13 fotosLas heroínas medioambientales del añoLa prestigiosa Fundación Goldman premia a cinco mujeres y un hombre por detener proyectos dañinos para el planeta y sus habitantesJaime Ripa23 abr 2018 - 17:24CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceSon los ‘Nobel’ del Medioambiente. Pero no se otorgan a estrellas: los Premios Goldman, fundados en 1990 por una pareja de filántropos estadounidenses, reconocen a ‘héroes’ cotidianos por su trabajo comunitario para salvaguardar la salud de su entorno y exponer las enfermedades que padece el planeta. Los candidatos al galardón, de seis categorías geográficas (América del Norte, América del Sur y América Central, Europa, Asia, África y Australia y las naciones insulares), son propuestos por organizaciones internacionales, entre las que se cuentan, entre otras, WWF o Amigos de la Tierra. La decisión final es tomada por un jurado de expertos de la propia Fundación. Los ganadores, además de llevarse a casa un Ouroboros, una serpiente de bronce que se muerde la cola como metáfora de la renovación, obtienen apoyo económico y mediático para su causa. Solo un español lo ha recibido: lo logró en 2003 el físico y experto en economía del agua Pedro Arrojo. Este año, un hito: por primera vez en la histora del premio, cinco de los seis galardonados son mujeres.PIXABAYEn Flint, una pequeña ciudad de Michigan, Estados Unidos, algo nunca ha ido bien con el agua. Desde mediados del siglo XIX, el río que daba nombre al municipio había hecho las veces de vertedero multiusos: fue el desagüe de la industria química, las plantas automovilísticas y las fábricas de de papel. Y de ese caudal bebía el pueblo. Llegó a estar tan contaminado que, en 1967, las autoridades empezaron a comprar agua limpia a Detroit, que se nutría del Lago Huron. Hasta que en 2011 este municipio se topó con un agujero en sus arcas qeu afrontar. Solventarlo pasaba, en gran medida, por construir una acueducto que conectara los grifos del pueblo con el Lago Huron. Hasta que la obra se completara, y para no incurrir en más pérdidas, se decidió volver a abastecer a los hogares a través del río Flint.Goldman Environmental FoundationLeeAnne Walters, una mujer de 40 años, fue una de las primeras personas en observar el color entre naranja y marrón del agua que salía del grifo. Las autoridades la analizaron y advirtieron la presencia de la bacteria E. Coli, además de unos niveles de plomo muy superiores a los permitidos. Poco después, a dos hijas de tres años de la propia Walters les salieron sarpullidos en la piel. A ella se le empezaron a caer las pestañas y el pelo. Walters tomó cartas en el asunto. Investigó sobre los efectos de la exposición al plomo y aprendió que este metal es una neurotoxina que puede afectar gravemente a los más jóvenes, provocando déficit de atención, reducción de la capacidad intelectual o comportamientos antisociales. Trabajó unos 300 horas durante tres semanas seguidas para recoger cerca de 800 muestras de agua de los hogares de Flint. Con la ayuda de un responsable regional de la Agencia de Protección de Medio Ambiente (las autoridades locales seguían defendiendo la valía del agua), Waters demostró que el plomo de las muestras duplicaba los niveles que la Agencia calificaba como peligrosos. Con las evidencias ya en el dominio público, el gobernador de Michigan anunció en 2015 que la ciudad de Flint no bebería más de su río.Goldman Environmental FoundationEl 26 de abril del año pasado, la lucha de las sudafricanas Liz McDiad (izquierda en la imagen) y Makoma Lekalakala dio fruto legal. El Tribunal Superior de Ciudad del Cabo anuló un acuerdo nuclear entre Rusia y el país africano al considerarlo inconstitucional, aduciendo que se había aprobado sin ningún tipo de consulta parlamentaria o popular. Antes de su victoria, Lekalakala, de 53 años, nacida en Soweto y directora de la ONG Earthlife, McDaid, de 55, natural de Ciudad del Cabo y veterana activista antinuclear, visitaron comunidades de todo el país para airear los riesgos ambientales, sanitarios