Cien inventos (in)verosímiles
El artista catalán Pep Torres se ríe del presente a través de los objetos que usaremos en el futuro.- Reúne su delirante y crítica obra en una triple muestra en Madrid
A medio camino entre la sátira costumbrista y la ciencia ficción, entre la crítica social y el arte más gamberro está Pep Torres (Barcelona, 1965). Este artista-inventor catalán, al que definen como el hombre total del Renacimiento, que lo mismo escribe que diseña, que inventa, que hace música o que aparece en una tertulia de radio o de televisión, creó en 2005 la marca Stereo-noise para idear nuevos productos y hacerles el correspondiente ruido mediático. Ahora, repasa su obra en Madrid. Son un centenar de inventos sui generis, muchos de ellos pensados para la vida futura y otros sólo para divertir al espectador. El resto, ahí está la gracia, son absolutamente reales. Con ellos, pretende hacer reír, hacer pensar. Y no por ese orden.
La muestra se titula Inventarium y se podrá ver gratuitamente en el centro comercial Plaza Norte 2 La Cúpula de Madrid del 31 de marzo al 19 de abril. Recoge por primera vez todo el universo creativo de Pep Torres y, según explica el propio autor, "no es una exposición sino tres en una". La primera muestra es una combinación de las mentes de Julio Verne y George Orwell pasada por la Termomix. Titulada Futour, un tour por el futuro, Torres invirtió en ella seis meses de 2006, con "sus días y sus noches, sus lunes y sus domingos", en los que estuvo encerrado pensando y creando. Galardonada con el Premi Ciutat de Barcelona, es un recorrido imaginario por los inventos que usaremos allá por el año 2300, si es que sigue existiendo la humanidad. "Es la más artística de todas", asegura Torres, y también, añadimos nosotros, la más ácida e incluso dura. Porque detrás de la carcajada viene la reflexión, que ya no es tan divertida.
"Con sus palancas y sus lucecitas"
El inventor la define como "una visión del futuro a través de sus objetos" y, al mismo tiempo, "una reflexión del presente, de cómo vivimos hoy en día". De esa mirada nace, por ejemplo, la cama puzzle. En 2300, explica, "nadie en su sano juicio compraría un colchón de matrimonio que no fuera desmontable en dos dada la precariedad de las relaciones sentimentales". Así, cuando dos personas se unen, cada miembro de la pareja aporta su mitad de una cama que se une fácilmente. Que se une, y se desune, claro. En total, conforman Futour 29 objetos "ultrarrealistas", ya que Torres no sólo los idea, sino que los monta. "Son objetos ya construidos con un texto explicativo de cómo funcionan y para qué sirven, con sus palancas y sus lucecitas de modo que parece que se van a poner en marcha aunque no funcionan", indica el creador.
La apariencia de realidad es total, ya que tiene cada uno su marca, su logotipo, su paquetería... incluso su inventor. Igual que cuando llegas a Ikea y te venden la estantería de colores HØfjügger, ideada por el joven Wunter Schessler, que cayó en la cuenta cuando era niño de que no le gustaba ordenar porque no era divertido. "Mis inventores de pega son el hilo conductor de la muestra. Son amigos míos que se prestaron a posar junto con los objetos". En esencia, sus objetos se parecen a los Chindogu japoneses, objetos en teoría prácticos pero que no sirven para nada. Proviene de chin, extraño y dogu, herramienta, y son útiles e inútiles al mismo tiempo ya que, aunque tienen finalidad práctica, resultan trastos engorrosos que causan más problemas de los que resuelven.
Por ejemplo, un masticómetro para contar las veces que se ha masticado la comida, un segundo brazo de plástico para el que le sudan las manos, un mechero solar o la mano extensible tipo gachetobrazo para encender el televisor. "El estilo de mis inventos es parecido al de Kenji Kawakami [mentor del Chindogu, que publicó en 1980 el libro 101 inventos imbéciles, inútiles y japoneses]. Sin embargo, los míos tienen más mensaje". Los artilugios de Torres no se agotan en sí mismos, sino que pretender ser "una reflexión, una crítica mordaz". "Yo entiendo el invento como mi forma de expresar lo que pienso del mundo". Torres habla de la guerra, de la ecología, de las costumbres sociales, de la vida en pareja, del cambio climático...
De ahí el huevo frito empaquetado de uno en uno y listo para comer, el tube fashion -pantalón sin cintura, reducido a dos perneras y que deja a la vista la ropa interior-, la maleta Just in case -que comprime el 90% de la ropa de tu armario para poder llevar camisetas y abrigos, dado que el tiempo que se ha vuelto cada vez más loco-, el traje Person Inside para advertir de la presencia de una persona y evitar atropellos... Torres usa el inglés como lengua "dominante" en el gran mercado mundial y recurre a juegos de palabras para aumentar la hilaridad. Así, el inventor de la puzzle bed es nada menos que Gus Vai.
"¿Y esto qué es?"
La segunda exposición lleva por título Funventions, otro juego de palabras entre diversión e inventos, que recorre su trayectoria más desenfada y mediática, 10 años en los que ha creado cachivaches para provocar la sonrisa en el telespectador. "Es mi expresión más divertida y menos crítica", indica el diseñador, que añade que también son 29 objetos. Por último, Nidea "es la respuesta más habitual a la pregunta de ¿y eso qué es?". Una recopilación de los inventos más curiosos encontrados por Torres y su equipo del estudio de invención Stereonoise. Todos rigurosamente reales y que se pueden adquirir en tiendas de medio mundo. "Es mi colección particular, soy un gran fetichista del invento", explica Torres. Entre ellos, hay dos de su puño y letra. "Un recogedor con peine para ir limpiando la escoba al tiempo que se barre y un cubo con un compartimento para poner los botes y ahorrar espacio en la cocina". Ambos "están en el supermercado, los comercializa Mery", añade.
En este punto, ya no sabemos si habla en serio o es parte del espectáculo, por lo que habrá que ir a un centro comercial a comprobarlo. ¿Cómo se definiría? Porque cuesta un rato... "A mí también me cuesta, la verdad. Si tuviera que decirlo en una palabra sería inventor". Pero su debilidad es la música. "Escribo, diseño, compongo... si pudiera viviría de la música, pero es tan difícil", confiesa.
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