9 fotosCharles Manson, Edward Bunker y otros dementes que marcaron la cultura popEl antropólogo Iñaki Dominguez vuelve con un nuevo ensayo Signo de los tiempos , en el que repasa las personalidades más violentasTentaciones01 abr 2018 - 11:40CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlace¿Qué tiene en común Jay Adams, un skater adolescente de Venice condenado por tráfico de drogas, con la periodista alemana que lo dejó todo para unirse a una organización radical, Ulrike Meinhof? ¿Cuál es el nexo de unión entre Torres Iriarte, el fundador de la banda carcelaria los Ñetes, y el Señor Azul de 'Reservoir Dogs', Ed Bunker? Todos ellos son los protagonistas de 'Signo de los tiempos' (Melusina, 2018) la radiografía que el antropólogo Iñaki Dominguez (autor también de 'Sociología del Moderneo') ha trazado del siglo XX a través de estos locos que desafiaron, de forma impulsiva y violenta, las convenciones de la época. Delincuentes que, en contra de toda ética o moral, no solo marcaron los truculentos años sesenta y setenta en los que actuaron, sino que llegaron a convertirse en auténticos iconos contemporáneos. Iñaki Domínguez nos resume el historial policial de alguno de los polémicos protagonistas de su libro.Era un simple psicópata con problemas para socializar. No tenía amigos, ni novia, ni sabía qué hacer con su vida. Cuando le dejó la única chica con la que había tenido un par de citas, no se le ocurrió nada mejor que hacer que intentar asesinar al gobernador George Wallace, por entonces candidato a la presidencia del país. En 1972 le disparó varias veces, dejándole parapléjico. Fue arrestado, condenado y sigue en la cárcel a día de hoy. Sin embargo, su acto tuvo mucha repercusión en los medios y sirvió para inspirar Taxi Driver (1976) y su protagonista Travis Bickle. Cuando se estrenó la película, otro trastornado mental, John Hinkley Junior, que estaba enamorado de Jodie Foster (interpretaba a la joven puta a la que Bickle salva de la explotación sexual), decidió atentar contra la vida de Ronald Reagan, presidente recién electo. Quería hacerlo para llamar la atención de su “amada” y logró disparar a Reagan bajo la axila izquierda, cerca del corazón, no acabando con su vida por muy poco. En este rocambolesco caso la ficción imitó la realidad, para que luego la realidad imitase la ficción.Este criminal se crió en reformatorios desde su más tierna infancia. Se asoció con los personajes más despiadados de las cárceles del sur y norte de California. En particular, con Joe Morgan, que a pesar de ser de origen yugoslavo era uno de los líderes de la Mexican Mafia, la banda carcelaria más poderosa del sur de California; y con los padres fundadores de la Hermandad Aria. Dicha sociedad secreta, sumamente elitista y cruel, se formó durante los años sesenta, cuando la población afroamericana comenzó a superar con creces a los reclusos blancos y los enfrentamientos raciales se agudizaron. Bunker salió de la cárcel de San Quintín, en el área de San Francisco, su hábitat natural, para retornar de nuevo en muchas ocasiones. Cobraba impuestos a camellos, robaba bancos y se cree que pudo asesinar a más de una persona. Sin embargo, su vocación era escribir. A inicios de los setenta logró ver publicada su primera novela: No hay bestia tan feroz (1973). Poco después Dustin Hoffman rodaba una película a partir de una de sus historias: Straight Time (1978). Bunker apareció como actor en esta película, y en muchas más: en Tango & Cash (1989) y en Reservoir Dogs (1992); en esta última como el Señor Azul. Además, inspiró uno de los personajes de Heat (1995) y fue descubridor de Danny Trejo, el paradigmático actor que personificó al presidiario chicano durante los ochenta y los noventa. Habían compartido tiempo en San quintín años atrás.Fue uno de los skaters más revolucionarios de los años setenta, junto a sus amigos del equipo Zephyr de Skate, en Venice, California. El barrio, por aquel entonces, era un semi gueto donde los chavales macarras de la zona podían surfear sin miedo a ser molestados. Los días sin olas, estos jóvenes cogían el monopatín para surfear el asfalto. El skate hasta mediados de los años setenta era un deporte de pardillos, un juguete para niños. Sin embargo, Jay Boy, como se le conocía, junto a sus amigos Z-Boys establecieron las pautas de la identidad del skater que todavía hoy domina el imaginario colectivo: chicos golfos, alocados y