desea alargar la estancia (y no sería el primer visitante en hacerlo) bien cerca de Alcalá de Henares, se puede seguir la huella de otros escritores ilustres de la literatura española. Por ejemplo, con un viaje a la Alcarria madrileña, una pintoresca región inmortalizada por Camilo José Cela, o a municipios que rezuman historia en parajes singulares. Olmeda de las Fuentes, Nuevo Baztán o Loeches, con una visita ineludible al Panteón de los Duques de Alba, son algunas de las opciones por las que los viajeros querrán quedarse –y volver– a Alcalá de Henares.