Los cofrades apuran los últimos minutos para ensayar antes de salir en procesión, mientras los pasteleros llenan sus escaparates con torrijas y los maestros cereros muestran la técnica de un oficio que mantiene la tradición artesanal generación tras generación
La cerería Ortega, situada junto a la Iglesia de San Isidro, en Madrid, se fundó en el año 1983 y elaboran las velas de manera totalmente artesanal. La cera se funde y se traspasa a la paila, una vasija de metal que la mantiene caliente.jaime villanuevaLa pastelería Nunos, en Madrid, ofrece una gran variedad de torrijas durante la Semana Santa, incluyendo las tradicionales de leche y vino. Cada año, José Fernández, el propietario, renueva este postre hasta conseguir nuevos sabores y texturas.Jaime VillanuevaJosé Manuel introduce los cirios en el noque, donde les da varios baños hasta que adquieren el grosor deseado. Es la cuarta generación que prosigue con este oficio tal y como comenzó, hace más de 100 años.Jaime VillanuevaLa cuadrilla de la Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder ensaya en las inmediaciones de la Real Colegiata de San Isidro de Madrid.Jaime VillanuevaAntonio, chef del restaurante Los Galayos, en Madrid, prepara un potaje de Vigilia todos los viernes de Cuaresma, como manda la tradición.Jaime VillanuevaHay que cuidar hasta el más pequeño detalle para que las torrijas tengan el aroma y sabor deseados.jaime villanuevaJesús coloca uno de los pasos de Semana Santa y cuida que no falte ningún detalle en su tienda de artículos religiosos El Ángel, en la calle de Esparteros, en Madrid.Jaime VillanuevaLa forma de trabajar artesanalmente la cera le confiere más resistencia y durabilidad a las velas, aunque el proceso resulte mucho más lento que una producción industrial.Jaime VillanuevaDos mujeres observan el escaparate de una tienda de artículos religiosos. La crisis también ha afectado a estos comercios, aunque durante esta época el incremento de las ventas es muy alto.Jaime Villanueva