Un año sin Luis Aragonés
El pasado 1 de febrero se ha cumplido el primer aniversario del fallecimiento de don Luis Aragonés. Con motivo de esta efeméride quiero rendir un sentido homenaje a uno de los máximos exponentes del deporte español de todos los tiempos.
Don Luis, dotado de una fuerte personalidad, siempre transmitió como futbolista, entrenador y ser humano una mentalidad extraordinariamente competitiva y una fe inquebrantable en la victoria —ganar, y ganar, y volver a ganar, dixit—. Estos atributos unidos a su espíritu indómito hicieron de él una figura genuina e irrepetible. El Atlético de Madrid fue el club de su vida y allí militó durante 20 años, dejando una profunda e imperecedera huella. Fruto de ello, en las gradas de su estadio, la hinchada colchonera exhibe pancartas y entona cánticos en su memoria.
El mayor éxito de Luis Aragonés, al margen de las cuatro Ligas obtenidas (tres como jugador y una como técnico) con el equipo rojiblanco, lo cosechó con la selección española al ganar la Eurocopa de 2008. La trascendencia de esa victoria, más allá del título en sí mismo, fue dotar a La Roja de un nuevo patrón de juego y de un espíritu ganador que desterró el derrotismo y los complejos de inferioridad de los jugadores internacionales de las últimas décadas. Este virtuoso estilo de la selección se convirtió en un referente que acaparó elogios y admiración mundiales, y posteriores éxitos.
Desde entonces, los aficionados ya saben por qué a don Luis se le apoda el Sabio de Hortaleza. Siempre le recordaremos. Gracias maestro.— Javier Prieto Pérez.
