Amelia Bono y Manuel Martos ya no son los hijos de papá
La pareja, hijos del exministro socialista José Bono y el cantante Raphael, vive su propio momento de fama como concursante de 'Bailando con las estrellas' y jurado de 'Operación Triunfo'
Han crecido bajo el foco mediático que ha alumbrado a sus padres desde hace años, pero Manuel Martos y Amelia Bono, esos dos jóvenes que se conocieron en un concierto por obra y gracia de la amistad de sus progenitores, parecen haber despegado con gasolina propia y ya no son solamente los hijos de Raphael y el exministro socialista José Bono. A su pareja de célebres padres, hay que sumar a sus respectivas madres, la aristócrata Natalia Figueroa y la empresaria Ana Rodríguez, también conocidas por los medios por idas y venidas propias y de sus parejas (expareja en el caso Bono-Rodríguez, ya que se separaron en 2010 tras varias décadas juntos).
El caso es que el hijo tímido de Raphael y Natalia Figueroa, y la incansable y espontánea hija de José Bono y Ana Rodríguez, viven su propio momento de fama tras haber abandonado el segundo plano y convertirse por ellos mismos en personajes tras sus respectivas apariciones en programas de televisión. Primero fue Manuel Martos, sempiterno apasionado de la música que mamó acordes desde la cuna y no sorprendió a nadie cuando probó suerte con su propio grupo de pop rock, Mota, junto a su amigo Álvaro de Azcárate.
Alcanzó un relativo éxito y grabó dos discos, pero terminó redirigiendo su talento hacia el otro lado del negocio y debió resultar una decisión acertada porque en la actualidad es director artístico de la discográfica Universal Music. Lleva la carrera de artistas de la talla de David Bisbal, Manuel Carrasco o Pablo López pero el público ha empezado a saber de él desde que se convirtió en uno de los miembros del jurado de la última edición de Operación Triunfo, la que más repercusión ha tenido después de aquel estreno hace ya 17 años.
Amelia Bono siempre ha sido más inquieta. Estudió Magisterio infantil en la Universidad Complutense y aunque le encantan los niños nunca ejerció como profesora porque su carácter curioso y sociable la llevó por otros derroteros. Comenzó trabajando en el departamento de compras de una empresa de moda y después se lanzó a probar suerte con su madre como jefa. Juntas pero cada una ocupando su lugar –la hija lo ha dejado claro en más de una ocasión– gestionan seis tiendas de la franquicia de joyería Tous en Madrid y Castilla-La Mancha. “Mi madre es mi jefa y es muy exigente, por supuesto que discuto con ella, pero en el trabajo somos muy parecidas y eso hace que cuente conmigo para todo y nos entendamos bien”, dijo con motivo de la entrevista que realizó para un posado de moda con la revista Vanity Fair.
De eso han pasado unos años pero su cuenta de Instagram da fe de lo que entonces también desveló su madre: “No para quieta nunca. Es pura vitalidad, pura energía”. Adrenalina que parece le sobra para seguir en el negocio de las joyas, ejercer de madre de cuatro hijos de entre 8 años y 19 meses –Jorge, Manuel, Gonzalo y Jaime– y además lanzarse a la pista a danzar en Bailando con las estrellas. El concurso de TV1 ha descubierto a una nueva Amelia: esforzada, divertida, trabajadora incansable para lograr cada semana hacer el mejor papel posible en una actividad a la que solo se había acercado como aficionada. Y esa actitud le ha hecho ganarse hasta el momento la recompensa del jurado y el respeto y cariño del público.
Los responsables del casting del programa buscaban un perfil de pija diferente, que sorprendiera, y Amelia ha superado las expectativas. Hasta sus respectivos momentos de eclosión pública, la pareja era de esos miembros discretos de los actos y reuniones sociales a los que acudían principalmente por sus respectivas ocupaciones, él en el mundo de la música y ella en el de la moda. Ambos estaban entrenados y habían aprendido a vadear bien con la fama de sus padres. “Para mí ha sido fácil llevar con mucha naturalidad y orgullo ser el centro de atención por ser hija de José Bono. Tengo una admiración inmensa por mi padre”, dijo en una entrevista Amelia Bono.
Tampoco tiene ningún conflicto filial Manuel Martos a pesar de la alargada sombra musical de su padre: “Está claro que la comparación fue inevitable”, dijo a este periódico el pasado mes de enero sobre lo que pudo pesar ser hijo de Raphael en su carrera como intérprete.
“Creo que no me perjudicó, y si lo hizo no me importa”, añadió, Lo disfruté y ya está. Estoy orgullosísimo de ser hijo de quien soy, Me dedico a esto por haber absorbido de él tanta música”.
En la decisión de ella, que se declara de izquierdas, ha pesado, según fuentes de su entorno, el hecho de que su padre esté en un segundo plano político y las ganas de estrenarse artísticamente. En la de él que la productora Gestmusic —la misma que está detrás del concurso de baile en el que participa su mujer— buscaba un jurado profesional y Martos se ha ganado su lugar entre los ejecutivos de una de las más prestigiosas discográficas en España. Él repetirá en la próxima edición de Operación Triunfo; ella probablemente volverá a su trabajo y a contar con humor en su Instagram cómo concilia su atareada vida de trabajadora y madre de familia numerosa. Pero para los más jóvenes, José Bono y Raphael son ya los padres de la bailarina de la tele y el jurado del concurso de talento y no al revés.
Dos sagas de la historia de España
Desde 2008 son consuegros pero antes ya eran amigos. La gente se sorprende porque no encuentran la relación lógica entre Rafael Martos, Raphael, un linarense humilde convertido en el cantante incombustible que sigue asombrando con su potente voz a los 75 años; y José Bono (67 años), hijo de una familia castellana de buena posición económica que se hizo militante socialista a los 19 años y llegó a ser presidente de Castilla-La Mancha, ministro de Defensa con el presidente Zapatero y presidente del Congreso de los Diputados entre 2008 y 2011. La chispa que trasmuta a dos extraños en colegas entrañables forjó la relación de estas dos familias que forman parte, cada una en su terreno, de la historia de España; y del roce de los padres surgió una historia de amor entre hijos que terminó por convertir a los amigos en familia.
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