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El caso del actor Ryan Gosling (London, Canadá, 1980) y el director Peter Jackson fue uno de los más llamativos en Hollywood de la falta de comunicación entre estrella y director. Para interpretar al padre de una niña fallecida en 'The lovely bones' (2010), Gosling pensó que lo mejor era engordar unos cuantos kilos y conseguir eso que llaman "cuerpo de padre". Así que se sometió a una delirante dieta consistente en beber helados derretidos. Pero su aspecto no gustó a Jackson cuando Gosling se presentó orgulloso en el rodaje. Jackson había pensado en un padre más… delgado. "Ahí me quedé, gordo y sin trabajo", contó con humor el actor a la publicación 'Hollywood Reporter'. Finalmente hizo de padre Mark Wahlberg.
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