David Delfín regresa gracias a sus herederos
La marca que el fallecido diseñador malagueño fundó vuelve con una propuesta adaptada al futuro
Hace poco más de un año murió, víctima de un cáncer, el diseñador David Delfín. Hace dos, la misma enfermedad se había llevado por delante a Bimba Bosé, su íntima amiga, musa y socia. Y hoy, la marca Davidelfin vuelve a nacer con el fotógrafo Gorka Postigo al volante. Junto a sus hermanos Diego y Déborah, forma parte de la sociedad familiar que lanzó la empresa en sus inicios, y con Sara Cerro, mano derecha del diseñador, y el estilista Nono Vázquez como consultor, se han reunido para recuperarla. “Teníamos una responsabilidad profesional y otra personal. Incluso moral. No podíamos dejar la marca morir”, dice Postigo. Y no lo han hecho.
La web se lanzó la madrugada del jueves con una colección que, por un lado, recupera bajo la etiqueta Archive piezas históricas en versión facsímil, y por otro, adapta el abundante legado del diseñador malagueño al lenguaje de la actualidad: sudaderas cortadas, vestidos hechos con dos camisetas interiores unidas por el bajo o camisas amplias con hormigas bordadas. 40 piezas que cuestan entre 18 euros por unos calcetines y los 220 de una camisa militar serigrafiada.
“Queremos mostrarle al público la herencia de la marca pero también conectar con un público joven que probablemente no sepa nada de sus orígenes”. Es lo que Postigo y sus socios piensan que Delfín habría querido: “Hasta que la enfermedad se lo impidió, a David solo le importaba venir a la oficina y sacar adelante las colecciones. Y cuando ya no podía ir a la oficina alguien de su equipo iba a su casa para acabar los diseños. Esta era su vida”.
Davidelfin es un proyecto que tiene algo de saga familiar, mucho de fábula contemporánea y aún más de retrato de los últimos veinte años de creación de moda. En 1997, cuando todavía trabajaba en Supreme, la tienda madrileña pionera en mezclar firmas de moda y streetwear, Delfín comenzó a trabajar sobre camisetas militares que compraba en El Rastro. Inspirado por la obra del artista alemán Joseph Beuys, cosía sobre ellas parches con la bandera estadounidense o cruces de fieltro rojo, y escribía con un Edding grueso eslóganes que tomaba prestados a su ídolo sobre franjas de pintura blanca. El proyecto se llamaba Sanstitre y su raíz sin género, pero rica en referencias artísticas, sentó las bases de un estilo inmediatamente reconocible. Al poco conoció a Gorka Postigo, que se convirtió en su pareja.
En 2002 debutó en la Pasarela Cibeles: eran los días post 11 de Septiembre y la imagen de Bimba Bosé desfilando con un vestido anudado al cuello con una soga de ahorcado y una capucha que le tapaba la cara abrió la caja de los truenos. “Aquello tuvo tal repercusión que nos vimos totalmente abrumados”, recuerda Postigo. “No había decisiones empresariales, hacíamos como podíamos y mandaban las demandas que se generaban: tanto de la prensa como de las circunstancias, porque por suerte o por desgracia cada paso que daba la marca generaba polémica. Y la polémica no ayudaba nada. Solo le puso a David esa etiqueta de enfant terrible de la que le costó tanto deshacerse”.
La pregunta es si la fama de Delfín, en ascenso desde aquel desfile, llegó a ir a la par con la cuenta de resultados. “Sí. Cuando teníamos la tienda en Jorge Juan, antes de 2007, había muy buenos pronósticos. Habíamos hecho una gran inversión, porque tener un local abierto y llevar el modelo negocio que se estilaba entonces era muy costoso. Pero tal vez, si las cosas no se hubieran torcido con la crisis, todo habría sido distinto”. La nueva Davidelfin ha aprendido de sus errores. Nace como una compañía exclusivamente online que, de momento, no hará desfiles al uso. Su mayor capital es el intangible. “Su potencial”, indica Postigo. Y el clima parece propicio.
En la industria de la moda el discurso inclusivo suena más y mejor que nunca, los diseñadores de street han llegado a la cima de las principales marcas de lujo y triunfan las versiones accesibles de los creadores conceptuales que Delfín admiraba. “David fue un adelantado. Se topó con muchas voces críticas. Y es posible que eso le provocara frustración, porque él tenía una vocación muy comercial. Le daba mucha rabia que ir vestido de Davidelfin no fuera una posibilidad. De hecho hemos recuperado un eslogan que David puso en un jersey de una de las colecciones posteriores a la primera polémica, que dice DAVIDELFIN IS FOR EVERYONE (Davidelfin es para todos)”.
Puede que el tiempo del malogrado diseñador, por fin, sea ahora. Postigo asiente. “Ojalá. Nos hemos dado cuenta de que la gente se ha quedado con ganas de formar parte de su universo. Notamos mucho cariño y mucho respeto hacia las figuras de David y de Bimba”. Él tendría 48 años. Ella, 43. “Son indivisibles. De alguna manera estarán unidos para siempre”.
‘Orgulloso’ de volver
El relanzamiento oficial de Davidelfin ocurrirá mañana en Madrid con una acción en la que modelos vestidos con la colección, mezclados con miembros del colectivo LGTBIQ+ y cercanos a la marca recorrerán parte del circuito del desfile del Orgullo. Pero no se trata solo de un plan de marketing. En la iniciativa también confluye el proyecto artístico Presente-Futuro, en el que el Gorka Postigo, en colaboración con La Fresh Gallery, ha fotografiado a niños y adolescentes transgénero y cuyos beneficios se dedican íntegramente a la asociación COGAM. También se presenta una camiseta con el mensaje YOU ARE BEAUTIFUL LIKE A RAINBOW, segunda entrega de una iniciativa que, anualmente, presenta un producto benéfico. El año pasado fue la acción #BIMBAFOREVER, que recaudó 45000 euros para la Asociación Española Contra el Cáncer. “Ganamos 45000 euros y al día siguiente fuimos al banco para pedirle un crédito casi del mismo importe”, ríe Postigo. La cita con él y con el fruto de ese crédito es mañana, entre las plazas de Neptuno y Cibeles, a las cinco de la tarde.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.