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Montilla defiende el autogobierno en Londres como un arma contra la crisis

El presidente catalán explica en una charla la identidad nacional de Cataluña

El presidente de la Generalitat, José Montilla, defendió anoche en Londres la identidad nacional de Cataluña y la atribuyó no sólo a su lengua y cultura, sino a su voluntad de autogobierno al tiempo que destacó su utilidad en tiempos de crisis. Montilla cerró una serie de conferencias organizadas en la London School of Economics por la Fundació Rafael Campalans y el Centro Cañada Blanch de Estudios Hispánicos Contemporáneos. El ciclo, que ha visto pasar al consejero de Economía y Finanzas, Antoni Castells, el de Educación, Ernest Maragall, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, ha tenido como objetivo combatir los estereotipos difundidos hace un año por la revista británica The Economist en un polémico reportaje que en Barcelona se interpretó como una visión de Cataluña con ojos de Madrid.

A la inicial reacción exigiendo disculpas siguió después una actuación más atemperada y personalizada, dirigida a que la prensa extranjera conozca de primera mano la realidad catalana, "sin intermediarios", como sintetizó ayer Montilla en un breve encuentro con la prensa española.

Luego intentó dibujar esa realidad en la London School mirando a la autonomía a través de tres prismas: la crisis, lo que llamó "la gestión de las identidades múltiples" y "la gobernanza de los Estados complejos". Montilla enfatizó que los deseos de autogobierno no son un capricho o un fenómeno de mera descentralización administrativa, sino el producto de "seis siglos y medio de historia" representados por la propia Generalitat. Defendió que "Cataluña es una nación, definida por una cultura y lengua propias, pero también por mantener una voluntad de autogobierno".

Explicó la importancia de ese autogobierno en momentos de crisis para paliar sus efectos entre las capas menos favorecidas y transformar el modelo de crecimiento. Todo ello a través del tradicional "pactismo intrínseco al carácter catalán" y la apuesta por la economía del conocimiento sin renunciar a industrias "maduras pero no caducas", como la agroalimentaria, el automóvil, la farmacéutica y la turística. "Es cierto que ya no somos la misma fábrica de España pero tampoco Europa es ya la fábrica del mundo", dijo.

Defendió con ahínco el carácter multicultural e integrador de una Cataluña que siempre ha crecido a través de la inmigración. Y se puso como ejemplo: "Yo mismo fui un inmigrante. Hoy soy un catalán. Y los soy por decisión libre". Y acabó defendiendo el bilingüismo y la necesidad de preservarlo mediante la política de inmersión lingüística, lamentando que "desde el resto de España surjan voces, interesadas y desinformadoras, sobre un falso conflicto lingüístico".

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