Las tendencias estilísticas del 2000 que van a resucitar (y otras que no)

Con la llegada del nuevo milenio las casas de moda miraban al pasado en busca de inspiración y el resto no sabíamos bien cuál era nuestro faro prescriptor. Si Galliano desde Dior nos ofrecía para la primavera 2004 su versión del Antiguo Egipto; Lagerfeld en Chanel nos invitaba a soñar en otoño de 2009 con los ballets rusos de principios del siglo XX. Y en una dimensión paralela, al margen de las pasarelas, las estrellas del pop inventaban unos códigos propios definidos por el individualismo ecléctico que en esos años todo lo impregnaba. Ahora algunas vuelven a la vida y otras, tal vez, no despierten de su letargo.

El de Juicy Couture lo llevaron todas: las hermanas Jenner y Kim Kardashian, Lindsay Lohan, Britney Spears, Nicole Richie e incluso Jennifer López. Sabían vestir despreocupadamente como el que baja un momento al súper con cualquier pingo, pero en este caso uno de 200 €. En definitiva, un trapo de “lujo casual” que terminó por convertirse en un símbolo de estatus del nuevo milenio.

Ahora una Kylie Jenner irreconocible lo viste en esta versión actualizada y quizá más sofisticada que Vetements trajo de nuevo a la vida con la colección otoño-invierno 2016-2017.

Al tejido vaquero se le dio la vuelta por completo. Si en la pasarela Martin Margiela deconstruía sus normas a base de retales, en la vida real se aplicaba más allá de los pantalones y las cazadoras. Americanas, bolsos, vestidos, sombreros, chalecos. Se vestían en todos los lavados y colores y no faltaron en alfombras rojas o las fiestas más sonadas.

Era muy común convertirlos en cualquier tipo de top. Había quien se los compraba ya confeccionados, pero también se podían atar tal cual, por lo que el tirante del sujetador, a menudo de silicona, se dejaba ver. Además se usaron a modo de cinturón y, cómo no, en la cabeza.

Se llevaban muy abajo y eran perfectos para enseñar abdominales, piercings y todo lo que uno quisiera lucir. Muchos preferían además largos en extremo, por lo se arrastraban y los bajos terminaban destrozados.

Con estos vaqueros había que ser precavido porque quienes tuvieran que agacharse corrían el riesgo de enseñar la ‘hucha’, salvo que llevaran la ropa interior bien alta, como así lo hacía LL Cool J en la foto. Aunque, la verdad sea dicha, mostrarla, según para quién, fue también una opción practicada conscientemente.

El estampado invadía cualquier prenda y hacía acto de presencia en ocasiones diversas. La primera década del milenio fue muy convulsa. Con el paso de 1999 al 2000 no se produjo el temido efecto “Y2K", pero sí una cadena de atentados terroristas a nivel internacional que de alguna forma se dejaron sentir en la cultura pop. El “Survivor” lanzado por Destiny´s Child en 2001 es una muestra de ello.

También Avril Lavigne lo llevó de muchas formas. Sobre todo combinado con corbatas y con otra de las tendencias 'neomilenarias': los cinturones y muñequeras con tachuelas.

Los fedora fueron muy populares, sobre todo en el mundo del R&B. Famosos fueron los que usaron Alicia Keys en el video de Fallin o Mary J. Blige en el vídeo de As que grabó junto con George Michael. Otra variedad común fue el gorro de pescador. Britney Spears, Justin Timberlake, Brad Pitt o Nelly –en la foto- lo pasearon en todas sus formas. Ahora es Rihanna quien lo luce en distintas versiones.

Si tenías poderío, los encargabas con tus propias iniciales, como hizo Missy Elliott con los que enseñaba en la portada de su disco “Under Construction” lanzado en 2002 y en el video del single “Gossip Folks”. Si tu bolsillo no alcanzaba para personalizarlos, entonces la opción era buscar por internet y encontrarlos con cualquier palabra, generalmente “love”.

Se llevaban en plano o con tacones y, de nuevo, la mayoría de las veces el largo del pantalón era extralargo y, si no terminabas por pisarlo, lo ibas arrastrando. En la foto, Lil Kim lo vestía añadiendo otra de las claves estilísticas del momento: cualquier tipo de adorno adherido a las prendas. Por aquel entonces el strass era un imprescindible, pero Lil aquí optó por flores y más flores.

Siempre se ha dicho que “como está el pelaje, está el personaje”. Viendo los de aquellos años se puede afirmar que, por lo menos, estaban en modo aventurero. Muchas fueron las tendencias, pero una planeaba sobre el resto: el contraste. Intercalar mechas claras y oscuras -como así lo hacían el cantante de Tokio Hotel y Nicole Richie-, o pasar la plancha en zigzag por algunas zonas y dejar otras lisas.

Así es. Se llevaron y mucho. Y, a poder ser, con cadenas. Era una prenda que, como se puede apreciar, no conocía límites: estampados, con tacones o medias de rejilla. Todo tenía cabida.