3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Energía que se convierta en refugio

La campaña ‘Enciende Refugio’ visibiliza a los refugiados climáticos promoviendo el consumo energético sostenible

Nuestro modelo energético está en la base del desplazamiento forzoso de muchas comunidadesAgencia AP

Aunque las personas refugiadas ya no aparezcan en las portadas, seguimos viviendo una de las mayores crisis humanitarias de la historia reciente. Las personas que se ven obligadas a huir continúan llegando por miles a nuestras costas y fronteras. Mientras la indiferencia institucional sigue hacinando a la mayoría de ellas en campamentos mal preparados, cuando no abandonándolas directamente en países donde se vulneran de forma sistemática los derechos humanos.

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Nos puede la urgencia, la sensación de improvisación y saturación de los escasos recursos previstos, la necesidad de una pedagogía exprés frente a la creciente ola xenófoba que se propaga por Europa. A veces, en medio de todas estas emergencias, pensamos que ojalá se hubieran adoptado medidas antes para evitar esta situación.

Si este escenario es complejo, el que viene es abrumador. Y por suerte este sí se puede prever con una precisión científica, sin opiniones o sospechas. Se trata del que vivirán las personas desplazadas forzosamente a causa de los efectos del cambio climático, que se calcula ascenderán a los 200 millones de personas en todo el mundo para el año 2050. Solo el pasado 2016 ya fueron en torno a 25 millones de desplazados climáticos, casi 50 personas desplazadas por minuto.

Habrá 200 millones de desplazados forzosos en el mundo en 2050 a causa del cambio climático

Son las llamadas refugiadas y refugiados climáticos o desplazadas y desplazados forzosos a causa del modelo energético, aunque esta figura aún no está recogida jurídicamente por las instituciones internacionales, lo que dificulta tanto su acogida como el cálculo de las dimensiones reales del problema (las estimaciones siempre son a la baja). Una realidad ya presente pero aún no suficientemente tenida en cuenta y que, a buen seguro, será uno de los factores determinantes de la geopolítica global de las próximas décadas.

Sin embargo, desafortunadamente cuando hablamos del clima sigue pareciendo que es una realidad ajena al ser humano y sobre la que no tenemos mucho control. Pensamos en refugio climático y en seguida nos vienen a la mente personas huyendo de terremotos, huracanes o cualquier otra catástrofe que, en el imaginario colectivo, son irremediables. Y no. Cuando hablamos de cambio climático, y por tanto de personas desplazadas por su causa, hablamos de los efectos que nuestras acciones están teniendo sobre el clima. Todos los desplazados climáticos lo son a causa de la acción devastadora del ser humano sobre el medioambiente y la última causa de esa devastación es la misma realidad que lo engloba todo: el modelo energético sobre el que se asienta nuestro sistema.

Este modelo energético es responsable del cambio climático pero también de otros grandes motivos que llevan a las personas a abandonar sus tierras forzosamente. Motivos como los conflictos bélicos derivados de la pugna por materias primas energéticas, la construcción de infraestructuras energéticas por parte de grandes multinacionales que desplazan a las comunidades locales. También la contaminación ambiental generada tanto por la quema de combustibles fósiles como por la gestión de residuos nucleares, con graves peligros de accidentes como los acontecidos en Chernóbil o, más recientemente, Fukushima.

Podríamos hablar entonces, desde esta nueva perspectiva, de refugio y energía– o personas desplazadas forzosamente a causa del modelo energético– como un paradigma más acertado que no solo engloba a las víctimas directas del cambio climático sino también a todas aquellas sin contabilizar a causa de los anteriores motivos. Un paradigma que señala directamente a nuestra responsabilidad tanto en las consecuencias como, muy especialmente, en las causas, al trazar la línea que existe entre nuestros usos cotidianos de la energía y las repercusiones globales que conllevan.

Pero, como decíamos, afortunadamente hoy ya es posible prever a dónde nos lleva este camino y, sobre todo, qué tenemos que hacer para evitarlo. Desde esa perspectiva ecooo y CEAR se ha decidido lanzar la campaña ‘Enciende Refugio’ que aúne la causa de las personas refugiadas con la de las energías renovables, entendiendo las profundas vinculaciones que existen entre ambas y la coherencia de hacerlo de este modo.

La propuesta es sencilla: las personas interesadas pueden participar en la campaña invirtiendo sus ahorros en una planta solar fotovoltaica, socializada por ecooo y que vende su producción a la red eléctrica, convirtiéndose en productoras de energía limpia de manera colectiva. Parte de los ingresos de la venta de la electricidad se destinarán a CEAR, a fin de que disponga de recursos económicos para seguir haciendo campañas de concienciación en esta urgencia humanitaria.

De este modo, no solo se estarán abordando las consecuencias de la crisis humanitaria que sufren las personas refugiadas a través del trabajo de CEAR, sino que además se estará actuando de manera directa frente a los próximos desplazamientos forzados que están fraguándose ahora. Está en nuestra mano no tener que volver a decirnos “ojalá hubiéramos podido prever todo esto”. Hagamos de nuestro consumo y de nuestros usos de la energía una herramienta transformadora.

Estrella Galán es secretaria general de la organización CEAR. Miguel Ángel Vázquez es parte del equipo de ecooo Revolución Solar.

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