5 fotosEl Rincón del Lector: “Ermua fue la tumba del terrorismo de ETA”Los lectores de EL PAÍS recuerdan a Miguel Ángel Blanco en sus cartas al director 11 jul 2017 - 18:08CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceMiguel Ángel: No sé si estás en algún lugar, pero de estar lo harás junto a las personas de bien. Muchos pondremos tu foto en nuestros corazones. Desde la discrepancia con tu ideario político, te rindo el homenaje que mereces, por tu valentía, por alinearte con la buena gente, y por querer un futuro mejor para toda la sociedad. Hoy hace 20 años que te fuiste, pero sigues vivo, aunque eso parece que disguste a algunos.Dionisio Rodríguez (Madrid) Foto: Rafa Rivas (Archivo AFP)Nunca he entendido ni compartido las medias tintas de nuestros representantes políticos en los actos de recuerdo a las víctimas del terrorismo. Si me apuran sólo llegué a atisbar -con profundo pesar- cierta lógica en la negativa del mundoabertzale a participar en cualquier tipo de acto que recordara a personas fallecidas en su eufemísticamente denominado conflicto con el Estado, pues de una u otra forma incluso podrían haberse señalado como objetivo desde dicho entorno. Participé en múltiples ocasiones en las concentraciones que Gesto por la Paz mantenía tras cada atentado, sin cuestionarme dónde habían colocado la coma o el punto en la pancarta. Acudí a entierros de inocentes trabajadores cuyo único delito fue pertenecer a un colectivo identificado como prioritario por los terroristas, aún sin tener la oportunidad de haberles conocido en vida. Todos ellos, desgraciadamente, fueron víctimas de primera. Aun así a nadie se le escapa que el secuestro de Miguel Ángel Blanco y su posterior cruel y cobarde asesinato supuso un salto cualitativo no sólo para la población española, sino para el mismo enjambre etarra. Pero a pesar de ello debiera tenerse claro que no mataron un carnet de afiliado político, sino a un joven lleno de vida y esperanza. Por eso Miguel Ángel fue una víctima más a sumar a las miles de víctimas que perecieron por la misma causa, ninguna. Y por eso Miguel Ángel nunca fue una víctima menos como han dado a entender con subterfugios y excusas vergonzantes, Manuela Carmena y Podemos, o el PSOE en Bilbao o Cádiz.Luis Alberto Rodríguez (León) Foto: Nacho Gallego (EFE)Ermua fue la "tumba" del terrorismo de ETA. Hasta a los asesinos se les exige que deben correr un mínimo de riesgos. Secuestrar para después asesinar a un indefenso desarmado y sin escolta, ni el pueblo Vasco ni el conjunto de España podíamos tolerar. La llegada del padre de Miguel Ángel Blanco de la obra, encogió el corazón de muchos españoles que pensaban que el terrorismo no iba con ellos, vimos reflejado a nuestro abuelo, padre, o a nosotros mismos regresar tras una dura jornada implicados en una lucha anacrónica y sin razón. Familias enteras lloramos desconsoladamente ante el televisor tras el secuestro, durante y tras el fatal desenlace. Cuando se cumplen veinte años de un crimen imperdonable seguido en tiempo real y que conmovió a la sociedad española, solo cabe mandar un fuerte abrazo a su familia y no olvidar a aquel muchacho que; aunque debió vivir en libertad, fue elegido para un "sacrificio" inútil que acabó por desenmascarar a sus propios ejecutores. José Solano, Cartagena (Murcia)Luis Tejido (Archivo EFE)Veinte años de aquel impacto brutal que recibimos con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, en el que ETA nos volvió a demostrar su auténtica naturaleza, cuando aún disfrutábamos la alegría de la liberación del Ortega Lara. Veinte años y seguimos con un gastado discurso triunfalista como si todo aquello perteneciese a un tiempo felizmente superado: ¡Aunque no quieran reconocerlo, los terroristas fueron derrotados y ganó la democracia y la libertad! ¡Celebremos la victoria que supuso el Espíritu de Ermua!. ¿De verdad creemos que acabamos con ETA porque dejaron de matar? Veinte años después de todo aquello, si al final los etarras y sus voceros se sienten más crecidos y seguros, si ya se tienen como interlocutores legítimos, si siguen chuleándose en pueblos y ciudades, si desgraciadamente -y como todo parece apuntar-, se acabará trasladando a los presos etarras a prisiones más cercanas a sus lugares de origen. ¿De qué sirvió la muerte de Miguel Ángel Blanco y todos aquellos sufrimientos? Mejor ni planteárselo.Miguel Ángel Loma (Sevilla) Foto: Kiko Huesca (EFE)Siempre he oído hablar bien de Manuela Carmena en mi casa: era amiga y compañera de uno de mis tíos más queridos. Su tono cordial y entrañable, de persona civilizada, me ha hecho quitar importancia a las barrabasadas de sus concejales electos y su difícil papel al respecto. Por eso quiero expresar mi consternación ante la resistencia de ese Consistorio a ofrecer un pequeño homenaje de memoria, evocación y justicia a Miguel Angel Blanco. Yo tenía 30 entonces, y un bebé recién nacido. Para mí, Miguel Angel Blanco fue un dramático punto de inflexión en la historia de España, un “hasta aquí hemos llegado”. Con él se empezó a perder el miedo, empezó el difícil camino de la dignidad de la angustiada sociedad vasca, y el respaldo de toda la sociedad. Miguel Angel encarna a todas las víctimas: a Gregorio Ordóñez, a Tomás y Valiente (mi profesor), a Lluch, a Fernando Múgica, al coronel Cuesta… Al llorarle, lloramos a todos y lloramos juntos. Sirva mi testimonio de aliento a esa familia ejemplar de Miguel Angel Blanco, y a todas las víctimas de ETA, a las que tanto debemos desde nuestra libertad y convivencia.Ana Gozalo Hernando (Madrid) Foto: Fernando Domingo-Aldama (EL PAÍS)