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El renacer del Rijksmuseum La reforma del Rijksmuseum de Ámsterdam ha durado 10 largos años, pero finalmente ya está listo para reabrir sus puertas, el 13 de abril, y revelar una restauración interior casi tan impresionante como la riqueza del arte que exhibe Pasadizo de acceso al Rijksmuseum, en Ámsterdam. Pedro Pegenaute El nuevo atrio de entrada del Rijksmuseum de Ámsterdam, un proyecto del estudio sevillano Cruz & Ortiz. Pedro Pegenaute Panorámica del vestíbulo principal del Rijksmuseum, repensado y retechado por el estudio de arquitectura sevillano Cruz y Ortiz. Pedro Pegenaute Una carcasa de ecos sureños filtra la luz sobre el atrio de entrada al Rijksmuseum, uno de los detalles principales del proyecto de los sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz. Pedro Pegenaute Interior del pabellón asiático, cuyo selección de objetos corresponde al comisario Menno Fitski. Pedro Pegenaute El nuevo pabellón asiático, proyectado también por Cruz & Ortiz y levantado en un rincón del jardín del museo, acogerá una colección de 365 piezas de arte asiático. Pedro Pegenaute El nuevo logo del Rijksmuseum en la fachada del museo. ROBIN VAN LONKHUIJSEN Taco Dibbits, director de colecciones del Rijksmuseum de Ámsterdam. V. Mentzel Una de las renovadas galerías del Rijksmuseum. Pedro Pegenaute Una de las salas remozadas del Rijksmuseum fotografiadas por José Manuel Ballester. Las imágenes del pintor y fotógrafo, testimonio durante siete años de la metamorfosis completa de edificio, estarán en una sala de exposición de forma permanente en el museo. José Manuel Ballester Una de las salas del renovado Rijksmuseum. Jannes Linders El cuadro "La ronda de noche" en la sala de Rembrandt. Iwan Baan Una de las salas del Rijksmuseum de Ámsterdam dedicada al arte del siglo VII. Iwan Baan Espacio dedicado al siglo XX en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Iwan Baan Vista nocturna del Rijksmuseum, en Ámsterdam. John Lewis Marshall El pintor y fotógrafo José Manuel Ballester visitó el Rijksmuseum en 2006, ya totalmente vaciado por dentro, y comenzó a documentar el proceso de rehabilitación hasta el final. Durante siete años ha registrado “cientos de transformaciones”, dice, como la que refleja la imagen: la excavación de un nuevo pasaje subterráneo para los visitantes que comunica los dos patios principales del museo. El edificio quedó prácticamente suspendido en el aire, en una complejísima operación para hacer una nueva cimentación, que además tenía que subsanar las filtraciones. José Manuel Ballester