Este bloque de viviendas destrozado en el centro de la capital de Camboya es metáfora de la lucha diaria de los pobres de las ciudades por aferrarse a un territorio
Camboya es una de las economías de Asia que crece con mayor rapidez. Entre 2010 y 2013, su PIB aumentó un 7% anual, y los promotores extranjeros están deseando hacer dinero en un mercado en expansión. En 2014, el sector de la construcción atrajo casi 2.000 proyectos, con una inversión total de 2.500 millones de dólares. Entre ellos se encuentra el edificio blanco, como un okupa entre inmuebles de lujo. En la imagen, fragmento del edificio. Tras la ruinosa fachada hay una bulliciosa comunidad de 2.500 personas, además de tiendas, cafés y salones de belleza que les prestan servicio.Tariq ZaidoEl 20 de julio de 2015, sus habitantes recibieron una notificación de desahucio en medio de una ola de rumores de que el terreno se había destinado a la construcción de un hotel de lujo. Aunque muchos de ellos ya habían sido desterrados a la periferia de la ciudad, los que se habían quedado estaban buscando medios imaginativos para intentar salvar los hogares en los que sus familias llevaban viviendo desde hacía generaciones. Un mural en la escalera con la representación de una escena de selva.Tariq ZaidiPuede que hoy no sea más que una sombra de su antigua gloria, pero, en el pasado, el Edificio Blanco fue un ambicioso ejemplo de la Nueva Arquitectura Jemer, denominada a menudo la Bauhaus asiática. Construido en 1963 como alojamiento social para artistas e inspirado en Ville Radieuse, el utópico proyecto de Le Corbusier, la construcción cayó en el abandono tras la llegada de los Jemeres Rojos. Los artistas que sobrevivieron al régimen volvieron a sus hogares en 1979, y el Edificio Blanco ha estado ocupado desde entonces. Al final del día, las mujeres aprovechan para tomarse un descanso y se reúnen a charlar en el bonito salón de la planta baja, donde muchas de ellas se acicalan antes de una noche de diversión. Otras se preparan para trabajar.Tariq ZaidiLas escaleras y los pasillos proporcionan un refugio colectivo en el que los niños se mueven con libertad dentro de un entorno de confianza. ¿Y qué va a pasar con sus miles de habitantes si lo derruyen? Ya se han ido unas 50 familias, se ha abierto una gran grieta en el suelo y las paredes entre los bloques 5 y 6. La gente piensa que la causa fueron los trabajos de excavación para un hotel de 11 plantas que se llevaban a cabo allí al lado. Muchos de los que vivían cerca de la fisura se fueron por miedo, y a otros los echaron los promotores comerciales, que les ofrecieron más dinero del que ganan en un año. El salario base anual de un trabajador de la industria textil, el sector más importante de la ciudad, es de 1.536 dólares.Tariq ZaidiLas repercusiones negativas de mudarse de un barrio en el centro de la ciudad a un nuevo hogar en la periferia pueden ser enormes. Cuando vives en pleno Phnom Penh, los gastos de transporte son mínimos, tienes instalaciones cerca, tus hijos pueden ir andando al colegio y hay un espíritu de comunidad. La gente cuida mutuamente de los niños y los ancianos. En cuanto te desarraigas y te trasladas a un entorno nuevo, todo eso se pierde. En la imagen, una muestra de que las puertas de los apartamentos se dejan abiertas, y los pasillos son de todos.Tariq ZaidiLos que se han quedado en el edificio blanco colaboran con ONG locales, como Sa Sa Art Projects, para remozar el lugar donde viven con la esperanza de poder salvarlo de las excavadoras. Saben que en la ciudad hay gente que dice que este sitio es una monstruosidad, que es un barrio sucio y violento, lleno de drogas y prostitución. Por eso están intentado mejorar su imagen renovando las zonas comunes, montando exposiciones de arte y haciendo su mundo más presentable con la esperanza de mostrar que es un sitio decente donde vivir. En la imagen, una orgullosa costurera se gana la vida cosiendo ropa para los habitantes del edificio blanco. Igual que muchos de sus ocupantes, ha organizado el pequeño apartamento como un espacio que le sirve tanto de taller como de vivienda.Tariq ZaidiMientras tanto, el perfil de Phnom Penh se sigue transformando. Cuando se acabó de construir la Torre Canadia, de 29 pisos, en 2010, era el primer rascacielos de Camboya. Solo cinco años después, en el centro de la ciudad hay más de 30 rascacielos en distintas fases de edificación. Un promotor local está en conversaciones con una empresa china para construir otro edificio formado por dos torres gemelas de 500 metros de altura que costarán 3.000 millones de dólares, más o menos una quinta parte del PIB del país. En la imagen: Las risas y la alegría no dejan de resonar de un extremo a otro de los seis bloques que componen el edificio blanco cuando los niños se reúnen en lo que para ellos es su gran patio de juegos.Tariq ZaidiLas cinco sólidas escaleras de hormigón son el corazón de los seis bloques que componen el Edificio Blanco.Tariq ZaidiUna mujer ve la televisión en su apartamento, oscuro pero fresco, evitando el calor abrasador y la humedad de fuera.Tariq ZaidiUn mural en la escalera con la representación de una escena de selva.
Tariq ZaidiMujeres echando una siesta en la azotea del Edificio Blanco.Tariq ZaidiLas paredes y los techos pintados, los decrépitos murales de épocas pasadas y los radiantes grafitis de creadores recientes atestiguan que el edificio ha albergado a artistas desde su construcción a principios de la década de 1960.Tariq Zaidi
Las cinco sólidas escaleras de hormigón constituyen el corazón de los seis bloques que componen el Edificio Blanco. Sus habitantes se reúnen en ellas para trabajar, jugar y descansar.
Tariq ZaidiLas puertas de las viviendas se dejan abiertas, aunque muchas tienen rejas metálicas para proporcionar la seguridad adicional considerada necesaria.Tariq ZaidiLa pobreza no deja mucho margen al orgullo. En las horas que preceden al anochecer, lo lugareños buscan en la basura cualquier cosa que sea útil o tenga algún valor.
Tariq ZaidiEl edifico blanco, en el que viven más de 2.500 habitantes, se encuentra en una zona privilegiada del centro de Phnom Penh. Todos se preguntan cuánto tiempo va a sobrevivir.Tariq Zaidi
