El accidentado cumpleaños de Schröder
Una amenaza de bomba interrumpe la fiesta del 70 aniversario del ex canciller alemán
Gerhard Schröder, el más telegénico canciller que haya tenido nunca Alemania nació el 11 de abril de 1944, una fecha, que 70 años después, ha provocado polémica, alegría y la intervención de la policía en Alemania. Schröder es un político que se deja querer y, desde que alcanzó esta edad, no ha cesado de festejar el nuevo aniversario tanto en su país como en el extranjero rodeado de empresarios, políticos, diplomáticos y del controvertido presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Desde hace un mes, Schröder se deja querer por sus amigos, correligionarios, banqueros y representantes de la gran empresa. Todos hacen fila para festejar al excanciller, que abandonó la política activa hace ya más de ocho años. Pero el más reciente festejo, celebrado en la noche del lunes pasado en el elegante Schlosshotel Kronberg en Taunus y organizado por el Banco Rothschild, pudo haber terminado en una tragedia.
“En una hora explotará una bomba”, fue la frase que escuchó un telefonista del hotel, que consternó al local y obligó a suspender la gran fiesta organizada. “Su número estaba oculto y hablaba sin acento, pero no se expresaba muy bien”, declaró el telefonista a la policía y a la prensa.
La policía llegó con perros adiestrados para detectar artefactos explosivos y trasladó a los ilustres invitados, entre los que se contaban el embajador de Rusia en Berlin, Vladimir Grinin, el máximo jefe del Deutsche Bank, Jürgen Fitschen y decenas de representantes de los más selecto del mundo de la banca y la gran industria germana, a otro hotel ubicado en las cercanías.
La búsqueda de la bomba duró dos horas y cuando las puertas se volvieron a abrir de par en par, la fiesta pudo iniciarse poco antes de la medianoche. Los festejos duraron hasta los dos de la madrugada, pero el ambiente quedó marcado por la amenaza.
La policía, que aún sigue sin saber quién fue el autor de la llamada, no descartó este martes un motivo político para la amenaza. Cuando se supo que el embajador ruso participaría en la fiesta, activistas locales organizaron una protesta frente al hotel para denunciar la participación de Moscú en la crisis de Ucrania. Tampoco la policía descartó que la amenaza tuviera que ver con la posición del propio Schröder en la crisis y su conocida amistad con el presidente Vladimir Putin.
Hace dos semanas, Schröder, que ocupa desde 2005 el cargo de presidente de la comisión de accionistas de la empresa Nord Stream AG, la firma germano rusa que gestiona el gaseoducto del mismo nombre a través del Báltico, se dejó seducir por el halago y la vanidad y aceptó una invitación de la empresa germano rusa que deseaba agasajarlo en medio de la pompa y majestad de San Petersburgo, la antigua ciudad imperial rusa.
El festejo estuvo a punto de convertirse en una tragedia para el festejado a causa de la presencia de un invitado de último minuto, el famoso Valdimir Putin que llegó a la fiesta para abrazar a su viejo amigo alemán, La fotografía del abrazo entre Putin y Schröder, consternó a Berlín, donde el gobierno que dirige Angela Merkel está luchando desde hace semanas para impedir que Ucrania sucumba a los deseos imperiales del propio Putin.
¿Cómo es posible que un ex canciller alemán se abrace con el presidente ruso en medio de la peor crisis política que azota a Europa?”, fue la pregunta que se formuló la familia política alemana. Respuesta de Schröder: “El presidente ruso no es una persona non grata”, dijo y recordó con malicia, que el encuentro con Putin había hecho posible la liberación de siete observadores de la OSCE, que habían sido detenidos por milicias pro rusas en Ucrania.
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