Los 10 secretos mejor guardados de Malta
Enclaves cinematográficos, templos megalíticos, búnkeres escondidos, islas casi vírgenes y arquitecturas medievales son solo algunos de los rincones por explorar en otoño
En el corazón del Mediterráneo, con 7.000 años de historia y un clima privilegiado a solo dos horas de vuelo de distancia, se esconden las Islas Maltesas: Malta, Gozo y Comino. Un archipiélago que, más allá de sus turísticas playas de agua turquesa, se convierte en el destino perfecto para una escapada diferente en otoño, con rutas secretas, turismo activo, monumentos, naturaleza, misterios y leyendas por descubrir. Estos son algunos de los lugares imprescindibles para explorar los tesoros del país.
1. Valletta. La capital maltesa, Patrimonio de la Humanidad, esconde algunos de los rincones más fotografiables. Desde un taxi boat o ferry podemos contemplar el skyline de sus fortificaciones sobre el mar, mientras que caminar por sus callejuelas con la vista al cielo nos permitirá descubrir las gallarijas o balcones típicos de la arquitectura del país. Por último, el ascensor que lleva a los jardines Upper Barraka desvelará una de las mejores panorámicas de la ciudad.
2. Fuerte Ricasoli. Malta ha sido escenario cinematográfico de grandes producciones de cine como Troya, Gladiator, Munich, El Conde de Montecristo, Ágora o la serie Juego de Tronos. Precisamente el Fuerte Ricasoli, en Kalkara, se convirtió en la Fortaleza Roja en la primera temporada de la famosa serie. Este fuerte fue construido por la Orden de San Juan entre 1670 y 1698 y dicen los lugareños que está habitado por el fantasma de Il-Hares, que confió la ubicación de un tesoro a dos malteses a cambio de no desvelarlo. Como no guardaron el secreto, cuando acudieron a por el tesoro se encontraron solo con carbón y la venganza de Il-Hares.
3. Fuerte de San Ángelo. Esta fortificación, levantada sobre un asentamiento romano, sirvió de dominio defensivo del Gran Puerto en la punta de Vittoriosa, una de las Tres Ciudades de Malta. La fortaleza se convirtió en sede del Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de San Juan a partir de 1530 y fue clave en la defensa del Gran Sitio de Malta en 1565 por parte del Imperio Otomano. Cuenta la leyenda que, en ese conflicto, “soldados enemigos fueron decapitados y sus cabezas fueron utilizadas como balas de cañón”. Y por supuesto, sus espíritus siguen penando por el fuerte.
4. Hipogeo de Hal Saflieni. Considerado uno de los más antiguos vestigios funerarios del país, el Hipogeo se remonta al año 2.500 a.C. y es Patrimonio de la Humanidad desde 1980. Se cree que en un principio fue santuario y después necrópolis prehistórica, excavado a varios niveles bajo tierra. Al templo subterráneo le siguen las cuevas naturales convertidas en nichos funerarios de piedra tallada y varias salas de las que se han extraído la estatuilla de “la Dama Durmiente”, que se conservan en el Museo Arqueológico de Valletta. El acceso al Hipogeo está limitado, por lo que se recomienda reservar con suficiente antelación.
5. Isla de Comino. Con solo 3,5 kilómetros cuadrados, esta isla deshabitada y casi virgen es un remanso de paz y el refugio perfecto para quién busque un rincón para practicar senderismo con unas temperaturas agradables. Un camino cruza toda la isla y permite una de las mejores vistas del resto del archipiélago. Aunque en realidad, su secreto mejor guardado es la Blue Lagoon (Laguna Azul), perfecta para tomar el sol y disfrutar de un baño en sus aguas turquesas en verano. Para llegar a Comino hay que coger un ferry desde las islas de Malta o de Gozo.
6. Catacumbas y cicloturismo. Según la historiografía, cuando San Pablo fue apresado y trasladado en barco a Roma, su barco naufragó en Malta y se refugió en unas cavidades subterráneas: las Catacumbas de San Pablo en el pueblo de Ir-Rabat. Además, este enclave es el punto de partida de una ruta suroeste de 27 kilómetros en bici para los aficionados al cicloturismo. El trayecto atraviesa varios pueblos y supone un auténtico viaje en el tiempo. Por el camino se recorren 7.000 años de historia, como el templo megalítico de Ħaġar Quim, los acantilados Dingli y los jardines de Buskett.
7. Tesoros de Mdina. Los amantes del arte tienen una cita ineludible en la vetusta Mdina, antigua capital de Malta, con más de 4.000 años de historia en sus piedras. Conocida como “la Ciudad del Silencio”, este enclave amurallado conserva algunos de los mejores vestigios de la arquitectura barroca, donde compiten en belleza plazas, palacetes e iglesias, como la Catedral de San Pablo y el Convento de las Carmelitas. El Palazzo Falson de Mdina alberga una colección de joyas, tapices, platería, 4.500 libros y manuscritos de gran valor y 200 cuadros de artistas como Murillo, Anthony Van Dyck o Mattia Preti.
8. Blue Grotto. Zurrieq es un pequeño pueblo que se encuentra a 13 kilómetros de Valletta y oculta una de las excursiones de un día más inesperadas de Malta: la Blue Grotto o Gruta Azul. Esta cueva marina, a los pies de los acantilados Dingli, proyecta colores azules y turquesas sobre las paredes de roca durante las primeras horas de la mañana hasta el mediodía. Para llegar hay que hacer un corto viaje de 20 minutos a bordo de las pintorescas barcas que salen de la bahía, llamadas luzzus.
9. Templos y molinos secretos en Gozo. Los templos megalíticos de Malta, Patrimonio de la Humanidad, se remontan al período entre 5.000 y 2.5000 a.C. En Gozo descubriremos los que son considerados más antiguos del mundo: Ggantija. Otra de las peculiaridades de la isla son sus típicos molinos de viento, tanto terrestres como subterráneos que, a modo de búnker, respondían al miedo al desabastecimiento que vivieron en los períodos de entreguerras. El Molino Ta' Kola de Gozo fue construido en 1925 y hoy es un museo sobre la tradición molinera del país.
10. Marsaxlokk. El pueblo pesquero de Marsaxlokk es el último bastión de los tradicionales luzzu embarcaciones típicas maltesas que destacan por sus llamativos colores. Su construcción se remonta a la época fenicia y como curiosidad podemos observar pintado un Ojo de Osiris a cada lado de la proa. Se cree que este “talismán” -considerado protector por fenicios y griegos- protege a los pescadores malteses y ha permitido la supervivencia de estos barcos, incluso con mal tiempo. Entre agosto y diciembre se da la temporada de la pesca del “lampuki”, un pez local que podemos disfrutar frito, al horno o en pastel de pescado, típico de la gastronomía local.