Trump, de insultar a México a chocar con la realidad
El presidente republicano apenas habla ahora de la construcción de un muro fronterizo
Cuenta Donald Trump que el día que estuvo más nervioso en la eterna campaña electoral fue el 16 de junio de 2015 mientras bajaba las escaleras mecánicas de su rascacielos de Nueva York para anunciar su candidatura a la presidencia de EE UU. El provocador magnate inmobiliario y showmantelevisivo había coqueteado en el pasado con una candidatura, pero nunca había dado el paso. Muchos lo tomaron a broma. Casi nadie creyó en sus posibilidades de lograr la candidatura republicana a la Casa Blanca cuando ya había 11 aspirantes, la mayoría con experiencia política, un discurso más articulado y mejores conexiones. Llegar a imaginar que iba a ganar las presidenciales de noviembre de 2016 parecía más que surrealista.
El segundo aniversario, ayer, del anuncio de la candidatura de Trump sirve para examinar de nuevo no solo cuánto erraron los pronósticos sino para calibrar la evolución de la que fue la enseña de su candidatura desde el primer día: los insultos a México y a la inmigración. “Nos están enviando sus problemas, traen drogas, son violadores”, dijo el multimillonario neoyorquino sobre el país vecino al anunciar su candidatura. Prometió construir un muro en la frontera y hacer que “México lo pague”.
La humillación de Trump a México desató una ola de indignación. El manual político sugería que la polémica lo consumiría rápidamente y que sus días como candidato estaban contados. Pero casi nadie supo anticipar que la retórica visceral del magnate iba a conectar con el hartazgo de muchos estadounidenses con el establishment. “Construir el muro” se convirtió en el grito de guerra de los mítines de Trump. Y las provocaciones no desaparecieron.
En su quinto día como presidente, Trump firmó un decreto para iniciar la construcción del muro e insistió en que lo pagaría México. Pero desde entonces Trump ha bajado el tono: ya no critica a México y apenas habla del muro. Y ha chocado con la realidad: solo el Congreso puede aprobar la construcción, rechaza el gasto mayúsculo que implicaría y las obras en pequeños tramos no empezarían hasta el próximo marzo.
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