8 fotosLos mejores discos de 2016Pop, rock, electrónica, flamenco, clásica, experimental... los hitos musicales del año, analizados por nuestros críticos género a género 21 dic 2016 - 00:17CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceMás allá de etiquetas, como esa dichosa del indie, que sirve para englobar ya cualquier cosa en el panorama mundial y especialmente en España, el pop-rock nacional se sigue mostrando muy vivo y diverso, con propuestas con carácter, llegando desde distintas orillas estilísticas. Desde las aguas del flamenco, una voz ha sobresalido con fuerza descomunal: Sílvia Pérez Cruz. Con fabulosa libertad y cierta vanguardia, ha aunado en Domus jazz, habaneras o folk hasta crear una arrebatadora música popular, atravesando otros campos y alcanzando a oyentes fuera del círculo flamenco. También ha sido el año en el que algunos de los grandes francotiradores han destacado con sus visiones del rock, empapadas de toques clásicos como en el caso de Quique González, Coque Malla, Robe Iniesta o Iván Ferreiro, de músicas del mundo como Depedro o de soul y funk como Julián Maeso. Y, con todo, las verdaderas triunfadoras han sido las bandas, atractivo de los principales festivales españoles, que han dado unos números muy positivos. Entre los grupos más relevantes y solicitados han estado Love of Lesbian, Vetusta Morla, Corizonas, León Benavente, Manel o Izal, aunque hay que destacar por su buen hacer, en un ámbito más subterráneo, a Triángulo de Amor Bizarro, Morgan, Novedades Carminha o Belako. Esto en el año marcado por el trágico accidente que sufrieron los chicos de Supersubmarina, que recibieron el apoyo de toda la escena española. Por FERNANDO NAVARRO1. Sílvia Pérez Cruz. Domus (Universal Music) / 2. Quique González. Me mata si me necesitas (Cultura Rock Records) / 3. Julián Maeso. Somewhere Somehow (Legacy/Sony) / 4. León Benavente. 2 (Warner/Marxophone) / 5. Coque Malla. El último hombre en la tierra (Dro // Warner Music)Ante el dominio de Kendrick Lamar la temporada pasada, el hip hop de 2016 ha sido capaz de repartir y dispersar los protagonismos. A lo largo de doce meses el género ha mostrado una salud y excitación creativa superior a la de cosechas recientes. Desacomplejados, estimulantes y rotundos, los mejores lanzamientos del año —Chance The Rapper, Anderson Paak, Vince Staples, Danny Brown, Pusha T, Dave East o Isaiah Rashad— comparten un planteamiento musical integrador y transversal pero poco o nada complaciente. Incluso las firmas de más renombre, desde Kanye West hasta YG, desde Young Thug hasta Common, desde Future hasta Drake, publicaron discos o mixtapes de fragmentación estética, ideológica o conceptual y dejaron claro que son ellos quienes manejan las riendas del mainstream y no al revés. Incluso viejas glorias como De La Soul o A Tribe Called Quest se unieron a la causa. Una actitud recreada también por el R&B, que ha vivido un año de notables desafíos sonoros y políticos: los discos de Beyoncé, Solange, Frank Ocean, Rihanna, Nao o KING han deslumbrado por sus ganas de compromiso ideológico y por sus aires de renovación. Y en paralelo a esta exultante conquista negra, la escena electrónica ha vivido un periodo de cierta convalecencia en que al margen de los hallazgos de Aphex Twin, Sophia Loizou, Nicolas Jaar, Konx-Om-Pax o Pantha Du Prince, la atención ha estado centrada en los memorables acercamientos pop de Jessy Lanza, James Blake o Anohni. Por DAVID BROC1. Chance the Rapper. 'Coloring book' / 2. Anderson. Paak. 'Malibu' / 3. A Tribe Called Quest. 