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Alassane y Hadidjatou, mellizos de 15 años, huyeron desde Tombuctú hacia Bamako hace dos o tres años, no recuerdan la fecha exacta. Se fueron a la carrera después de que su tío fuera decapitado durante el saqueo de su casa. "Quisieron robarle la moto y él se opuso", cuenta Hadidjatou, la única que habla durante la entrevista. Ellos no lo vieron, estaban dentro de la vivienda, pero su padre sí. "Era su hermano y le causó tal trauma que ahora tiene problemas mentales". La familia huyó en piragua por el río Níger hasta Mopti y luego continuaron por tierra. En Tombuctú, el padre de estos mellizos trabajaba como costurero. A raíz del asesinato, el cabeza de familia ha quedado incapacitado para trabajar y la familia sobrevive con lo que gana la madre vendiendo "lo que pilla": zapatos, fruta, condimentos... Ambos hermanos, que no saben leer ni escribir, estudian confección en uno de los talleres que la ONG Temedt impulsa para dar una formación y facilitar la reinserción en la sociedad de los niños víctimas del conflicto. A ella no le apasiona, prefiere el baloncesto y los negocios, pero a él sí. Ambos quieren seguir aprendiendo para empezar a trabajar pronto y ayudar económicamente a su familia.
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Súper héroes prematuros

Sufrieron secuestros, violaciones y el asesinato de familiares a consecuencia del conflicto que sigue vivo en el norte de Malí. Aún niños, hoy rehacen su vida lejos de ese horror e intentan olvidar

Lola Hierro
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