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Belleza eterna sobre la pasarela

A sus 83 años, la norteamericana Carmen Dell'Orefice es la maniquí más longeva en activo. Dalí la fotografió con 14 años y hoy sigue desfilando

Carmen Dell' Orefice, durante un desfile de Stephane Rolland en enero de 2013.
Carmen Dell' Orefice, durante un desfile de Stephane Rolland en enero de 2013.ACE Fashion

Tenía 13 años cuando la mujer de un fotógrafo de moda la descubrió bajando de un autobús en Nueva York. Había cumplido los 14 cuando se sentó delante de Salvador Dalí para una sesión por la que obtuvo una paga de siete dólares y una pintura del artista. A los 15 años, Carmen Dell'Orefice protagonizó su primera gran portada: fue para la revista Vogue. Y la semana pasada, a los 83, apareció en otra portada, en la revista New You.

Nacida en Nueva York en 1931, única hija de una inmigrante italiano y una húngara, Carmen Dell'Orefice es la modelo más longeva del mundo de la moda. Casi 70 años separan su primera y última portada. En estas siete décadas, salvo un parón a los 60, no ha dejado de trabajar. De hecho, desafiando a todos los cánones que rigen la moda, Dell'Orefice ha estado aún más activa entrada en la madurez. “He tenido más portadas de revista en los últimos 25 años que en el resto de mi carrera”, cuenta Dell'Orefice en la entrevista concedida a New You, celebrada en el hotel St. Regis, donde empezó su carrera posando para Dalí. “Hoy estoy en un territorio que la industria considera invendible: edad y pelo blanco. Sin embargo, lentamente, empecé a hacerme dueña de ese territorio, poco a poco, porque defendí la edad”.

El primer sueño de Carmen Dell'Orefice fue ser bailarina, como su madre, pero después de un año en cama creció demasiado (mide 1,77m) y perdió su tono muscular. Entonces aceptó dedicarse a la moda sólo para ayudar en la economía familiar. “No teníamos dinero y pasé hambre durante la mayor parte de mi juventud”, reconocía en otra entrevista hace un par de años.

Su delgadez, su rostro anguloso y sus largas piernas fueron, en cambio, lo que la convirtieron en una supermodelo siendo sólo una adolescente. “Nunca entendí que veían en mí”, recuerda. “Como modelo, no tenía identidad; era un camaleón, una actriz silenciosa. Una cosa amorfa. No tenía personalidad. Estaba llena de soledad y solemnidad. No era la típica chica de portada. Por eso he hecho más portadas en los últimos años que antes”.

Fui haciéndome un hueco porque defendí la edad y el pelo blanco”

Dell'Orefice no confiaba en ella misma. Pero la industria, sí. Trabajó con Irving Penn, Norman Parkinson o Richard Avedon que la fotografiaron para Vogue, Harper's Bazaar o Vanity Fair, y en 1953 la fichó la gran representante de modelos, Eileen Ford.

Pensar en ella ahora, en su gran amiga durante más de 60 años, la prepara para la muerte, dice: “Porque supo cómo vivir su vida. La mayoría de la gente no sabe y, por tanto, no sabe cómo morir. Están confundidos pero esto es parte de la vida. Por eso siempre digo que cuando muera, moriré a mi manera”.

Carmen Dell'Orefice durante la semana de la moda de Nueva York.
Carmen Dell'Orefice durante la semana de la moda de Nueva York.CORDON PRESS

La modelo, sin duda, también ha sabido vivir su vida. Casada y divorciada tres veces, contrajo matrimonio por primera vez a los 21 años con Bill Miles, después de cinco años de noviazgo y tres abortos ilegales (“Nunca me arrepentí. Superé el catolicismo y la culpa a los ocho años”, dice). La pareja tuvo una hija, Laura —la única que ha tenido la modelo—, y se divorció poco después. A los 28, Dell'Orefice volvió a casarse con el fotógrafo Richard Heimann; y en 1963, lejos de las pasarelas, contrajo matrimonio por tercera vez, esta vez con el arquitecto Richard Kaplan.

Su última relación más sonada fue la que mantuvo con el multimillonario Norman F. Levy en los años noventa y que duró hasta la muerte de él. Levy fue el mejor amigo de Bernard Madoff. Dell'Orefice, como tantos otros, perdió muchos millones en el fraude piramidal del banquero. Pero gracias al despunte de su carrera en las últimas décadas, tanto en pasarelas, como imagen de marcas (Revlon, YSL, Mugler…), la modelo, que reconoció hace dos años haberse sometido de joven a una rinoplastia y a un tratamiento de piel que “ahora es ilegal”, sigue disfrutando de una vida plena, “sin contar calorías” gracias a su “buen metabolismo”, y siendo aún sexualmente activa, según asegura en la última entrevista. “Por supuesto que aún tengo una vida sexual, ¿por qué iba dejaría de tenerla?”.

Sin límites

Por provocación o convicción, cada vez más marcas han empezado a elegir a modelos maduras para sus desfiles y campañas. Tom Ford sorprendió al mundo de la moda en 2012 al subir a su pasarela a Lauren Hutton, que entonces tenía 67 años, y Marisa Berenson,de 64. Jacky O'Shaughnessy (62) protagonizó en ropa interior la publicidad de American Apparel este año. Hace dos Jacquie Murdock (84) hizo la campaña de Lanvin. Y en 2010 Gitte Lee (80) volvió a ponerse delante de la cámara para Celine.

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