'We got it from here... hank you 4 your service' / 4. Solange. 'A seat at the table' / 5. Nicolas Jaar. 'Sirens'Así es el juego: la industria discográfica busca nichos de mercado donde abunden los compradores sin problemas económicos. Básicamente, se trata de editar todo lo que haya en los archivos, a ser posible con envoltorios lujosos. Por ejemplo, Pink Floyd publicó en noviembre una cofre de 28 discos titulada The Early Years 1965 – 1972, que costaba inicialmente alrededor de 500 euros (y sube de precio cuando se agota la tirada original). Se pulsa la cuerda del completismo, la urgencia por tenerlo todo de un determinado artista, aunque la realidad revele que muchos de esos discos no lleguen a sonar. Puede haber otras razones, más allá del negocio inmediato. Bob Dylan edita The 1966 Live Recordings (Sony), caja que reúne todos los conciertos de aquel año en 36 CD. El equipo de Dylan intenta evitar que, aprovechando un resquicio de la legislación europea, empresas marginales rescaten grabaciones que ya han cumplido los 50 años. Al coleccionista se le atrae también por la (supuesta) mejora de sonido. The RCA and Arista álbum collection (Sony) junta 18 discos en solitario de Lou Reed, filtrados por los finos oídos de su amigo, el productor Hal Willner. Con típica perversidad, se olvidan de dos entregas en directo y de los temas extra que acompañaban a anteriores reediciones. En este sector, la principal enseñanza es que conviene mantener activos los archivos. Piensen en lo que ha ocurrido con dos ilustres difuntos de 2016. Ha seguido saliendo material de David Bowie, como Bowie at the Beeb en vinilo o la caja Who can I be now? 1974-1976, que incluso reconstruye un disco que no llegó a editarse, The gouster. Por el contrario, de Prince se ha publicado únicamente un recopilatorio, el doble 4ever (Warner), que se para en 1993 y solo añade un tema inédito. Pudo ser el artista más prolífico de nuestro tiempo pero dejó a sus fans sin otro recurso que seguir pescando en el océano de Internet. DIEGO A. MANRIQUECzech Up! Vol 1. Chain of Fools (Vampisoul) / The Human League. A Very British Synthesizer Group (Universal) / Music of Morocco. Recorded by Paul Bowles, 1959 (Dust-to-Digital) / Van Morrison. It’s Too Late To Stop Now... Vols. II, III y IV (Exile) / The Isley Brothers. The Complete RCA Victor and T-Neck AlbumAunque el jazz está más vivo que nunca, este ha sido un año relativamente olvidable: la longevidad del género tiene su precio, y 2016 se nos ha llevado a gigantes como Paul Bley, Bobby Hutcherson, Rudy Van Gelder, Toots Thielemans o Mose Allison, además de otros nombres imprescindibles en la historia del jazz como Don Friedman, Victor Bailey, Bob Cranshaw, Joe Temperley, Gato Barbieri, Claude Williamson, Jeremy Steig, Louis Smith, Dominic Duval o Sir Charles Thompson. Pero la maquinaria de la música improvisada no para y sigue documentándose abundantemente en el ámbito discográfico. Mientras las multinacionales saquean sus arcas y exprimen a sus artistas en nómina, la autoedición y la comprometida labor de sellos independientes a ambos lados del charco continúan con una amplia proyección y expansión de las ramificaciones del género. Y en España hay que destacar el imparable ascenso de nuestra escena, con un nombre en efervescencia que representa ese crecimiento: Marco Mezquida. El pianista figura en varios de los mejores discos nacionales del año, desde su propio piano solo o el excelente grupo MAP (coliderado por Ernesto Aurignac y Ramón Prats, otros dos de los nombres más destacables del panorama) a su participación en los también