Rural y de diseño
Cinco propuestas que demuestran cómo el concepto 'boutique' se integra perfectamente en los paisajes de interior. Hostelería de tendencia lejos de la escena urbana
Encanto a raudales, elegancia absoluta, todas las comodidades y hasta un toque de lujo sin caer en barroquismos ni excentricidades. El interiorismo abruma; estudiados cromatismos y elegancia de líneas, que incluso parece contagiar el exterior: la integración entre actuales propuestas arquitectónicas y paisajes interiores de toda la vida marca tendencia en la hostelería. Cinco propuestas para una estancia rural en clave boutique.
01 Un hotel 'delicious'
Una ermita del siglo XIV acoge los espacios comunes. Diez cubos desperdigados a su alrededor se mimetizan con el paisaje del Matarraña (Teruel). Son las habitaciones, forradas (por fuera) con madera de pino y con un ventanal por fachada orientado hacia la diaria puesta de sol. Los elementos que componen el conjunto del Hotel Consolación tratan (con éxito) de fusionarse con el flamante escenario natural que los envuelve. Un nuevo concepto de hotelería que busca la integración con el medio agreste que lo acoge y mira más allá del hotel rural al uso, del encanto o del lujo más ostentoso. En su web le han puesto nombre, el hotel delicious.
02 A un paso del Priorat
Retoques de interiorismo urbano entre los muros de una vieja masía que lleva más de dos siglos en pie. Añejo figurante de un aislado paisaje del Baix Camp (Tarragona), en el hotel Mas Mariassa el omnipresente silencio exterior se convierte, puertas adentro, en optimista luminosidad a base de limpieza de líneas, paredes inmaculadas y amplios ventanales. Su relajante efecto sobre el huésped, que multiplica su spa al aire libre, se agasaja después en la mesa. Además de una encrucijada de rutas de turismo activo, Mas Mariassa es un hotel gastronómico, donde las delicias del plato se prolongan en la copa: la cercanía del Priorat, región vinícola, y una buena selección de caldos del Montsant se encargan de ello.
03 Arcilla, hormigón y trigo
Módulos futuristas en medio de un desierto navarro. Lejos de la enajenación literaria, la planta del hotel Aire de Bárdenas responde a semejante imagen, especialmente cuando el sol aparece o se oculta en el horizonte. Arcilla roja, hormigón blanco y el amarillo del trigo circundante componen el conjunto de este hotel que se gana al huésped desde fuera y fragua su convencimiento una vez dentro. Tampoco hay engaño: las comodidades habituales se pliegan al gran ventanal que domina las habitaciones en forma de grandes cubos de hormigón. La vista, amplia, manda siempre, también desde el interior del cristal. Contemplación recomendada. Amplia es, también, la colección de galardones de arquitectura e interiorismo que avalan esta propuesta hostelera, alcanzable a solo tres kilómetros del casco antiguo de Tudela.
04 Irrealidad en La Garrotxa
Una apuesta contra convencionalismos hosteleros en toda regla, frente a la volcánica y gerundense comarca de La Garrotxa. Incluso más: contra la misma lógica del viejo oficio del hospedaje. Al contemplar los espacios interiores de Les Cols cuesta imaginar que el conjunto es, en realidad, un hotel. Una propuesta, por tanto, de irrealidad trazada con aristas, lechos flotantes, piscinas y cascadas interiores entre tabiques de cristal. El toque frío del minimalismo bien entendido, para quienes buscan otro tipo de recompensas sensoriales (amén del descanso) al reservar una habitación.
05 Arquitectura sostenible en Texas
La propuesta, en resumen, resulta sencilla: se trata de un hotel de papel. O casi. Como el Eve's Garden aclara en su propia web, un Bed & Breakfast de lo más ecológico. La estructura de este alojamiento enclavado en el desierto de Texas, junto a la localidad de Marathon, responde a una mezcla de celulosa reciclada y cemento ligero. Una clara apuesta por la arquitectura sostenible y respetuosa con el medio, que además resulta más barata. Los tabiques a base de planchas de pasta de papel y recubiertas de una capa aislante y resistente al agua, cuentan con acabado final acorde con la inquietud artística del local, que completa su exterior con un jardín orgánico y una pequeña galería de arte. Una demostración de que las comodidades de un huésped no están reñidas con la sostenibilidad de la propuesta hostelera.
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