Seis rutas para conocer los vestigios neandertales y romanos de Madrid
En la Comunidad de Madrid se pueden visitar yacimientos de la Edad de Hierro, enclaves fundamentales para el Imperio Romano o rastros del pasado medieval y de la Guerra Civil. La llegada de otoño es la excusa perfecta para conocerlos

Un territorio se entiende mejor si se conoce el testimonio de su tiempo, el rastro de los que vivieron y la impronta que dejaron. En el mapa de la Comunidad de Madrid, las huellas del patrimonio de uno de los mayores destinos culturales del mundo empiezan antes de la llegada de los primeros humanos y pasan por la Edad de Hierro, por el Imperio Romano, por la vertiginosa época medieval y sus numerosas culturas y por la herencia latente de la Guerra Civil del siglo XX. Todas están situadas en parajes singulares y, la mayoría, con museos que hacen de la llegada del otoño una excusa perfecta para descubrir las reliquias y vestigios que guarda una región única.
Porque la Comunidad de Madrid atesora, por ejemplo, uno de los enclaves más importantes de Europa con restos del Homo neanderthalensis, y ciudades emblemáticas para una larga lista de emperadores romanos, en una perfecta simbiosis entre herencia cultural y aventura. El viajero ávido de conocimiento histórico dispone de seis rutas en las que empaparse mejor de la vasta riqueza arqueológica de la región.

Una escapada a las montañas
Como primera opción, el recorrido puede empezar en el municipio de Colmenar Viejo, al noroeste de la capital. Allí, en plena Dehesa de Navalvillar, una zona tradicionalmente dedicada a la metalurgia del hierro, se pueden visitar los yacimientos visigodos de Navalvillar y Navalahija y la necrópolis medieval de los Remedios, situada junto a la ermita del mismo nombre, otro monumento imprescindible.
Siguiendo la ruta hacia otro pueblo serrano con solera, Cercedilla, entre El Boalo, Cerceda y Mataelpino se ubica también el yacimiento del Rebollar, un lugar de culto para los visigodos cuyo origen data del siglo VII y su uso se extendió hasta el XVIII. Llama la atención su excelente estado de conservación. A la llegada a Cercedilla, y continuando el recorrido a pie rodeados del paisaje del valle de la Fuenfría, se puede hacer una ruta de senderismo para retroceder en el tiempo y recorrer La Caminería, un tramo de calzada romana que comunicaba Toledo con Segovia.

Un valle neardental escondido
Hacia el norte de la Comunidad, esta vez con el bello municipio de Buitrago del Lozoya como referencia, se puede visitar su imponente y bien conservada muralla medieval. A apenas unos kilómetros se levanta una necrópolis medieval en el término municipal de Sieteiglesias y en la que descubrir un conjunto de enterramientos de los siglos IX al XI que fue utilizado por distintos pueblos hasta el siglo XV. Cerca, y tras saltar adelante en el tiempo, se encuentran también restos de la arquitectura de la Guerra Civil en El frente del Agua, un conjunto de defensas utilizado por el bando republicano en la contienda con un centro de interpretación en Paredes de Buitrago.
La joya de la región es un tesoro arqueológico y paleontológico ubicado muy cerca: el Valle Alto del río Lozoya, en Pinilla del Valle. Allí se han descubierto restos humanos neandertales y lo que los arqueólogos creen que podría ser un santuario asociado a rituales de caza, lo que demostraría la capacidad simbólica de esta especie. Si se ha iniciado el viaje en la capital, a la vuelta se podrá disfrutar también de una parada en Talamanca del Jarama, donde se conserva a la perfección un puente romano y testigos de la época musulmana de la región, como su recinto amurallado, declarado Bien de Interés Cultural.
Ciudades romanas a 20 minutos de la capital
Rumbo al este, hay una visita imprescindible: la ciudad romana de Complutum, en Alcalá de Henares, fundada en el siglo I a.C. Guarda, en sus inmediaciones, todos los edificios propios de la cultura romana en muy buen estado: el foro, la basílica civil, las termas, un mercado de abastos y lujosas viviendas con mosaicos como la Casa de Leda, la de Baco, la de Los Cupidos, la de los Peces o la singular Casa de los Grifos.
Cerca también se levanta la Casa de Hippolytus y su espectacular mosaico. De ahí, y con un nuevo salto en el tiempo, el viajero estará tentado de conocer la fortaleza islámica de Alcalá la Vieja, un municipio declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
El Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid (MARPA), situado en pleno casco histórico de la ciudad complutense, es un lugar único para acercarse al pasado de la región. Su exposición permanente, en la que se exhiben los restos aparecidos en los diferentes yacimientos de la Comunidad, propone al visitante hacer un viaje de millones de años, desde los sorprendentes paisajes anteriores a la humanidad hasta la Edad Moderna. Un viaje al pasado que permite al visitante conocer la fauna ya extinta que habitó este territorio, ver cómo fueron los primeros madrileños, así como contemplar los objetos arqueológicos producidos por los diferentes pueblos que ocuparon la región: carpetanos, romanos, visigodos… El MARPA enriquece su oferta con destacadas exposiciones temporales, conferencias, talleres, visitas guiadas y actividades para familias. La entrada al museo y a las diferentes actividades es gratuita.
Maridar historia con vino
Al suroeste de la Comunidad, una importante zona vitivinícola, se pueden combinar unas copas de delicioso vino con retazos de la historia madrileña. En dirección a Navas del Rey, que cuenta con su propia denominación de origen, en la localidad de Cadalso de los Vidrios se puede visitar la iglesia mudéjar y necrópolis de La Mezquita, un cementerio asociado y una torre románico-mudéjar destruida junto a los muros.

Madrid, tierra de castillos
Gracias a su ubicación en el corazón de las dos Castillas, donde la Corona estableció distintos Gobiernos a lo largo de los siglos, Madrid cuenta con numerosas fortalezas medievales. Hacia Villarejo de Salvanés, Villa Madrid, un edificio restaurado denominado La Casa de La Tercia alberga hoy el Museo de los Tercios españoles, un enclave ineludible para los amantes de la historia de España.
Con una parada en Miralrío, en el término municipal de Rivas-Vaciamadrid, se puede respirar parte de la Edad de Hierro madrileña en El hábitat carpetano, un pueblo de la Céltica hispánica que habitaba el centro de la meseta y se dedicaban al pastoreo y la agricultura. Lo interesante del yacimiento son los restos de una casa, que se ha reconstruido para comprender mejor la forma de vida de esta población.
Descubrir el origen de la palabra Madrid
¿Sabía que Madrid procede del árabe “Mayrit”, que significa “lugar abundante de agua”? Para descubrir mejor el origen del nombre de la capital, hay que visitar los yacimientos de la propia ciudad: desde un paseo por el Paisaje de la Luz (Patrimonio Mundial de la Unesco) hasta una visita a la céntrica Estación de Sol, cerca de los cimientos de la antigua Iglesia del Buen Suceso. Siguiendo el trazado del metro, el transporte favorito de los madrileños, en la estación de Ópera están los restos de la antigua Plazuela de los Caños del Peral.
Y, como colofón (o de salida) para conocer los sorprendentes rincones de Madrid, el tempo de Debod, un monumento egipcio de 2.200 años, el más antiguo de la capital, o el Museo Arqueológico Nacional, de obligada visita, para admirar la Dama de Elche, entre otros tesoros históricos.