y económicos que entrañaba el pacto, oponiéndose pública y explícitamente los dos impulsores del proyecto: el expresidente sudafricano Jacob Zuma y el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin.Goldman Environmental FoundationTras más de cinco años de trabajo y batalla legal, la Justicia sudafricana se hizo eco de las denuncias de Lekalakala y McDaid y tumbó un acuerdo (valorado en 76.000 millones de dólares) que contemplaba la edificación de diez centrales en todo el país y que eximia a Rusia de toda responsabilidad en caso de accidente. Sin su intervención, el primer reactor se hubiera construido en Port Elizabeth, una zona de tradición pesquera que hubiera visto amenazado su ecosistema marino a causa de, por ejemplo, los aumentos de temperatura que produce el sistema de enfriado de estas instalaciones. Una victoria sin precedentes que ellas resumen así: "Nunca lo hicieron por la energía. El motivo fue la codicia de unos pocos individuos".Goldman Environmental FoundationHasta hace unos años, la pesca de arrastre en alta mar era cosa común en aguas europeas. La técnica se contaba entre las más destructivas para el medio: segaba fondos marinos de gran valor ecológico y capturaba otras especies que raramente sobrevivían aunque fueran devueltas al océano. Era como “podar un bosque entero para atrapar unas pocas aves”, según expertos citados por la Fundación. Algo intolerable para la activista francesa Claire Nouvian, 44 años, hija de pescador y fundadora de la ONG BLOOM, una asociación dedicada a salvaguardar el entorno acuático.Goldman Environmental FoundationNouvian, periodista, realizadora y apasionada de la fauna marina, inició una campaña para que esta técnica se legislara. Comenzó apuntando a Intermarché, un gigante alimenticio propietario de una gran flota pesqueras de arrastre en alta mar. Gracias a un exhaustivo trabajo científico que ilustraba la devastación de esta pesca, y gracias también a una enorme campaña mediática -una tira cómica basada en una charla TED de Nouvian fue masivamente compartida y ayudó a recolectar más de 900.000 firmas pidiendo al Gobierno francés la prohibición-, la activista logró poner el asunto en el foco público. Tras ganar una batalla legal en 2012 que evidenció la falsedad que una campaña publicitaria de Intermarché -en la que defendía que sus prácticas no dañaban el medio-, Nouvian redobló la presión con anuncios en los periódicos, ruedas de prensa, apariciones en los medios y acciones callejeras. En 2014, Intermarché dio su brazo a torcer y anunció que no pescaría por debajo de los 800 metros. La victoria final llegó en 2015, cuando el Gobierno francés, uno de los pocos de la UE que se oponía a la regulación, hizo suya la medida tomada por la empresa un año antes. Un año más tarde, en 2016, la prohibición de los 800 metros fue aprobada por todos los países miembros.Goldman Environmental FoundationYa nadie extrae oro de las minas de La Toma, Colombia. En consecuencia, los ríos están menos envenenados y se deforestan menos bosques para explotar nuevos yacimientos. Las excavaciones ilegales de este paraje colombiano generaban más de 30 toneladas de mercurio anuales que acababan en las aguas de esta región amazónica, provocando una intoxicación que se extendía a lo largo de más de 230 kilómetros. Alrededor de las minas, además, surgían poblados en los que la prostitución, los altercados y el tráfico de drogas eran el pan de cada día.Goldman Environmental FoundationFrancia Márquez, madre soltera de 36 años y natural del también municipio minero de Yolombo, dijo basta. Esta líder afrocolombiana movilizó a las mujeres de la zona para presionar al Gobierno y hacer que desmantelara la actividad minera. Desoíada y amenazada, y temiendo por su vida (dos ganadores del premio Goldman, Berta Cáceres y Baldenegro López, ya fueron asesinados por su activismo), Márquez acudió al Alto Comisionado de Naciones Unidas en Colombia y, con su ayuda, organizó una marcha de diez días y 350 kilómetros hasta Bogotá. Allí, 80 mujeres acamparon