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Dennis Rodman se disculpa tras su viaje a Corea del Norte

"Lo siento. No soy el presidente. No soy un embajador. Solo una persona que quiere enseñar al mundo que podemos llevarnos bien", ha dicho el exjugador de la NBA En su escala en el aeropuerto de Pekín ha anunciado el mes que viene hará su quinta visita a Pyongyang

Un emocionado Dennis Rodman llegaba este lunes al aeropuerto de Pekín tras su criticada estancia en Corea del Norte, un nuevo viaje del exjugador de la NBA con motivo del cumpleaños del tirando Kim Jong-un, a quien incluso le cantó el Cumpleaños feliz. “Lo siento. No soy el presidente. No soy un embajador. Soy Denis Rodman. Solo una persona que quiere enseñar al mundo que podemos llevarnos bien por un día”, dijo antes de que su voz se quebrara ante una multitud de periodistas le esperaban en el aeropuerto para preguntarle por su cuarto viaje a un país del que ha sido incapaz de criticar sus abusos contra los derechos humanos, y a cuyo líder calificó como su amigo.

Un "lo siento" probablemente debido a alguno de los errores que cometió durante su visita a Pyongyang. El Gusano llegó a justificar la detención en Corea del Norte del pastor evangélico estadounidense Kenneth Bae, condenado a 15 años acusado de conspirar contra el Gobierno norcoreano y retenido en ese país hace más de un año, pese a las intensas peticiones de Washington para que sea liberado. El jugador se disculpó un día después por sus declaraciones, alegando que le habían afectado el estrés del viaje y el alcohol, y durante su escala en el aeropuerto pidió nuevamente perdón por no haber podido ayudar a Bae, aunque defendió una vez más su iniciativa de acercamiento deportivo al aislado régimen y quiso restar importancia a su posible influencia sobre el dictador norcoreano que un mes antes de su visita había ordenado la ejecución de su tío y mentor Jang Song-thaek.

“Amo a América, amo a mi país, nunca lo perjudicaría por nada del mundo”, añadió, quizá para responder al exboxeador Mike Tyson, quien le ha calificado de “traidor”. Rodman aprovechó sus declaraciones para quejarse porque se le hayan cargado responsabilidades cuando su único objetivo, dijo, es acercar Estados Unidos a la aislada Corea del Norte a través del baloncesto. Y parece que va a continuar con ese objetivo. Tras finalizar el que ha sido su cuarto viaje a Corea del Norte, Rodman regresará al país el mes que viene para intentar organizar un nuevo partido de lo que los medios de EE UU ya apodan la diplomacia del baloncesto, en recuerdo de la diplomacia del ping pong que acercó a Pekín y Washington hace 40 años.

Aunque probablemente en la próxima visita no le acompañe el jugador Eric Floyd, quien ha asegurado en televisión que intentó marcharse al día siguiente de llegar a Pyongyang, cuando descubrió que no iba a trabajar con niños –como se pensaba- sino que el motivo era un encuentro entre las diversas estrellas de la NBA y la selección norcoreanaiban para celebrar el cumpleaños de Kim Jong-un.

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