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Este tipo es un cowboy de ciudad y se ha propuesto que tú también lo seas Apasionado por la equitación y el mundo de los vaqueros desde pequeño, Ángel ha creado Cowboys de Ciudad , un proyecto que ofrece rutas para cabalgar uniformado al puro estilo wéstern Montar a caballo con sombrero y lazo es algo común en Texas, Wyoming y (ahora también) Madrid, desde que Ángel, apasionado desde pequeño por la equitación y el mundo de los vaqueros, ha creado 'Cowboys de Ciudad' , un proyecto que ofrece rutas para cabalgar uniformado al puro estilo wéstern. Periodista, guionista, creativo de publicidad y empresario, este tipo emplea ahora todo su tiempo libre en el Centro Hípico Los Ciruelos Elisa Sánchez Fernández Este es el cartel de 'Cowboys de Ciudad' desde el que Ángel invita a todos los apasionados del caballo a cumplir su sueño. Marcos, a galope sobre el caballo blanco, es hijo de Belén y Óscar, propietarios del centro hípico, situado sobre la muralla natural de los 7 Picos (Cercedilla, Madrid). Elisa Sánchez Fernández Antes de entrar al picadero, preguntamos a su creador qué supone ser un 'Cowboy de Ciudad'. “Ante todo es conjugar el amor por la naturaleza con la pasión por los caballos. Se trata de una actitud casi romántica, inspirada en el género cinematográfico conocido como wéstern, que tantos y tan buenos ratos ha hecho pasar a los incondicionales del llamado cine del oeste”. Elisa Sánchez Fernández A las rutas acude un amplio espectro de gente. ¿Cuáles deben ser los hobbies de un cowboy o cowgirl? “En realidad, lo que de verdad adoran los cowboys de ciudad es la estética del vaquero de película, provisto de su amplio sombrero Stetson y sus botas de punta fina. Su imagen, recortando silueta mientras galopa persiguiendo el sol del atardecer. Su camaradería, su alegría en el 'saloon' (bar típico del oeste de los EE UU en el siglo XIX) , gastando su menguada paga en jugar al póquer y en esas jarras de cerveza que el camarero desliza con profesionalidad a lo largo de toda la barra”. En la imagen (de izquierda a derecha): Ángel (responsable de 'Cowboys de ciudad'), Tamara (primeriza en la ruta) y Gabriela (pupilaje en el Centro hípico Los Ciruelos). Elisa Sánchez Fernández ¿Ser un cowboy se nace o se hace? (Risas) “A los tres años recibí un precioso caballo de cartón con ruedines como regalo de Reyes. No recuerdo ningún otro juguete de esa época. Únicamente ese mágico corcel en el que yo galopé durante meses hasta que empezó a resquebrajarse. Tuve ranchos que solían llamarse La Ponderosa. Jugué con indios, vaqueros, soldados federales y confederados, carretas, diligencias y, sobre todo, caballos. Por aquel tiempo también era costumbre regalar algo que ahora suena como políticamente incorrecto: armas de juguete. Tuve pistoleras con dos revólveres, rifles que disparaban flechas, estrellas de sheriff y unos sombreros de plástico negro que solían acompañarme a todas partes, como si debieran protegerme en Madrid del despiadado sol de Arizona” En la imagen Ángel posa en la Sierra de Guadarrama. Elisa Sánchez Fernández Tamara en el establo del centro hípico. Elisa Sánchez Fernández Según Ángel, “El cowboy de ciudad es aquel abogado, periodista, taxista, albañil, economista, repartidor de pizzas, ingeniero... que llegado su tiempo libre saca sus botas vaqueras del armario y monta un caballo, para internarse en la naturaleza en plan Jeremiah Johnson. Luego, de vuelta a la ciudad, para rememorar su pequeña aventura, pone su canción country favorita o acude a alguno de los escasos establecimientos donde se baila ‘line dance’” Elisa Sánchez Fernández Señales que se encuentran por las veredas y miradores del recorrido por la sierra. Elisa Sánchez Fernández Un visitante lisiado fotografía al caballo mientras Ángel juega con él en el picadero. “Entre mis mayores orgullos está haber hecho el Camino de Santiago a caballo. Inolvidable en todos los sentidos”, cuenta Ángel. Elisa Sánchez Fernández "Los Cowboys de Ciudad no son ignorantes de la realidad de los auténticos cowboys que existieron y continúan existiendo: trabajo físico extenuante, peligroso, mal pagado e incluso descorazonador. ¿Alguien piensa que se puede encontrar algún glamour en castrar terneros?", explica