Ultracastigar

El primer ser humano que vivirá mil años ya ha nacido, afirman investigadores. En una sociedad extremadamente longeva, los crímenes deberían ser sancionados con penas mucho más largas

Aubrey de Grey, cofundador de la fundación de investigación Sens contra el envejecimiento –que trabaja para frenar la oxidación celular y hacernos inmortales–, tan convencido está del desenlace feliz de sus investigaciones que afirma: el primer ser humano que vivirá mil años ya ha nacido.

La perspectiva de una humanidad tan longeva plantea muchos problemas. Por ejemplo, la proporcionalidad del castigo a los criminales. Porque ¿qué es, para un asesino, una condena a 30 años de cárcel en el conte...

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Aubrey de Grey, cofundador de la fundación de investigación Sens contra el envejecimiento –que trabaja para frenar la oxidación celular y hacernos inmortales–, tan convencido está del desenlace feliz de sus investigaciones que afirma: el primer ser humano que vivirá mil años ya ha nacido.

La perspectiva de una humanidad tan longeva plantea muchos problemas. Por ejemplo, la proporcionalidad del castigo a los criminales. Porque ¿qué es, para un asesino, una condena a 30 años de cárcel en el contexto de una vida que durará mil? ¡Nada, un fin de semana perdido!

Bueno, esto sería inaceptable, y un desafuero. Por suerte ya piensa en soluciones la filósofa de la universidad de Oxford Rebecca Roache, investigadora en el Oxford Centre for Neuroethics, que en el blog Practical Ethics especula sobre temas que hacen arder el pelo, como este. En una sociedad extremadamente longeva, observa Roache, los crímenes atroces también podrían ser sancionados con penas mucho más largas.

Pero mantener al malhechor durante siglos a cargo de los presupuestos del Estado le saldría muy caro al contribuyente. Una solución sería trasladar la conciencia del criminal a un ordenador (lo cual pronto será factible) debidamente programado y acelerar el funcionamiento de este a la enésima potencia para que en pocas horas experimente siglos de privación de libertad. Otra idea: alterar con drogas la percepción del paso del tiempo del tipejo, de modo que los minutos le parezcan largos como años. Sustituir a los vigilantes por robots también abarataría el gasto carcelario… ¡No son ideas lo que le falta a la admirable doctora Roache!

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