60 años de recorrido teatral
El teatro Albéniz, inaugurado hace 45 años, podría cerrar sus puertas a finales de año
El teatro Albéniz, fue proyectado por varios arquitectos y finalmente por Manuel Ambrós Escanella, antes de ser inaugurado en 1945. Alberga un teatro de mil butacas y en sus sótanos estuvo también durante décadas, una famosa sala de fiestas que primero se llamó Fantasía, luego Folies y finalmente Xairo.
El teatro Albéniz estuvo a punto de desaparecer a principios de los años ochenta del pasado siglo, cosa que impidió el primer Gobierno regional del socialista Joaquín Leguina, que lo remodeló para desarrollar en él un programa artístico y cultural estable. Eso es lo que ha venido haciendo hasta ahora, primero bajo la dirección de Teresa Vico, fallecida hace cuatro años, y desde entonces con Cristina Santolaria.
El edificio que aloja el teatro Albéniz, tal y como consta en el documentado libro, editado en 2006, Teatros históricos de Madrid, de Antonio Castro, editado por la Concejalía de las Artes tenía otorgado "nivel de protección 1 en el Plan General de Ordenación Urbana".
Pero el Plan General de Ordenación Urbana se revisa más o menos cada década. La última protección que tuvo el Albéniz afectaba tanto sus volúmenes como los elementos arquitectónicos más singulares y destacados.
El PGOU de 1997
El último Plan General de Ordenación Urbana de Madrid fue objeto de revisión mediante acuerdo del Consejo de Gobierno regional de 17 de abril de 1997, publicado en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid días después. Estos planes se revisan a través de un procedimiento bifásico ya que la aprobación inicial y provisional corresponde a los municipios y la definitiva a las comunidades autónomas. En este caso el plan general de Madrid incluía la catalogación del edificio del Teatro Albéniz con un grado de protección estructural, nivel 2 y uso vinculado a teatro. Pero la propiedad del inmueble de entonces, la familia Moro, interpuso el recurso 1341/97 ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Y lo hizo en fecha y hora.
Contra esta sentencia, la sala ofrece recursos de casación. La Comunidad de Madrid, que lo preparó, terminó desistiendo del mismo porque pactó con los propietarios que retiraba el recurso si le alquilaban el teatro hasta que estuvieran terminados los Teatros del Canal. La sentencia no impide que el Albéniz siga siendo un teatro, pero sí permite que no lo sea.
El punto 9 del programa electoral de Cultura de Esperanza Aguirre, en mayo de 2004, decía: "Adquisición y reforma del Teatro Albéniz, centro emblemático de la actividad teatral llevada a cabo por la Comunidad". Ya en ese año, Esperanza Aguirre dejaba claro que en ningún caso la inauguración de los Teatros del Canal supondría el desentendimiento de la Comunidad de Madrid con el teatro Albéniz, que la presidenta se comprometió a comprar y reformar en esta legislatura.
Aguirre: "Se va a mantener la actividad teatral en la manzana"
En junio de 2006, cuando el Albéniz ya era del grupo Monteverde, Aguirre afirmó: "Mientras yo sea presidenta, se va a mantener la actividad teatral en la manzana donde está el Albéniz". Anunciaba así la intención del Gobierno regional de proteger el uso cultural en el centro de la capital, aunque permite una reforma integral del espacio a los propietarios. Algo que no hizo cuando se pudo evitar todo. Es algo muy similar a lo que en su día se hizo con el teatro Martín, de la calle de Santa Brígida, y el Maravillas, de la calle de Manuela Malasaña. El Martín, pese a ello, ha desaparecido, no así el Maravillas, que ha reducido su aforo, pero tiene una actividad teatral viva.
El teatro Martín, que el Ayuntamiento obtuvo en junio de 1996 a cambio de permitir hacer pisos en el solar, nunca más se ha vuelto a saber.
Aunque en su interior hay una nave vacía en la que se supone que tenía que estar funcionando un teatro hace años. Pero el silencio y el olvido han caído sobre este espacio que a principios de los años noventa sus propietarios, la sociedad Pamonsa, abandonaron hasta el derrumbe. La intención era que cambiara su uso y convertirlo en viviendas, algo a lo que se oponía la Comunidad, pero que finalmente el Ayuntamiento permitió a cambio de que se construyera un teatro que gestionaría el municipio. Las viviendas sí existen y se vendieron como pisos de lujo, pero no el teatro, que debería tener 416 butacas (menos de las que tenía el antiguo Martín) según se comprometió la propiedad.
El grupo inmobiliario Monteverde, propietario del teatro Albéniz, aseguró, también en junio de 2006, a través de un comunicado, la continuidad del Albéniz como centro teatral, "en la línea de lo que ha sido durante los últimos años", y aseguró que acometería para lograrlo "las reformas estructurales y arquitectónicas que mejoren sustancialmente tanto sus condiciones técnicas como de seguridad activa y pasiva, de las que ahora adolece".
Decidirán los arquitectos
Pero eso no implica mantener la estructura actual del teatro. Fuentes de la empresa inmobiliaria señalan que son los arquitectos los que tienen que decir si es necesario tirar el teatro. La propuesta de Monteverde y de la presidenta del Gobierno regional, Esperanza Aguirre, entonces era la misma: mantener un uso cultural en el futuro edificio. Y es que en 2006 fuentes de Monteverde apuntaron que el teatro está para tirarlo abajo, "tanto técnicamente como materialmente, por razones de seguridad y de comodidad". No obstante, recalcaron: "Los arquitectos son quienes dirán si será un centro teatral o cultural, si se mantiene igual o no".
En la misma época esta empresa recordó que fue compradora de buena fe, "por lo que si alguien quiere mantenerlo igual tendría que comprarlo y abonar el lucro cesante", dijeron. Es decir, que los nuevos compradores tendrían que abonar no sólo lo que les ha costado a ellos, sino lo que han dejado de ganar al no llevar a cabo su primigenio proyecto.
El pleno del Ayuntamiento aprobó en junio de 2006 por unanimidad elaborar un Plan de Ordenación de Usos Culturales en el que quedara incluido el teatro Albéniz. El Consistorio trata de impedir así la conversión de la emblemática sala en un centro comercial, sorteando el fallo judicial que permite el cambio de uso. "La sentencia dice que el edificio no tiene valor suficiente para estar protegido, pero no dice nada del suelo. Lo que vamos a hacer es vincular la protección al suelo. Eso evitará el cierre del teatro", según la entonces edil de Urbanismo, Pilar Martínez. El Ayuntamiento pidió entonces a la Comunidad que compre el Albéniz como constaba en el programa electoral de Esperanza Aguirre (PP)
Un año después la Comunidad de Madrid rechazó declarar Bien de Interés Cultural (BIC) el teatro Albéniz porque "no reúne las condiciones excepcionalmente singulares y relevantes que pudieran determinar la incoación de un expediente de este tipo", según figura en una resolución de la Consejería de Cultura del 27 de junio de 2007.
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