Navarra, escenario de bosques, desiertos y brujas
Existe un territorio de clima amable durante todo el año que esconde más de lo que se conoce a través del ‘boca-oreja’ y los estereotipos de la tradición. Estas 10 rutas imprescindibles abren sus puertas a la (deseada) temporada de verano
Si en vez de un mapamundi abrimos el mapa de Navarra y seleccionamos un punto cardinal al azar encontraremos propuestas para cualquier tipo de viajero. Aventureros, senderistas, exploradores, sibaritas, familiares o historiadores tienen 10.391 kilómetros por delante para descubrir. Rumbo al norte, en esta región con microclima privilegiado durante todo el año, podemos disfrutar de un paisaje diferente en cada viaje, desde los desiertos de la Ribera del Ebro a las cumbres de los Pirineos, ríos, bosques y pueblos pintorescos, donde aflora la excelente tradición gastronómica y mitológica. Diez sugerencias de Navarra, para subrayar. Abarcarla es imposible.
1. Baztán – Zugarramurdi
Un viaje de cine nos lleva a conocer los escenarios de películas como Trilogía de Baztán o Las brujas de Zugarramurdi.
Pueblos escondidos en valles pirenaicos como Elizondo, Ziga, Erratzu, Irurita, son el preludio del Parque Natural del Señorío de Bertiz, en Oieregi, donde los senderos por el bosque desembocan en paisajes habitados, posiblemente, por hadas y duendes o brujas.
2. Irati - Roncesvalles
Las 17.000 hectáreas de naturaleza salvaje de la selva de Irati dibujan uno de los hayedos-abetales mejor conservados de Europa. Antiguo refugio de contrabandistas y escondite del embalse secreto de Irabia, desde Irati podemos también explorar Roncesvalles, puerta del Camino de Santiago francés. La arquitectura gótica, pirenaica y jacobea sobre piedras con siglos de historia sostiene los pueblos de Auritz/Burguete y Aurizberri/Espinal.
3. Roncal – Lumbier
A través del valle del Roncal y desde la Vía Verde de Irati podemos seguir explorando paisajes que recuerdan a películas con hobbits implicados. La Foz de Lumbier a orillas del río y la Foz de Arbaiun para contemplar desde las alturas del mirador de Iso son, además, cita ineludible para los amantes de la ornitología. Por su parte, el valle de Larra-Belagua, el único de origen glaciar de Navarra, ofrece un paisaje kárstico digno de inmortalizar.
4. Aralar – Ultzama
Colinas, aire puro, delicatessen de quesos y actividades en familia. Esta es una referencia perfecta para quienes buscan tranquilidad en el valle de Ultzama, con su campo de golf, su granja-escuela, su parque micológico y su Museo de la Miel.
Y también para quienes prefieren el turismo de acción, con escapadas en BTT por la sierra de Aralar, espeleología en las cuevas de Mendukilo o senderismo por la Vía Verde del Plazaola.
5. Urbasa – Andía – Urederra
Los ríos y pozas de agua turquesa se esconden en la sierra de Urbasa-Andía y en la Reserva Natural del Nacedero del Urederra, que podemos visitar con cita previa y donde está prohibido el baño, al tratarse de un ecosistema protegido. Las mejores fotografías panorámicas se toman desde el Balcón de Ubaba y el mirador de Lizarraga, y las delicatessen artesanales se encuentran en las mielerías, queserías o salineras de Las Tierras de Iranzu.
6. Olite – Ujué
Es esta una tentación para los amantes de la Historia. Desde Olite podemos visitar el yacimiento de las Eretas, Bien de Interés Cultural, y los restos romanos de Arellano y Andelos.
El castillo de Olite, el santuario-fortaleza de Santa María de Ujué y la cripta románica de San Martín de Unx son algunas propuestas. No podemos pasar por alto la gastronomía y muestras de enoturismo de la zona, incluido su Museo del Vino, y las bodegas y tascas en las que disfrutar de catas de vinos y moscateles.
7. Leyre – Javier – Sangüesa
Aquellos que quieran imaginar cómo sería la vida entre callejuelas empedradas e iglesias románicas no se pueden perder el paseo medieval en la zona este de Navarra. Aibar y Gallipienzo son pueblos para desconectar de la urbe y olvidarse incluso del móvil, mientras que el Monasterio de Leyre, la iglesia de Sangüesa y el Castillo de Javier invitan a viajar en el tiempo.
8. Estella-Lizarra y alrededores
Incluso quienes no se han planteado hacer el Camino de Santiago quedan impresionados por la románica y jacobea Estella-Lizarra. Su ruta de calles empedradas, puentes y palacios nos abre paso a los siguientes iconos medievales, como el Monasterio de Iratxe, el pintoresco pueblo de Puente La Reina y Santa María de Eunate. Para los senderistas que prefieren salir del Camino tienen opciones como el sendero del Ojo de Ollobarren, la Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro o el Espacio BTT Tierra Estella-Lizarraldea.
9. Tudela – Bardenas
No podemos abandonar Navarra sin visitar el paisaje lunar y desértico de las Bardenas Reales, con el cabezo de Castildetierra como fotografía obligada. Dejando atrás los caminos de tierra roja podemos continuar el viaje hacia Tudela, de herencia islámica y gran patrimonio arquitectónico, donde la plaza de los Fueros, sus palacios y catedral no dejan a nadie indiferente.
A pocos kilómetros, todavía nos queda por descubrir el Monasterio de Fitero, joya cisterciense única en España, y disfrutar de un merecido descanso en las aguas termales del centenario Balneario de Fitero.
10. Pamplona, trucos para descubrir la capital
La capital navarra, con más de 2.000 años de historia, bien vale una escapada de fin de semana. Para aprovechar el tiempo se puede solicitar una visita guiada por su casco viejo y trazado medieval, que llevará a descubrir las curiosidades de su Ciudadela, murallas, patrimonio cultural y arquitectónico.
Además, con la tarjeta turística digital, que se obtiene a través de su web, se logran descuentos y promociones en establecimientos y museos de la ciudad. Para reponer fuerzas, nada mejor que degustar la gastronomía navarra en el casco viejo. Aquí son típicos los pinchos y los fritos —hay que probar los de huevo y las bolas de pimiento o calamar—, que tientan desde los locales de las calles Estafeta, San Nicolás, Comedias, Mercaderes y la Plaza del Castillo.