Ángel. Elisa Sánchez Fernández Tamara llevaba sin subirse a un caballo desde bien pequeña y ahora ha podido retomar la experiencia con Imperioso. Elisa Sánchez Fernández Ángel nos confiesa que son muchas las anécdotas que ha vivido con los caballos, sobre todo, desde que se dedica profesionalmente a la equitación. Pero guarda esta ocasión con más cariño que otras: "Después de ascender a caballo por un pronunciado barranco, irrumpí sin querer en una misa que se celebraba al aire libre. Tras la primera sorpresa, el cura reaccionó diciendo: “La paz sea con todos vosotros, incluido el caballo”, provocó la carcajada de todos los asistentes" Elisa Sánchez Fernández En el Centro hípico de los Ciruelos hay hasta cuarenta caballos, contando con el pupilaje. Elisa Sánchez Fernández De izquierda a derecha, Ángel, Marcos, Tamara y Gabriela. Elisa Sánchez Fernández Marcos mostrándonos cómo se debe subir adecuadamente al caballo. En este caso a Viento. Elisa Sánchez Fernández Nos enseña los diferentes tipos de silla, que son como las zapatillas, unas más cómodas que otras. Elisa Sánchez Fernández Parajes y vistas desde la Sierra de Guadarrama. Elisa Sánchez Fernández Este estilo de botas son las adecuadas para la equitación. Elisa Sánchez Fernández Gabriela juega con Tirso, su caballo. Elisa Sánchez Fernández Wilson es el centro de atención en el picadero de Los Ciruelos. Herramientas necesarias tanto para el mantenimiento del centro como para el cuidado de los animales. Elisa Sánchez Fernández Los caballos son sumamente inteligentes según cuenta Belén, una de las propietarias de centro. Y nos costó poco creerla. Ángel gritó "Wilson" desde fuera del establo y el caballó de súbito apareció. Elisa Sánchez Fernández Al preguntar sobre cine del oeste a Ángel nos sorprende con su vena de artista. "En un cajón de mi despacho duerme el esqueleto de un libro a medio acabar al que titulé de modo provisional 'Yo en tu lugar vería estos wésterns, forastero'. Iba a tratar de mis películas favoritas del oeste, comentadas, no desde el punto de vista técnico, sino como espectador. Se trata de un manual dedicado a los más jóvenes, a los que veo una falta de interés por el tema, y creo que es mucho lo que se pierden. Quizá algún día me anime a terminarlo. Junto a este proyecto de libro reposa también un guión cinematográfico del que soy autor. Su título es 'Gran Vía Country' y va sobre un hombre de mi época que se comporta en la vida cotidiana como el clásico cowboy. Un Quijote moderno, en definitiva". En la image, él junto a Wilson en el picadero. Elisa Sánchez Fernández Ahora sí, ¿cuáles son tus películas del oesta favoritas? "Todas las del genial John Ford, especialmente 'Centauros del Desierto', 'La Diligencia y El Hombre que Mató a Liberty Valance'. También figuran en mi lista 'Raíces Profundas', 'La Venganza de Ulzana', 'Grupo Salvaje' o 'El Fuera de la Ley', 'Los Profesionales', 'Caravana de Mujeres', 'Pequeño Gran Hombre', 'Mayor Dundee', 'El rostro Impenetrable', 'Dos Hombres y un Destino', 'Sin Perdón', 'El Árbol del Ahorcado'… Del western moderno destacaría 'El Renacido', 'Django Desencadenado', 'Bone Tomahawk', 'The Salvation' y 'Deuda de Honor". Elisa Sánchez Fernández ¿Qué hay de 'broken mountain'? ¿Cuánto de homoerótico puede haber en el mundo de los cowboys? "Me parece una película que tiene una visión muy diferente y en cuanto a lo otro, yo no he conocido mucho homosexual, la verdad. Pero erotismo en el mundo del cowboy yo creo que sí hay. De hecho, considero que el cowboy es un personaje referente para los gays, igual que la imagen del marinero o el policia". Elisa Sánchez Fernández Gabriela montáda en su caballo Tirso, quien afirma que ha sido una gran ayuda, mientras busca piedras en forma de corazón. Elisa Sánchez Fernández Colgadas de la pared del establo están las cabezadas, utensilio que llevan los caballos en la cabeza y de donde cuelgan las riendas. Y al hierro de éstas, que es lo que se le coloca dentro de la boca al caballo es el bocado. Elisa Sánchez Fernández Todos los caballos del centro están enseñados para volver a casa solos en caso de pérdida o problema con cualquiera de los asistentes. En la imagen, Viento comiendo hierba. Eran las 15h de la tarde. Es hora de comer. Elisa Sánchez Fernández