Gen vikingo en Estocolmo
A Isabel Cea, cantante del grupo Triángulo de Amor Bizarro, le sorprendieron las salvajes noches suecas, que tanto contrastan con la formalidad diurna de la ciudad
Isabel Cea se llevó una sorpresa en Estocolmo. La bajista y cantante del grupo Triángulo de Amor Bizarro —que actúa mañana en el festival SOS 4.8 en Murcia— visitó la capital de Suecia hace un par de años: “No me esperaba nada de lo que iba a encontrar”.
¿Qué le ocurrió?
No tenía ideas preconcebidas sobre el país nórdico y lo primero que me llamó la atención fue la gente: eran todos enormes, superrubios y muy estilosos.
¿Se enamoraba en cada esquina? Casi. No paraba de mirarlos a todos y no podía evitar girar la cabeza cuando pasaba alguno de estos especímenes de metro noventa a mi lado. Además, la ciudad emana estética, diseño y jovialidad: desde los escaparates de tiendas de cocina hasta los museos pasando por la ropa.
¿Fue de compras?
Hay una marca de vaqueros, Cheap Monday, que me gusta mucho; estuve visitando su cuartel general. También fuimos de tiendas de música, llenas de rarezas en vinilo.
¿Se trajo alguno?
Había muchas cosas interesantes, pero todo era un poco caro. Nos fuimos a tomar algo a la zona portuaria. Estocolmo está formada por un conjunto de islitas, situadas entre el lago Mälaren y el mar Báltico. El agua está presente en toda la ciudad, que tiene 57 puentes. Nos relajamos tomando algo en unas terracitas con muy buen ambiente.
Todo parece muy formal…
Porque todavía no hemos llegado a las bebidas. Durante el día todo es muy correcto y apropiado, pero por la tarde-noche el ambiente cambia radicalmente. Aquí el alcohol les desinhibe: tienen un gen vikingo que les hace volverse locos cuando beben.
¿Locos divertidos?
La formalidad absoluta del día se convierte en una noche salvaje. Ellos se quitan la camiseta; ellas salen con falda y sandalias aunque haga cero grados. Cuando salen de fiesta se ponen en modo macarra.
¿Se unieron al desmadre?
Nos adaptamos estupendamente. Con la bebida, mi inglés mejoró y estuve hablando con un montón de gente; lo pasamos genial. Solo hay un detalle que me pareció un poco desagradable.
¿Cuál?
Mascan tabaco. Es una costumbre común allí. Hay quien se mete una especie de bola en la encía y se pasa el rato masticando y escupiendo. No pude evitar probarlo. No me gustó. Pero nunca olvidaré las noches de fiesta a la sueca.
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