Chapuzón salvaje III. Los lodos del Mar Menor
Tras la Piscina del Diablo y la Garganta del Diablo, un chapuzón espeluznante. Los barros de Lo Pagán. Bienvenidos al lado oscuro de la playa.
Dos bañistas, ayer mismo, en los lodos de San Pedro del Pinatar.© Isidoro Merino
Da miedo, de verdad. Verlos salir del mar con ese olor a cosa muerta, con esos movimientos lentos, parsimoniosos, como zombis renegríos que vayan a comerte el cerebro o los menudillos en cuanto te descuides. Muchos llevan un cubo de plástico en la mano, ¿para llevarse la casquería que sobre?
Imagen de I walked with a zombie (Yo anduve con un zombí; 1943), deJacques Tourneur.
Creature from the Black Lagoon (La mujer y el monstruo; 1954), un clásico de serie B de Jack Arnold.
Pues no. Ni zombis ni criaturas de la Laguna Negra. Son los bañistas que se embadurnan de fango negro (y pelín pestilente, todo hay que decirlo) en las salinas junto el paseo de los Molinos de Lo Pagán (Murcia), frente al Mar Menor. Dicen que son buenísimos para la artritis, el reúma y el cutis, que te queda muy fino.
Una familia disfrutando ayer de los barros.© Isidoro Merino
A mí, la verdad, me dan un poco de asco, y antes preferiría nadar entre tiburones, como Paco Nadal, que refocilarme en barro.
También los aplican, en versión más fina y con masajito, hoteles spa como Lodomar, Thalasia y Aguas Salinas
¿Habéis vivido alguna vez esta terrible experiencia?
La modelo israelí Bar Refaeli sí. "Pegajoso, pero me siento genial", contaba ayer mismo en Twitter (y lo publicaba El País), rebozada y bien rebozada en los lodos del Mar Muerto (Israel y Jordania), donde pasa sus vacaciones.
Igual también me apunto.
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