desmadrados. Cuando patinar dejó de ser un modo de desafiar el 'statu quo', a la vez que una manera de reinterpretar el espacio y mobiliario urbanos, a ser un producto de consumo, Jay no supo sacarle partido. Se convirtió en un traficante de drogas, vinculado a la escena hardcore. Una noche se vio inmerso en una pelea con una pareja de homosexuales, uno de los cuales fue pateado hasta la muerte. Pasó años en la cárcel por delitos diversos. Murió en 2014 de un infarto.Es una de las actrices más interesantes de Hollywood y no necesariamente por sus talentos -de los que sin duda no carecía-, sino por su absoluta insumisión a los dictámenes de la industria. A pesar de llegar al mundo del cine en los años treinta, la era dorada de Hollywood, sentía verdadero desprecio por todo lo asociado al negocio. No soportaba a los ejecutivos ni a los periodistas, quienes trataban de encajar su imagen en unos estándares que consideraba aberrantes: el típico discurso ñoño de la época. Su rebelión ante las imposiciones de Paramount, que trataba de controlar no solo la vida pública sino también la privada de sus estrellas (se les decía con quien habían de relacionarse, incluso sentimentalmente), agilizó su despido. Alcohólica y adicta a la benzedrina -se la recetaban en los estudios para adelgazar y trabajar más horas, tuvo un encontronazo con una compañera del equipo con la que trabajaba en una película de serie b, a la que golpeó, desencajándole la mandíbula. Previamente, había insultado a unos policías que le habían dado el stop en la carretera. Por ambos incidentes fue arrestada y, finalmente, confinada a un sanatorio mental. Allí sufrió todo tipo de abusos (sexuales incluidos) por parte de los celadores, médicos e incluso de otras enfermas. Murió de un enfisema pulmonar, arruinada, a pesar de haber regresado a la televisión con un programa para amas de casa a finales de los cincuenta, 'Frances Farmer presents'. A finales de los años setenta y principios de los ochenta se convirtió en todo un icono cultural. Entre otras cosas, Jessica Lange protagonizó una película sobre ella, Frances (1982) y Kurt Cobain le dedicó una canción, 'Frances Farmer Will Have Her Revenge on Seattle' (1994) que, además, llamó Frances a su hija en honor a ella.Actor porno paradigmático de los años setenta, el mejor pagado de la industria. Hasta tal punto que llegó a cobrar mil dólares de la época por una sola escena. Miembro de una familia de Ohio, su padrastro era un alcohólico violento que abusaba de los niños, especialmente de John, que no era en realidad su hijo biológico. Entró en el ejército para escapar del hogar familiar, e iniciar, tras su vuelta a la vida civil, su carrera como actor de cine para adultos. Su pene medía exactamente 34 centímetros, lo que se convirtió en su gran activo; su “claim to fame”. Las dimensiones de su miembro viril eran tan enormes, casi caricaturescas, que se convirtió en la más gran estrella del negocio. A pesar de iniciar su carrera como alguien abstemio, poco a poco, se hizo adicto a la cocaína. Su potencia viril se vio afectada y dejó el negocio para dedicarse al trapicheo de drogas. Atrapado en este mundo se vio obligado a participar en el asesinato de cuatro personas en 1981. Escapó de la policía junto a su novia adolescente hasta ser arrestado en Florida. El instigador del terrible asesinato del que se le acusaba era el mafioso Eddie Nash, pero Holmes no quiso testificar contra él. Fue juzgado por asesinato y, finalmente, absuelto. Volvió al mundo del porno y contrajo el VIH. En esa época, los rumores apuntaban que había ocurrido tras rodar la película LGTB, 'Los placeres privados de John Holmes' (1983). A pesar de saber que era seropositivo, trabajó en Italia junto a la famosa Cicciolina sin usar preservativo, en El ascenso de la emperatriz de Roma (1986). Murió en 1988.Torres Iriarte, alias La Sombra, fue el fundador de los Ñetas en las cárceles de Puerto Rico a principios de los años setenta. Se convirtió en un recluso políticamente concienciado y creó la organización para proteger a los presos de la temida pandilla carcelaria G-27. Las autoridades de las prisiones eran corruptas y se compinchaban con el G-27 para explotar a los reclusos de mil maneras. La Sombra creó una organización bien jerarquizada que, entre otras cosas, debía asegurar el bienestar de todo interno, fuese este quien fuese. El rol de la organización era proteger a los más