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Marea alta, marea baja En septiembre, las mareas más pujantes del año invitan a descubrir playas interminables, salinas, campos de algas, piscinas intermareales y otros paisajes marineros y cambiantes La bajamar permite tocar con la mano los dientes de sierra que forman la rasa mareal en la playa de Itzurun, en Zumaia (Guipúzcoa). Age Experiencia arrebatadora la de cruzar en bajamar —como mucho uno se moja los tobillos; no usar el malecón— a la isla de San Nicolás, en Lekeitio (Vizcaya). Getty La playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, toma su nombre de las tres barras naturales de piedra arenisca que, además de proteger del oleaje, servían de cantera para fabricar destiladeras de agua caseras. Luis Roca Arencibia A la hora de hablar de efectos mareales, la playa de Las Catedrales, en Ribadeo (Lugo), es el equivalente español al Mont Saint Michel de Francia. Xulio Villarino En las marismas de Joyel nos espera el hermoso molino de marea de Santa Olaja, en Arnuero (Cantabria), al que se llega en un paseo de diez minutos. Jesús Igareda Un vivero de marisco se convirtió en la Piscina Marina de Tapia de Casariego, en Asturias. El agua que rebosa la marea es retenida mediante una compuerta, repitiéndose el vaciado a diario. Cuando el Atlántico se retira se pueden observar los corrales de Chipiona (Cádiz), cercados de piedra ostionera que, en marea menguante, se convierten en trampas para peces y crustáceos. Antonio Blanco González La playa de Gulpiyuri, en Llanes (Asturias), es un ejemplo de arenales donde el Cantábrico permanece invisible, no así las olas, que penetran en marea alta por las hendiduras kársticas con ronquido grave y mugidor. iStock La reserva de la biosfera de Urdaibai (Vizcaya) se distingue por lo dilatado de su ecosistema intermareal. Pueblo de Busturia visto desde la ermita-mirador de San Pedro de Atxerre. Juan Carlos Cantero Como cada mes de septiembre, los tinerfeños tienen una cita con la arena recién colocada por el océano en la playa de la Grimona, extensión cromática y volumétrica de la playa del Socorro (Los Realejos).. La zona intermareal de la ría Carreras, en Isla Cristina (Huelva), ofrece la oportunidad de recrearse la vista con los mariscadores desenterrando almejas de fango. Vanessa Núñez El río Ulla concede en bajamar una tregua a los mariscadores de Carril, en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). En pleamar, las olas casi besan las huellas de dinosaurios situadas en la playa de La Griega, en Colunga (Asturias). Juan Carlos Muñoz Las salinas del Carmen, en Antigua, un patrimonio etnográfico de 1800 situado a diez minutos del aeropuerto de Fuerteventura, se nutren de las olas que rebasan el muro. Pleamar en la torre del Oro, en Mazagón (Huelva). Con bajamar, nada mejor que recorrer la playa a lomos de los caballos de Arte Andaluz. Organizan rutas diarias por este arenal infinito integrado en el espacio natural de Doñana. José Lucas