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En plena era de Instagram de nada sirve que un plato tenga una presentación impecable o que un atardecer sea impresionante si nuestros seguidores no son testigos. Fotografiamos todo aquello que nos llevamos a la boca para compartirlo a tiempo real en las redes sociales. Pero no solo eso. También dejamos constancia de los logros y ocurrencias de nuestros retoños. Según una encuesta a nivel internacional realizada por AVG (empresa de seguridad informática), el 81% de los bebés tiene presencia en Internet al cumplir los seis meses. El 23% la tiene antes de nacer a través de las ecografías que comparten los padres durante el embarazo. Y antes de cumplir los dos años, un 7% cuenta con correo electrónico propio y un 5% tiene perfil en Facebook. Se ha normalizado que el día a día de los menores tenga su reflejo en la Red. Un espacio interactivo compuesto, en el común de los casos, por un centenar de personas más o menos cercanas que reciben cada una de las fotografías que compartimos. Pero, ¿a qué peligros se expone a aquellos que aparecen en las redes cuando, en vez de 200 personas, son millones los que reciben cada una de las instantáneas publicadas? Estos famosos que forman este reportaje son casos claros. Pedimos opinión a un experto que analiza si estos famosos hacen bien o mal. Se trata de Javier Urra, primer defensor del menor en Madrid, y psicólogo forense ​en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid desde 1985. En la imagen, el luchador irlandés Conor McGregor, 29 años, muestra en Instagram a Conor Jack McGregor Jr (8 meses), el primer hijo que ha tenido junto a su representante, Dee Devlin.
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Estos famosos pueden pagar caro su empeño en convertir a sus hijos en estrellas de Instagram

Javier Urra, primer defensor del menor en Madrid, analiza los efectos negativos del exhibicionismo que hacen de sus retoños la gente popular

Sara Navas
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