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Dos niños, una guerra y 14 lienzos Menores sirios refugiados en Jordania usan el dibujo para canalizar el dolor derivado del conflicto que asuela su país. La ONG Global Humanitaria recoge sus obras para dar visibilidad a los rostros detrás de las cifras para la campaña Reenfocando realidades 'Entre aquí y allí, mi cuerpo en un sitio y mi corazón en mi casa', por Iman Alshayab. Iman vivía en Deraa (Siria) "una vida simple y llena de amor" con su familia. Hoy, con 16 años, se ha visto obligada a cambiar su hogar por el campo de refugiados de Zaatari, en Jordania. 'Antes de la guerra', por Iman Alshayab. Su madre, su padre y dos de sus hermanos murieron en un bombardeo, mientras que ella y su hermana resultaron heridas al intentar escapar. Los médicos tuvieron que amputar la pierna derecha de Iman. 'La herida', por Iman Alshayab. "En ese momento, sentí que era el final de mi vida. Pensé que había muerto. La siguiente vez que abrí los ojos estaba en el hospital confusa, enfadada y asustada. Me encontraba perdida, preguntándome qué había pasado y dónde estaba", relata. ‘El trauma en el hospital', por Iman Alshayab. En Jordania, Iman recibió una prótesis, fisioterapia y apoyo terapéutico mediante arteterapia en un centro que colaboraba con Global Humanitaria. "La vida en Zaatari es dura", admite. "Al principio no podía adaptarme. Era diferente, extraño y difícil". 'Una tomenta en el campo de refugiados. Sin muros donde refugiarme ', por Iman Alshayab. "Algunas pinturas salen de mi imaginación, las otras llevan un mensaje que habla de mi vida y el conflicto en Siria, de todo lo que viví en la guerra y también de lo que viví después, así que también hablan de esperanzas, deseos y futuro". 'Espíritu. Unidos en el amor. Unidos en la humanidad', por Iman Alshayab. La primera vez que estuvo delante de un lienzo blanco, confiesa Iman, estaba confusa y nerviosa, abrumada por muchas ideas y sentimientos que quería expresar. "Cuando entraba en las clases de pintura, era como acceder a un mundo mágico. Pintando puedes alcanzar lo que quieras". 'El amor cruzando fronteras. Nada puede parar que el amor llegue a nuestro corazón', por Iman Alshayab. Para Iman la pintura ha marcado un antes y un después. "Yo era una persona tímida y triste. Pero cuando empecé a pintar, algo cambió en mi personalidad. Mi vida después de las bombas era miserable, llena de tristeza y decepción. Pintar me ha permitido dejar atrás los pensamientos malos y pensar en el futuro y en las cosas buenas". ‘Mi oración: Querido Dios, trae la paz a Siria, quiero verla segura de nuevo', por Sami Al Faraj. Sami Al Faraj nació en Enkhil, en la región de Daraa, en el suroeste de Siria. "Crecí muy feliz allí: iba a la escuela y tenía amigos". Sin embargo, ya no vive allí. Tuvo que huir para escapar de los bombardeos. 'Mi sueño imposible, ya que nunca volveré a tener piernas para caminar hacia mi meta', por Sami Al Faraj. Sami recuerda muy bien el día de su huida. Por aquel entonces, tenía nueve años. Corría el año 2013 y hacía frío. Estaba haciendo un muñeco de nieve con sus primos y sus tíos, cuando cayó una bomba encima de la casa de sus familiares. Dos de sus primos murieron, mientras que él perdió las dos piernas. 'Desgarrado por la guerra, por la inmigración, por la muerte', por Sami Al Faraj. Sami no perdió solo las piernas el día del ataque. También el sueño de convertirse en un jugador del Barça. El conflicto le arrebató también a sus hermanos y el hogar. Hoy es uno de los 700.000 refugiados sirios que han buscado cobijo en Jordania. 'Este no soy yo. No quiero ver la realidad, quiero cerrar los ojos para siempre', por Sami Al Faraj. Sami decidió reaccionar al destino adverso. Comenzó a recibir sesiones de fisioterapia y atención psicológica en el marco de las actividades que la ONG Global Humanitaria lleva a cabo en el campo de refugiados de Zaatari (Jordania). Aprendió francés e inglés y se inscribió en los talleres de arteterapia. 'Adiós, silla de ruedas. Adiós. Vuela lejos, no te necesito más', por Sami Al Faraj. "En Zaatari, me levanto, voy a la escuela, juego al baloncesto. Ahora mismo me encuentro bien emocionalmente. Mis pensamientos negativos se han ido y me encuentro satisfecho. Mi deseo de futuro es estar con mi familia y ser actor", explica Sami. "A la gente que está pasando lo que yo pasé, le diría: Nunca pares, ni te rindas, pase lo que pase". 'Las fronteras. No llores, hermanita. encontraré el camino para estar juntos', por Sami Al Faraj. Al principio, recuerda Sami, ni le gustaba pintar. "Pero cuando comencé con los colores y los lienzos me encantó. Me relaja y me hace sentir más feliz. Creo que pintar deja que los sentimientos negativos salgan de mi corazón y de mi alma. Me hace sentir libre".