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Japón aplaza de nuevo el debate sobre la sucesión femenina al trono imperial

Con una familia compuesta con mayoría de mujeres el trono podría estar en peligro si Hisahito, de 12 años, sobrino del príncipe heredero y único varón de su generación, no tiene un hijo

Los emperadores Akihito y Michiko, el pasado día 9.
Los emperadores Akihito y Michiko, el pasado día 9.Eugene Hoshiko (AP)
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Japón no tiene previsto abrir a corto plazo el polémico melón de la sucesión femenina al trono de su milenaria Casa Imperial. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, descartó que el Gobierno japonés entre en este debate y pidió analizar la cuestión una vez el emperador actual Akihito haya abdicado y su hijo mayor, el príncipe heredero Naruhito, sea coronado como nuevo jefe de Estado japonés y símbolo de la nación. La insólita renuncia al cargo del actual monarca, de 84 años, está prevista para el próximo 30 de abril. Pero la batalla para que los derechos de las mujeres de la familia sean equiparados a los de los hombres viene de lejos.

La Casa Imperial japonesa está regida por una dura ley sálica que impide a las mujeres acceder al trono, las obliga a abandonar sus derechos al casarse con un plebeyo e impide que sus hijos e hijas formen parte de la línea sucesoria. Con una familia compuesta actualmente de una clara mayoría de mujeres, esta regla supone que en la práctica los miembros de la institución irán a menos con el tiempo e incluso la sucesión al trono podría estar en peligro si el pequeño Hisahito (de 12 años, sobrino del príncipe heredero y único varón de su generación) no tiene un hijo.

“Es necesario hacer un análisis completo y debe haber un consenso nacional al respecto”, aseguró el primer ministro, según la agencia Jiji press. No es una postura nueva en el Ejecutivo nipón y menos para el partido conservador, cuya ala más tradicional considera que el paso de las mujeres al Trono del Crisantemo supondría romper un linaje que consideran sacrosanto. El propio primer ministro es el primero que se opone a la que las mujeres de la familia puedan heredar el trono, según ha manifestado en varias ocasiones. A principios de siglo, y ante la falta de herederos varones, hubo algunas propuestas al respecto, pero todas quedaron diluidas cuando en 2006 nació Hisahito. “Hay muchas opiniones diferentes sobre la propuesta de crear ramas imperiales femeninas”, añadió el primer ministro.

Los emperadores de Japón, en el centro, con su familia en la que abundan las mujeres.
Los emperadores de Japón, en el centro, con su familia en la que abundan las mujeres.CORDON PRESS

Moderados o progresistas, los distintos ejecutivos del archipiélago ha evitado inmiscuirse en la rígida normativa de la Casa Imperial. Incluso para facilitar la abdicación de Akihito (la ley solamente contempla la sucesión al trono tras la muerte), el Gobierno y legislativo aprobaron un decreto que concierne exclusivamente al actual emperador, un vía que permitió satisfacer el deseo del monarca sin tener que meter mano en el la ley de la Casa Imperial nipona. Su modificación, aunque validada por una mayoría de la sociedad japonesa según las encuestas, es tabú para un sector tradicionalista con mucha influencia en un país que hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial trataba a los emperadores como deidades.

Muchos analistas consideran que un buen primer paso para equiparar el papel de las mujeres de la familia con el de los hombres sería permitirles primero que éstas mantengan sus derechos dinásticos aunque se casen con un plebeyo. Es decir, que no estén obligadas a abandonar la familia como les ocurre actualmente a todas las princesas japonesas, la última de ellas Ayako. Pero incluso un cambio que no toque el espinoso tema de la sucesión se antoja complicado en un futuro cercano. Probablemente ocurra mucho más adelante, cuando alguien considere que se ha logrado este deseado “consenso nacional” o cuando la reforma sea tan apremiante que no exista otra opción.

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