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"Lo importante no es participar sino vencer". Al nadador Mark Spitz (1950, EE UU) debieron de calarle hondo las palabras que le repetía su padre cuando empezaba a chapotear en la piscina. Con solo 22 años ya acumulaba nueve medallas olímpicas: siete de oro en los Juegos de Múnich en 1972, y dos (con ¡18 años!) en los de México 1968. Spitz, que apenas tenía pelos en el pecho y ya había alcanzado la cima, abandonó el deporte de élite para hacerse un nombre en Hollywood. No lo consiguió. Da igual: ya había hecho historia.
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¿Qué hacías tú a los 22 años? ¿Y Lola Flores, y Lorca, y Jay Z, y Da Vinci...?

A esa edad, una ingeniera acaba de ser contratada por la NASA. Repasamos a qué se dedicaba gente que ahora admiramos

Sara Navas
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