El crimen. Robert Wood, un policía de Dallas, es asesinado a tiros en 1976 por el conductor de un coche al que ha parado en la cuneta. El culpable. Randall Dale Adams, un tipo que se había quedado sin gasolina, había hecho autostop y había sido recogido por David Harris, un chaval con el que pasa la noche de copas. El documental. El jurado que encarceló a Adams lo hizo en base a la confesión de varios testigos que se inventaron sus testimonios a cambio de dinero. Además, la policía tuvo en cuenta las declaraciones de David Harris, que señaló a Adams como culpable. The Thin Blue Line, que termina con la confesión del propio Harris, consiguió que se reabriese el caso. En la actualidad… Randall Adams, que había sido condenado a pena de muerte, conmutada a cadena perpetua, pasó doce años en la cárcel, algunos de ellos en el corredor de la muerte. David Harris fue ejecutado en 2004 por otro asesinato que había cometido en 1985 y que se podría haber evitado de haber sido detenido.-El crimen. Tres niños son encontrados desnudos y mutilados en un pueblo de West Mumphis (Arkansas). El culpable. Jessie Misskelley, Damien Echols y Jason Baldwin, tres adolescentes locales. ¿El móvil? Formaba parte de un ritual satánico. -El documental. Éste es el primero de los cuatro filmes que se hicieron sobre el caso. Los mismos directores rodaron otros dos (en 2000 y 2011, siendo éste último nominado al Oscar) y Peter Jackson un cuarto, West Memphis (2011), trabajo que resumía todo el caso. Paradise Lost 2 contó con el apoyo de Metallica, que puso la banda sonora por primera vez a un filme (se apuntó al rito satánico porque los chavales escuchaban heavy y vestían de negro) y numerosos famosos pidieron la reapertura del caso. Los llamados “tres de West Memphis”, como se les conocía en Internet, fueron condenados; uno de ellos (Echols) a la pena de muerte. -En la actualidad… Los culpables pasaron 18 años en la cárcel, siendo liberados antes del estreno de Paradise Lost 3 gracias a un acuerdo con el tribunal. West of Memphis apunta directamente al padrastro de una de las víctimas, que habría confesado el crimen a un familiar. El verdadero culpable sigue libre.