frente al Parlamento durante 22 días, instando al Gobierno a erradicar un problema que perpetuaba el bucle de pobreza ambiental y económica de la región. En 2014 llegó el acuerdo: las autoridades colombianas firmaron la erradicación de la actividad minera ilegal. A día de hoy, las principales instalaciones de La Toma ya han sido desactivadas.Goldman Environmental FoundationEn los países en vías de desarrollo, el plomo es un aditivo habitual en la pintura. Ayuda a que seque antes y contribuye a su uniformidad. Pero es también un contaminante que pone en riesgo la salud de aquellos que viven entre paredes cubiertas de este producto: con el paso de los años, la capa pintada se resquebraja y desintegra en pequeños trozos que se convierten en óxido y polvo. Los efectos de esta intoxicación están ampliamente estudiados: entre otros, dificultades cognitivas, anemia y desórdenes en las capacidades físicas, espaciales, visuales y comunicativas, según enumera la Fundación.Goldman Environmental FoundationHoy, el 85% de la pintura que se fabrica en el mercado filipino está libre de este contaminante. El mérito es Manny Calonzo, un activista de 54 años que lleva más de 30 trabajando por los derechos de los consumidores. Calonzo forzó al Gobierno de Filipinas a prohibir la producción, venta y uso de pinturas con plomo. Y él mismo creó una certificación alternativa para asegurar la inocuidad de lo que se produce en las fábricas y de lo que se utiliza para pintar, por ejemplo, las escuelas del país. Lo logró tras años de insistencia: desde 2008, encabezando la organización EcoWaste, con la que documentó los efectos de esta pintura y la exposición ubicua a la que se enfrentaban los ciudadanos; hasta 2013, año en el que el Gobierno estableció un límite a la concentración de plomo en la pintura. En la actualidad, Calonzo supervisa estudios sobre este metal en Mongolia, Pakistán, Malasia y Vietnam y trabaja para que las empresas de pintura de Sri Lanka, Bangladés y Nepal adopten su sistema de certificación.Goldman Environmental FoundationEl carbón es una de las fuentes de energía más ‘sucias’ del mundo: cerca del 40% de las emisiones de efecto invernadero que cubren el planeta se deben a su combustión. En 2011, el Gobierno de Vietnam, una de las cuatro naciones asiáticas que lideran la construcción de nuevas plantas de carbón, según datos de la Fundación, anunció que las necesidades de abastecimiento del país crecían y que para satisfacerlas había que incrementar la producción. La expansión, con fecha límite en 2030, se alimentaria en gran parte de este combustible negro. La Universidad de Harvard estimó entonces que, de cumplirse estos planes, unos 20.000 vietnamitas podrían morir prematuramente cada año a consecuencia de la polución del aire.Goldman Environmental FoundationA frenar esta expansión y buscar una alternativa razonable para el mix energético se encomendó Khanh Nguy Thi, una vietnamita de 41 años que presenció como muchos habitantes de Bac Am, su aldea natal, enfermaban y morían a causa de las cenizas y los humos derivados de la combustión del carbón. Nguy Thi, que había estudiado historia, diplomacia y francés, aprendió todo cuanto pudo sobre esta fuente de energía y sus efectos en el cambio climático. Tras fundar GreenID, una organización para promoverun abastecimiento sostenible en Vietnam, entabló contacto con las agencias energéticas estatales y sus ideas empezaron a calar en la opinión pública. Los desastres naturales ocasionados por el carbón en varios lugares del país, a los que la activista se desplazó para documentar y difundir las consecuencias, elevaron la cuestión a asunto de estado. En 2016, el debate público y la cobertura mediática era ya era imparable. Basándose en el trabajo de Nguy, el Gobierno anunció poco después que revisaría su plan energético, reduciendo sustancialmente el número de plantas de carbón y incorporando energías como la solar, la eólica y la biomasa, que para 2030 deberían copar el 21% de las necesidades del país.Goldman Environmental Foundation