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Así será la casa del futuro: modular, con el gimnasio en el baño y aromatizada Todo girará en torno a la cocina, los muebles será móviles (excepto el sofá) y tendremos un asistente virtual. Jordi Labanda imagina un hogar en el futuro y lo ilustra junto a las últimas novedades del Salone del Mobile de Milán Dice el chef peruano Gastón Acurio que “los domingos todo es más rico”. Se refiere el cocinero a esa sensación, tan difícil de definir pero tan fácil de sentir, que sucede cuando uno está en casa, preferiblemente en la cocina. Hoy las casas son cada vez más pequeñas, así que una opción es convertir la cocina en un lugar de reunión y en un espacio híbrido donde todo pasa. “La cocina se ha transformado en un espacio multidisciplinar, de una fábrica de alimentos ha pasado a ser un lugar de reunión donde se resuelven los conflictos, y esto hace que los materiales que se utilizan en una cocina sean fundamentales a la hora de plantear el resto de la casa”, cuenta Marta Delgado, directora de Interiorismo de Enero Arquitectura. Esta revolución se da en todo tipo de casas, porque todos comemos, todos nos reunimos y, nos guste o no, todos tenemos conflictos que resolver. De ahí que los materiales cerámicos busquen la calidez de la madera y acampen libremente en encimeras y suelos. “Se tiende a buscar elementos que recuerden a la madera porque da calor de hogar”, cuenta Delgado, que apunta que la piedra será el próximo material del futuro. Tenga el aspecto que tenga. En la ilustración: Los materiales del futuro serán como Kreta, el nuevo color de la colección Industrial de DEKTON BY COSENTINO. Inspirada en los suelos de cemento clásico, sirve para fabricar encimeras a prueba de apocalipsis. Y, mientras llega ese momento, para cocinar, comer o, ¿por qué no?, dar una pequeña fiesta. Jordi Labanda El tamaño medio de una casa en España era de 122 metros cuadrados en 2017. Una cifra gigantesca en comparación con la proliferación de los minipisos en las grandes urbes que ha obligado a que el sofá sea el mueble sobre el que cae toda la presión. El único objeto inmóvil de toda la estancia, es el centro de un cosmos al que rodean otros objetos que sí toman distancia y son transportables (banquetas, mesitas auxiliares que hacen las veces de mesa de centro…). “Es la pieza de conversación, de descanso más importante. Uno no dice 'voy a casa', dice 'voy a mi sofá'. Hay un debate entre diseño y confortabilidad (altura de respaldos, tejidos…), pero yo voto por la confortabilidad”, cuenta Marta Delgado, de Enero Arquitectura. En la ilustración: Alrededor del sofá Bowy-Sofa de Patricia Urquiola, parador Riflesso y mesitas Mexique de Charlotte Perriand, sillón Taliesin 1 de Frank Lloyd Wright, todo de CASSINA. Jordi Labanda Igual que hay personas que se apuntan al gimnasio para poder publicar imágenes con cara de circunstancias en la bicicleta estática, hay casas que aspiran a convertirse en objetos perfectos de Instagram. En mayor o menor medida, es el signo de los tiempos, y no es tanto narcisismo como una ilustración del modo en que entendemos nuestra vida cotidiana. "Me interesa más ver dónde vive una persona que ver un selfi suyo, hay mucha gente que le interesa contar cómo es su casa y lo hacen muy bien", dice Jesús Cano (Madrid, 1968), director de la consultoría de diseño y comunicación Cano Estudio. Trabajamos en el restaurante, quedamos en el Apple Store, tenemos una reunión en un parque... Los usos de los espacios públicos se multiplican y estos cambian. En la ilustración: Antonio Citterio firma varias piezas de la nueva colección de FLEXFORM: el sofá Campiello, la butaca Leda (de espaldas) y la mesita Ascanio. La butaca con reposapiés es Sveva, de Carlo Colombo. El pasado mes de mayo, el hotel Ritz de Madrid subastó 1.500 piezas de mobiliario, todas ellas fechadas entre 1910 y la década de los ochenta. Objetos que lograron cifras de hasta 17.000 euros. El mueble del siglo XX lleva una década siendo el más cotizado, ya sea en anticuarios o con reediciones del estilo midcentury –Kave Home, Magis, Westwing…–. “Son muebles muy polivalentes, que pueden encajar en espacios muy distintos; en esa época había muy buenos diseñadores y unas piezas muy buenas que tienen ahora un mercado muy fuerte. Todo lo anterior casi tiene más peso que lo nuevo”, cuenta el galerista Gonzalo Machado (Madrid, 1982). Así que tome nota y esté alerta: puede que esa butaca de familia que lleva en casa de sus padres desde hace décadas se convierta en el próximo fenómeno viral. En la ilustración: La butaca y las banquetas son clásicos reeditados de Luigi Caccia Dominioni; los sofás asimétricos se llaman Eda-Mame, de Piero Lissoni, y el sofá azul es el Harbor, de Naoto Fukasawa. Todo de B&B Italia. Jordi Labanda Este año IKEA lanzó una colección de edición limitada, Omedelbar, junto a la estilista Bea Åkerlund. No era la primera, ni será la última. El mueble como objeto de coleccionista ya es una tendencia. El auge de las galerías de diseño en Europa ha hecho que comprar un mueble de firma consiga el mismo efecto que comprar un cuadro y que, cada vez más, se busque una estética rompedora y un efecto de sorpresa. “La gente busca piezas y objetos con los que sientan identificados y que sean únicos, que tengan esa relación similar a la que han mantenido históricamente con el arte contemporáneo. Además, cuando se colecciona arte contemporáneo, se buscan piezas que dialoguen con ese tipo de arte, que con los muebles tradicionales no lo encuentran”, cuenta Gonzalo Machado. Es decir: que si no aspira a que todo el mundo entienda el cuadro abstracto del pasillo, ¿por qué no elegir un sofá que provoque el mismo efecto? El consenso puede ser muy aburrido. En la ilustración: La colección Globe Trotter, de ROCHE BOBOIS, primera colaboración entre la firma francesa y Marcel Wanders. Jordi Labanda Con el auge de cadenas como Zara Home o IKEA, la decoración ya no es para millonarios sino para todo el mundo. Firmas tradicionalmente dedicadas a la moda han conseguido que comprar objetos de decoración sea un acto deportivo. ¿Alguien sabría decir si MUJI es una tienda de moda o de decoración? ¿O ambas cosas? "Las firmas están construyendo un universo completo, desde la ropa a los muebles o los perfumes, pero incluso esta tendencia también ha llegado a las marcas de hoteles, como Soho House, que tiene un servicio de tienda de mobiliario propio; son mundos conectados", cuenta Jesús Cano. ¿Los siguientes que harán muebles? Las publicaciones de diseño. En la ilustración: Jarrones de porcelana Périmètre, cajas Tangram, banqueta Bouchon (colección Équipages d’Hermès) y banco Karumi de Álvaro Siza de HERMÈS MAISON. Jordi Labanda “El color va con el humor; si estás enfadado deberías poner tu casa en celeste o amarillo, o si tienes hambre en color rojo. Es genial poder jugar con la luz de tu hogar y tu estado de ánimo a través de una lámpara”. La diseñadora Teresa Sapey lleva años trabajando el diseño emocional –creó incluso un árbol de Navidad para Vondom que cambiaba de color–, y ahora se suma a la tendencia de los aromas en las casas: “Zara Home está haciendo mucho diseño emocional, jugando con la aromaterapia, tiene una selección buenísima que cambia cada temporada. Ahora todo es más ligero, más liviano, hoy cambiamos dos cojines, una alfombra y un aroma y damos la vuelta así a la decoración del salón, es la mentalidad IKEA”, explica. En la ilustración: Butaca D.153.1 y sofá D.154.2. de Gio Ponti reeditadas por MOLTENI&C. Jordi Labanda Un TRX junto al toallero o unas pesas al lado del lavabo. Los baños no son las estancias de mayor tamaño, pero sí se ha acomodado a los nuevos hábitos saludables de sus inquilinos, que van relacionados con el cuidado personal y la relajación. Es decir, que si le da pereza ir al gimnasio, puede probar a meter el gimnasio en su casa. “La tendencia del baño es hacia el spa; debido al ritmo de vida es la parte de la casa donde hay más relajación. Además, es una zona de espejos, donde uno es más libre”, cuenta la interiorista Marta Delgado. En la ilustración: El proyecto Gym Space, de SCAVOLINI. Jordi Labanda