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Isabel II también mete la pata

No solo es cuestión de Felipe de Edimburgo. La soberana británica, la más longeva del mundo con 93 años, se ha equivocado en un puñado de sonadas ocasiones

La reina Isabel II en la apertura del Parlamento, en Londres.
La reina Isabel II en la apertura del Parlamento, en Londres. Paul Ellis (GTRESONLINE)
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Isabel II no es perfecta. Aunque a sus 93 años lleve más de 67 en su mismo puesto de trabajo, aunque sea la monarca del Reino Unido y cabeza política de otros 53 estados, y aunque mantenga a su familia —nonagenario marido, cuatro hijos, ocho nietos, ocho bisnietos—, de vez en cuando también se equivoca. Pese a que el más conocido por sus meteduras de pata es Felipe de Edimburgo, su ya retirado esposo, la monarca de vez en cuando también tiene sus propias equivocaciones. 

Esta semana se ha podido ver a Isabel II en la apertura del Parlamento británico. En esa ocasión, la soberana optó por usar una tiara más ligera en lugar de la llamada Corona Imperial, una valiosa pieza de joyería realizada para la coronación de Jorge VI y que ha usado en todas las ceremonias de apertura. Sin embargo, pesa dos kilos, demasiado para ella, como contó en una entrevista en 2018.

Además de este año, ha decidido no llevar esa gran joya solo en otra ocasión: en 2017. Entonces tampoco llevó tiara, sino un sombrero azul y amarillo. Muchos vieron en él un resbalón estilístico en una monarca que siempre se mantiene neutral y evita mandar mensajes, ni siquiera a través de sus prendas. Porque los colores de la pieza parecían, en pleno debate sobre el Brexit, un guiño hacia la Unión Europea. No es la primera vez que una prenda de ropa podría suponer un problema para la reina: durante la visita de Donald Trump a Londres en 2018, la reina llevó un broche que le regalaron precisamente los Obama un par de años antes.

Isabel II, en la apertura del Parlamento en 2017.
Isabel II, en la apertura del Parlamento en 2017.CORDON PRESS

Uno de sus últimos resbalones tuvo lugar hace pocos meses, en diciembre de 2018, dando el tradicional discurso de Navidad desde el palacio de Buckingham. La soberana habló de austeridad, de la importancia de "un gran sentido del sacrificio", pero lo hizo mientras ella se sentaba en una inmensa sala dorada, llena de tapices, con un árbol lujosamente decorado de varios metros de altura... y de un piano de oro. Porque la reina vive en un universo aparte, que no está reñido con el del resto de los mortales. Ella es distinta, como también demostró en 2017. Entonces, en pleno acto, se echó una pequeña siesta.

La seguridad es fundamental para la reina Isabel II, una cuestión que en ningún caso puede ignorar. Sin embargo, hace un par de años se supo que, acusada de insomnio, había salido a caminar de madrugada por el palacio, y que un guardia de seguridad se asustó al verla, pensando que era un intruso, y estuvo a punto de dispararle. Buckingham no es el único lugar donde le gusta salir a andar: en un paseo por la finca del castillo de Balmoral, en Escocia, se cruzó con un grupo de visitantes que, sin reconocerla, le preguntó si vivía en la zona. "Tengo una casa en la esquina", respondió ella, con ironía. Una ironía que también demostró en 2014 cuando, sonriente, se coló en un selfie de un par de chicas en Australia.

El 'selfie' de Isabel II con dos jugadoras de hockey.
El 'selfie' de Isabel II con dos jugadoras de hockey.

Pese a tener muy buena memoria, para una persona que ve a tanta gente no siempre es fácil recordar a todo el mundo. De ahí que a veces se confunda. "Estuve en el Jubileo de la reina este verano y canté Let Me Entertain You", contaba el músico Robbie Williams en 2012, como recoge Madame Figaro. "Después conocí a la reina y le di la mano. Pensaba que yo era un miembro del Congreso", confesó. Fue la primera vez, pero no la última: meses después lo volvió a confundir, esa vez con un entrenador de perros.

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