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Un paseo por el Madrid de los sin hogar Cae la noche y las calles de Madrid se vacían. Muchos lugares de paso acogen a personas sin hogar que evitan el raso. Este es un recorrido por alguno de esos lugares de la mano de los voluntarios de la ONG Solidarios, que atienden, acompañándolas y dándoles conversación, a personas en situación de calle La casa de Charles, un inmigrante nigeriano, es una tienda de campaña instalada junto a las rejas del viaducto de la calle Segovia. Gran parte de la enorme estructura se enrejó hace años para evitar que los sin hogar se instalaran o dejaran enseres. Charles se gana la vida vendiendo objetos que le da la gente a través de la 'app' Wallapop. LUIS SEVILLANO J. tiene 38 años. Hace tiempo solía ganarse la vida yendo a la vendimia a La Rioja, pero las condiciones empeoraron. Pasa las noches en el parque de la Bombilla, relativamente cerca del albergue de San Isidro, escuchando música de The Doors. Prefiere su covacha instalada bajo una pasarela peatonal a dormir en el albergue. "Aquí estoy a mi bola", señala. El día lo pasa buscando trabajos "de lo que sea". LUIS SEVILLANO "X" es el apodo que recibe de la policía un inmigrante esloveno que ha instalado su lugar de descanso en un kiosco del parque de la Bombilla, en Madrid, porque lleva tres de esas letras marcadas en el pelo. También duerme a veces bajo algún puente bajo la M-30. LUIS SEVILLANO Un joven sin hogar mira el paisaje de Madrid junto a la tienda de campaña donde pasará la noche. No quiere decir su nombre para que no lo reconozca su abuela. "No sabe que vivo así, pero es que tampoco podría ayudarme", señala. LUIS SEVILLANO Las personas sin hogar que se refugian en los bajos de San Pol de Mar suelen dejar enseres en esta ventana. La zona, por estar techada pero permitir libremente el acceso, acoge a menudo a sin techo que buscan refugio en esta zona próxima al río Manzanares. © LUIS SEVILLANO (EL PAÍS) Toni, un electricista de 63 años, piensa ya en jubilarse. Pero después seguirá visitando con su termo de café, como lleva haciendo cada semana desde hace 18 años, a personas sin hogar de Madrid, para charlar con ellos. "Ellos me lo dan todo", afirma rotundo. ¿Qué separa a Toni de las personas sin hogar con las que habla? "Nada, una depresión profunda, y estoy en la calle mañana". LUIS SEVILLANO En unos bajos comerciales cerca de la plaza de San Pol de Mar, en Madrid, un sin hogar lleva tiempo refugiándose. Recibe la visita de los voluntarios de Solidarios. Él pide cigarrillos, pero ellos solo tienen café y ganas de conversar. LUIS SEVILLANO Un vecino instaló la manguera que se aprecia en la parte superior de la esquina. Recorre a todo lo largo la zona techada donde se refugian los sin hogar. La manguera está agujereada y, cuando se quería, se hacía circular agua por ella para mojar a los sin hogar que dormían debajo. "Se hacían cortinas de agua para que no se pudiera dormir [en el lugar], pero hace tiempo que dejó de hacerse eso", explica uno de los voluntarios más veteranos de Solidarios. LUIS SEVILLANO En uno de los pasajes laterales que atraviesan el viaducto sobre la calle Segovia, Charles ha instalado un salón muy especial. Allí le gusta recibir a los voluntarios que lo visitan. No tiene queja de los vecinos, ni ellos se quejan de su presencia aquí: "Del trato, no tengo queja. Los vecinos me han buscado algún trabajito". LUIS SEVILLANO