desvalidos de potenciales robos, agresiones y violaciones. Lamentablemente Iriarte fue asesinado en 1981 por miembros del G-27 y funcionarios de prisiones. Su organización, finalmente, degeneró hasta transfigurarse en una vulgar pandilla callejera que opera internacionalmente.Esta periodista de izquierdas en la Alemania de finales de los años sesenta, se sintió alienada de su vida burguesa que consideraba una farsa. Tras separarse de su marido estableció contacto con miembros de organizaciones radicales y se hizo amiga de Gudrun Ensslin. Accedió a organizar una entrevista con el novio de esta, Andreas Baader, que en ese momento estaba encarcelado. Sin embargo, el plan era liberarle gracias al apoyo de otros asociados que amenazarían a los policías que vigilaban a Baader. El plan salió bien y Meinhof se escapó con el grupo, abandonando su cómoda vida como periodista o “tertuliana” de éxito, para dedicarse en cuerpo y alma a la lucha armada contra el sistema capitalista. Participó en varios atentados y se dice que pudo asesinar a una desertora del RAF (Facción del Ejército Rojo), el grupo armado al que pertenecía. También secuestró a sus hijas gemelas para enviarlas a un campo de huérfanos en Palestina aunque fueron interceptadas en Sicilia. Fue finalmente detenida por las fuerzas de la policía alemana y, se cree, que fue “suicidada”. Apareció colgada en su celda, a pesar de que la última persona que habló con ella, ese mismo día, dijo haberla visto llena de energía, optimismo e ilusión.Uno de los asesinos más fascinantes en la historia de Occidente fue un joven problemático, abandonado por su madre y familiares. Se llamaba Charles Milles Manson. Todo un psicópata que inició su carrera como chulo o proxeneta. Aprendió muchos de los trucos del oficio de sus compañeros de presidio, en cárceles en las que pasó casi toda su vida. Lograba tener varias novias a las que convencía para que se prostituyesen y entregarle luego a él todo el dinero para que lo “administrase”. Fue encarcelado en 1961 para salir de nuevo al exterior en marzo 1967, listo para disfrutar del “verano del amor”. El mundo exterior había cambiado por completo durante sus años de reclusión y supo aprovecharse, de nuevo, de potenciales víctimas: hippies de las clases medias en busca del “sentido” de la vida. Comenzó de nuevo a vivir a costa de mujeres para luego dar el paso siguiente: reclutar hombres. Lo hacía atrayendo a estos con las chicas que tenía a sus órdenes. Así creó la llamada Familia Manson, que vivía en el rancho de George Spahn. Este era un octogenario que permitía vivir al grupo de hippies en su propiedad a cambio de los cuidados de las chicas de la secta. Cuando Charlie, como le llamaban, no logró el contrato discográfico que ansiaba, y viendo que su secta corría el riesgo de quedar desmantelada a causa de varias presiones, entre ellas, la policial, decidió asesinar a varias figuras importantes que viviesen en un barrio rico para desencadenar un Apocalipsis llamado Helter Skelter (nombre tomado de una famosa canción de los Beatles). Según sus predicciones, dicho asesinato haría que la policía culpase a los negros del gueto y la guerra subsiguiente terminaría con la victoria de los oprimidos afroamericanos. Estos, según las opiniones racistas de Manson, no sabrían cómo gobernar y le pedirían a Manson y a los suyos -ocultos en un cobijo subterráneo del desierto durante el conflicto-, que tomasen el poder. Así, la Familia Manson y sus descendientes serían desde entonces la raza dominante. Sus predicciones, sin embargo, no se cumplieron. El 8 de agosto de 1969 envió a varios adeptos a Bel-Air a asesinar a los residentes de una mansión que había visitado en un par de ocasiones. Sus seguidores mataron salvajemente a la actriz Sharon Tate, al peluquero Jay Sebring, a la rica heredera Abigail Folger, al amigo de Roman Polanski Woytech Frykowsky (Polanski estaba casado con Sharon) y al adolescente Steve Parent, de visita esa noche. A la noche siguiente hicieron lo mismo con una acaudalada pareja. Los crímenes crearon una enorme conmoción. Nadie sabía quién podía haberlo hecho y las potenciales víctimas parecían pertenecer a las altas esferas. Finalmente, gracias a los alardeos de Susan Atkins (una de las participantes en los asesinatos) a sus compañeras de celda, el caso fue resuelto. Todos los participantes en los famosos crímenes siguen encarcelados o han muerto entre rejas.