En la capital hay abastos de corte multiétnico; de carácter popular y comprometido con la generación de tejido social en el barrio; y otros ya muy vinculados a la experiencia gastro y el turismo
El mercado municipal de Antón Martín es una muestra de equilibrada convivencia entre el mercado de abastos tradicional, de los de toda la vida, con las nuevas tendencias de los gastromercados.Luis SevillanoUna tienda de cereales del Mercado de Antón Martín. El espacio es similar al Cereal Killer, de la londinense calle de Brick Lane, que vende boles de leche con cereales.Luis SevillanoMostrador y clientes comprando en La Fromagerie, en el madrileño Mercado de San Miguel. El espacio, privado, más que un mercado es un espacio gastronómico muy imitado.Santi BurgosLos modernos puestos ayudan a revitalizar los mercados, pero sin los de toda la vida, pierden su esencia. En la foto, un puesto de frutas y verduras provisional en el Mercado Barceló.Carlos RosilloEl Mercado de Antón Martín es frecuentado por muchos jóvenes. En el espacio, la clásica pollería convive con la tienda de algas; el hipster barbudo, con la señora que tira de un carro de tela estampada.Luis SevillanoEn la foto, una librería en un antiguo puesto de comercio en el mercado de Antón Martín. En Madrid, el mercado que más puestos tiene (210) es el de Maravillas. En algunos hay escuela de flamenco (Antón Martín), música (Argüelles), salas de arte (San Antón) o centro de salud (San Fernando).Carlos Rosillo“Cada vez cuesta más encontrar gente que quiera montar comercios de alimentación tradicional y los herederos de los actuales prefieren dedicarse a otra cosa”, dice la gerente del Mercado de Antón Martín, Mercedes Moyano.Luis Sevillano