recomendables discos de Gonzalo del Val y Giulia Valle, entre otros. Pero hay muchos más, y cada vez mejores. Así que, aunque se nos mueran las leyendas, hay futuro. Por por YAHVÉ M. DE LA CAVADA1. Tyshawn Sorey. ‘The Inner Spectrum of Variables’. / 2. Jeff Parker. ‘The New Breed’. / 3. Taylor Ho Bynum. ‘Enter the Plus Tet’. / 4. Jason Moran. ‘The Armory Concert’. / 5. Rodrigo Amado Motion Trio. ‘Desire & Freedom’.Las músicas de raíz (o del mundo) siguen constituyendo el genuino latido de ese corazón musical que ha continuado bombeando ritmos y sonidos excitantes en 2016. Un año en el que se ha celebrado el centenario de la samba, mientras la veterana brasileña Elza Soares destrozaba convencionalismos con un disco de rompe y rasga. Cuatro puntos cardinales han enmarcado los hechos más interesantes de un año prolijo en sorpresas: Ecuador, con el Andes Step de Nicolá Cruz y EVHA o el proyecto ecuatocolombiano Río Mira; Congo y el filón electroacústico que representan grupos como Konono Nº1 y Mbongwana Star y artistas que prolongan el encanto de los sapeurs como Baloji; Egipto con Islam Chipsy, Maurice Louca y el brutal arab bass de Rozzma, tardíos efluvios sonoros de la primavera árabe; y Corea del Sur, país del que el posrock oriental de Jambinai es solo la punta del iceberg. Y si las muertes de iconos globales como el percusionista brasileño Naná Vasconcelos, el saxofonista etíope Getatchew Mekuria, el rey del ska jamaicano Prince Buster o el fastuoso embajador de los sapeurs congoleños Papa Wemba nos han amargado un poco, la vitalista propuesta eletromagnética de los sudafricanos Batuk (nuevo proyecto de Spoek Mathambo) hace presagiar que las músicas de raíz van a ser el principal carburante de los próximos años en materia sonora. Por LUIS LLES1. Acid Arab. Musique de France (Crammed Discs) / 2. Elza Soares. A mulher do fim do mundo (Mais Um Discos) / 3. Jambinai. A Hermitage (Bella Union) / 4. Lakou Mizik. Wa Di Yo (Cumbancha) / 5. Noura Mint Seymali. Arbina (Glitterbeat)El 24 de noviembre falleció Pauline Oliveros, figura central de la música experimental de los últimos 50 años. Teórica de “la escucha profunda”, construyó además un corpus sonoro con sus grabaciones para acordeón, voz y cinta magnética. Y de cinta magnética se compone un formato clave en el desarrollo de las músicas libres: sellos como Fort Evil Fruit, Folklore Tapes o Winebox Press han publicado en 2016 trabajos de Áine O’Dwyer, David Chatton Barker o Jon Collin en formato casete que son rompedoras relecturas de la música tradicional inglesa. En casete también se publicaba el esotérico viaje de Bonnie Prince Billy junto a Bitchin Bajas, Epic Jammers and Fortunate Little Ditties. Y de jam épica se podría calificar Wood/Metal/Plastic Pattern/Rhythm/Rock, el nuevo disco de 75 Dollar Bill, dúo de guitarra y percusiones. Las infinitas capas vocales del litúrgico Centres de Ian William Craig; las nuevas composiciones para octeto de la guitarrista Mary Halvorson; el radical tour de force de Heather Leigh (pedal steel guitar) y Peter Brötzmann (saxos, clarinete); los tres lanzamientos de la noruega Maja S. K. Ratkje, nueva referencia en el uso extendido de las técnicas vocales; Daniel Schmidt y su bellísimo acercamiento a la versión americana del gamelán, o los trabajos peninsulares de Norberto Lobo (Lisboa) y Billy Bao (Bilbao) no hacen más que dar la razón a Oliveros: sigamos escuchando, profundamente. Por ÁLEX SÁNCHEZ1. 