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Una segunda oportunidad para las vidas truncadas de El Cairo La ONG Juntos para salvar un humano lucha por rescatar sintechos de las calles de El Cairo (Egipto) para facilitarles cuidados y una segunda oportunidad en su centro de acogida, donde forman una gran familia Menna (a la izquierda), recibe flores de su novio Hamdy en una casa de acogida para mujeres de la ONG, en El Cairo (Egipto), el 17 de septiembre de 2018. Hamdy compartía apartamento con sus hermanos hasta que un día decidieron echarlo y vender la casa sin avisarlo. Cuando lo descubrió cayó en 'shock' y sufrió una fuerte trombosis en las piernas. Fue sacado de las calles por la ONG Juntos para salvar un humano y ahora, tras someterse a rehabilitación, trabaja en el centro de acogida. Allí conoció y se enamoró de Menna. MOHAMED HOSSAM (EFE) Menna teje en la casa de acogida para mujeres de la la ONG Juntos para salvar un humano, el 30 de agosto de 2018. Según la ONG, Menna tuvo un accidente de coche que la dejó paralítica. Su familia y su novio la abandonaron por lo que acabó en las calles hasta que fue acogida por la organización. Menna se ha comprometido con Hamdy, su nueva pareja, y se van a casar. MOHAMED HOSSAM (EFE) Medhat (a la izquierda) toca un teclado durante una clase de música impartida por el famoso director de orquesta egipcio, Selim Sahab, el 19 de octubre de 2018. Medhat era profesor de música pero el trauma causado por la muerte de su madre le llevó a vivir en la calle, no podía regresar a la casa que compartían porque su ausencia se le hacía insuperable. En la ONG ha comenzado a tocar de nuevo. MOHAMED HOSSAM (EFE) Mohamed juega a las cuatro en raya en la casa de acogida de la ONG Juntos para salvar un humano, en El Cairo (Egipto), el 30 de agosto de 2018. MOHAMED HOSSAM (EFE) Mohamed al-Madhy descansa en su habitación en una casa de acogida de la ONG Juntos para salvar un humano, el 16 de agosto de 2018. Mohamed vivió en un piso alquilado hasta que por motivos de salud un médico le recomendó no vivir solo y buscar cuidados. Sus vecinos contactaron con la organización para solicitar que le acogieran mientras se recuperaba. Tras recuperar la salud, Mohamed pidió mudarse al centro. MOHAMED HOSSAM (EFE) Ahmed Saad, un enfermero voluntario, prepara la medicación del interno Mohamed al-Mahdy. MOHAMED HOSSAM (EFE) Soukry, en el centro de la imagen, sostiene un laúd mientras es animado por otros compañeros de la casa de acogida del El Cairo (Egipto), el 15 de septiembre de 2018. MOHAMED HOSSAM (EFE) Saeed juega al dominó, el 16 de agosto de 2018. Saeed sufre psicosis y aunque pertenece a una familia con ingresos, sus hermanos lo echaron de la casa familiar y se quedaron con su pensión de 5.000 libras egipcias (unos 246 euros). La primera vez que la ONG lo encontró, se puso en contacto con sus familiares para que cuidaran de él pero se negaron. MOHAMED HOSSAM (EFE) Hussein, de 68 años, descansa en la casa de acogida de Juntos para salvar un humano en El Cairo, el 29 de agosto de 2018. Hussein es un kurdo iraquí que afirma ser un intelectual políglota que solía viajar por el mundo. No sabe cómo o por qué estaba en Egipto pero les informó de que el estrés le condujo al estado en el que le encontraron. MOHAMED HOSSAM (EFE) Un voluntario de la ONG se presenta a Mustafa, de 57 años, el 10 de octubre de 2018. Antes de vivir en las calles, Mustafa tenía problemas matrimoniales por su desempleo, lo que condujo a su mujer a divorciarse y echarle del apartamento. MOHAMED HOSSAM (EFE) Mustafa no encontró un lugar donde quedarse y transformó un parque público en su hogar durante 10 meses, sobreviviendo gracias a donativos de comida de algunos ciudadanos. En la imagen, Mustafa duerme al borde de la clazada, el 10 de octubre de 2018. MOHAMED HOSSAM (EFE) Un voluntario lleva en brazos a Mustafa al minibus de la organización, el 10 de octubre de 2018. Un viandante le tomó una foto y la mandó a la ONG, que tras localizar a Mustafa, lo trasladó a su casa de acogida donde le hicieron un reconocimiento médico en el que descubrieron una gran herida en su espalda debido a la falta de actividad. MOHAMED HOSSAM (EFE) Mustafa sonríe a la cámara tras haber podido asearse en el centro de acogida, en El Cairo (Egipto) el 10 de octubre de 2018. MOHAMED HOSSAM (EFE)