Un hombre mata a otro en Tetuán y excava una fosa en su jardín para enterrarlo
El autor confeso ha estado esta mañana en la reconstrucción del crimen en su domicilio con la policía
Raúl Vega Carvajal, el hombre de 33 años que se entregó al mediodía de ayer en la comisaría de Fuencarral-El Pardo (Madrid) tras declarar que había matado a otro hombre, ha estado mañana en su domicilio junto con agentes del Grupo VI de Homicidios y de Policía Científica para reconstruir el crimen. Los policías que llevan el caso han identificado a la víctima, que consta en los archivos del carné de identidad como Carolina L. C., de 30 años, por lo que las primeras investigaciones apuntan a que se trata de un transexual, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 14.30 cuando Vega Carvajal se presentó en la comisaría del barrio del Pilar junto con su abogado y se confesó autor de haber matado a puñaladas a un hombre. Primero acudió un coche patrulla de la comisaría que confirmó que había una persona muerta en el jardín del número 258 del paseo de la Dirección, en el distrito de Tetuán. Se trata de una vivienda baja de bajo nivel adquisitivo con unas extraordinarias vistas de toda la sierra de Madrid. Después acudieron los especialistas de Homicidios y de Policía Científica y comprobaron que la persona llevaba muerta algún tiempo, ya que presentaba además de signos de putrefacción algunas características de momificación, según fuentes del caso.
Los restos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, donde esta mañana se le ha practicado la autopsia. Esta ha determinado que el hombre murió apuñalado en repetidas ocasiones. Hasta este mediodía no se había presentado ningún familiar ni conocido a reclamar el cuerpo de la víctima.
La reconstrucción del crimen ha empezado alrededor de las diez de la mañana y se ha prolongado hasta las doce del mediodía. El detenido se ha mostrado tranquilo en todo momento y con signos de arrepentimiento, según algunos testigos. En todo momento ha estado esposado y acompañado de su letrado. Después ha salido de la vivienda tapado con una capucha y los dos agentes de paisano que lo custodiaban lo han metido en un coche camuflado. Se espera que pase a disposición judicial a primera hora de mañana.
Los vecinos del paseo de la Dirección han explicado que el detenido llevaba en esa pequeña vivienda unos cinco años, cuando una sociedad promotora empezó a comprar los terrenos de esta zona del distrito de Tetuán para construir viviendas en altura y acabar con las infraviviendas y los asentamientos industriales que hay en la zona. Esos residentes explicaron que Raúl Vega era el hermano de uno de los responsables de la empresa Área Norte encargada de todo el planeamiento. "Era nuestra persona de contacto con esa promotora siempre que teníamos algún problema", ha explicado Adolfo, el vecino de al lado del lugar donde se produjo el crimen.
En los últimos días ha estado haciendo reparaciones un obrero en el patio de la vivienda de Vega ya que, según explicó a sus conocidos, tenía humedades. Eso ha motivado que todo el patio esté completamente reformado y que cuente con barbacoa, entre otros objetos de construcción. Algunos residentes explicaron que eran frecuentes las fiestas que organizaba en su casa y que era común ver coches de gran cilindrada aparcados en la acera de enfrente de la vivienda. "Causaban bastantes problemas porque estaban hasta altas horas de la madrugada. Le habían instalado focos y todo y esto parecía una discoteca", añadió otra vecina. Todavía se podía ver desde alguna vivienda contigua la fosa que había excavado en el jardín y que fue removida tras confesar el crimen. La vivienda se haya precintada por orden del titular del juzgado de instrucción número 30 de plaza de Castilla, que es el que se encarga del crimen.
"Raúl hacía unos días que no estaba por aquí. Llevábamos tiempo que no le veíamos. El pasado sábado hubo un incendio en la chatarrería que hay detrás de su casa y fue entonces cuando coincidimos", ha apuntado de nuevo Adolfo, que no descarta que el crimen se haya producido después de aquel suceso. Nadie del barrio había escuchado nada: ni gritos ni discusiones.
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