75 Dollar Bill. Wood/Metal/Plastic/Pattern/Rhythm/Rock (This Wrist Recordings) / 2. Mary Halvorson. Away With You (Firehouse 12 Records) / 3. Daniel Schmidt. In My Arms, Many Flowers (Recital) 7 4. Ian William Craig. Centres (130701) 7 4. Maja S. K. Ratkje. Crepuscular Hour (Rune Grammofon)En el año en que dijimos adiós a Lebrijano, Menese y Juan Habichuela, entre otras sensibles pérdidas, también se ha cumplido el vigésimo aniversario de la publicación del Omega de Morente. El carácter revulsivo y la fuerza del histórico disco, la penúltima sacudida a la ortodoxia, se siente ahora, en la pausa del balance, casi como una necesidad; igual que la inquietud que siempre movió a Juan Peña. Las grabaciones de cante recibidas han sido pocas y, si la fama de algún artista corre de boca en boca, es más por sus actuaciones: Marina Heredia, reconocida en la Bienal de Sevilla, o Rocío Márquez, por su colaboración con el violagambista Fahmi Alqhai. En la línea de la tradición, resurgen con discos recientes viejas sagas familiares: los Carpio o los Agujeta, del barrio de la Plazuela jerezano. Los guitarristas más jóvenes no han cesado en sus entregas, en ocasiones con una envidiable brillantez. Así, las de Santiago Lara, en tributo a Pat Metheny, Daniel Casares, José Carlos Gómez, Jesús Guerrero, Javier Patino, Amós Lora y el esperado debut de Manuel Valencia. Entre los más veteranos de la sonata, José Antonio Rodríguez publicó en solitario, mientras otros compañeros parecen haber preferido el diálogo con otros músicos o culturas: Gerardo Núñez grabó con el guitarrista de jazz sueco Ulf Wakenius y Josemi Carmona firmó un esmerado trabajo junto al contrabajista Javier Colina. Música flamenca de calidad y de muy variados colores. Por FERMÍN LOBATÓN1. José Antonio Rodríguez. Adiós muchachos. / 2. Manuel Valencia. En mis manos. / 3. Santiago Lara. Flamenco tribute to Pat Metheny. / 4. Josemi Carmona & Javier Colina. De cerca. / 5. Juanillorro. Plazuela viva.El mundo de la música clásica está volviéndose cada vez más virtual, con una oferta creciente de servicios de streaming tanto de grabaciones como de conciertos y óperas que pueden verse y escucharse en directo en cualesquiera dispositivos —o en cines, para aquellos dispuestos a socializar un poco—, aunque estén sucediendo en el otro extremo del planeta. Pero los aficionados de siempre mantienen el apego y la querencia por los discos, cuya fisicidad parece una vacuna contra lo efímero. En ese sentido, nada puede competir en este 2016, ni en cantidad ni en calidad, con la nueva Edición Mozart publicada por Decca (Mozart 225), que parte de la original de 1991 y se ha remozado acorde con los tiempos. Otra tendencia imparable es a reeditar más que a editar, y de las muchas cajas recopilatorias merece destacarse la que, en 37 discos, recoge las grabaciones completas del Cuarteto Italiano para Philips, DG y Decca. Los sellos pequeños siguen sin rehuir el riesgo: Hyperion ha devuelto al mapa polifónico renacentista a nuestro Bernardino de Ribera y ha publicado el Diario de viaje de los Alpes austriacos, de Ernst Krenek, una rareza que Florian Boesch y Roger Vignoles convierten en una mezcla de catarsis introspectiva y denuncia del turismo de masas. Tras bucear en sus antepasados, Vox Luminis llega por fin a las cantatas de Johann Sebastian Bach. Su grabación de cuatro obras tempranas para Alpha es la mejor noticia para despedir el año, porque todos los caminos conducen a Bach. Por LUIS GAGO1. Mozart. ‘La nueva edición completa’. / 2. Cuarteto italiano. ‘Grabaciones completas’. / 3. Ribera: Magnificats y motets. ‘De profundis’. / 4. Krenek. ‘Diario de viaje de los Alpes austriacos’. / 5. Bach. ‘Cantatas BWV 106, 150, 131 y 12’.