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Un policía asegura que El Chino justificó la matanza por la guerra de Irak y la situación en Palestina

El responsable policial cuenta que hubo cierto descontrol en el manejo de las pruebas durante las pesquisas

La explosión en los trenes de Madrid provocó una matanza el 11 de marzo de 2004 y una situación de “caos” en los días posteriores entre los policías encargados de investigar este atentado, que ha servido de excusa hoy para que uno de sus responsables justificase cierto descontrol en el manejo de las pruebas. Es por ello que las evidencias halladas en los registros a los domicilios de los sospechosos y las encontradas en los escenarios de la tragedia “no estuvieron perfectamente clasificadas”.

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El responsable policial ha declarado además que el hermano mayor de Jamal Ahmidan, apodado El Chino, uno de los responsables de la matanza que se suicidó con parte del comando terrorista en Leganés, regañó al supuesto terrorista por haber asesinado a 200 personas “en una ciudad en que estaban acogidos y a la que habían venido a trabajar”. El Chino “fue incapaz de aguantar la mirada” de su hermano mayor, Mustafá, pero le respondió que “200 personas morían a diario en Irak y Palestina sin que a nadie le importara”. Así se lo contó a la policía el hermano menor, Youssef, que estaba convencido de la implicación de El Chino en la matanza.

El juicio del atentado discurre en esta tercera semana por la investigación policial. Esta mañana ha testificado un responsable de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), también protegido tras un biombo, como ayer su jefe en el momento de los atentados y uno de sus compañeros. Este agente se ocupó de administrar “toneladas de efectos localizados en los registros”, que la Unidad Central de Inteligencia trasladó a la UCIE para las pesquisas.

Los agentes de la UCIE elaboraron un inventario de pruebas, aunque “no siempre era fácil hacerlo”. Entre ellas estaba la bolsa azul que ha inspirado tantas teorías conspirativas. Fue la única mochila bomba desactivada y sirvió para empezar a desmarañar la trama islamista que se escondía tras los atentados. Fue localizada en la estación de Cercanías del Pozo y trasladada primero al depósito de cadáveres instalado en el recinto ferial del IFEMA para luego acabar en la comisaría de Puente de Vallecas. Según las teorías cospirativas auspiciadas por el Partido Popular y algunos medios de comunicación, pudo ser manipulada o incluso fabricada para implicar al comando islamista.

A preguntas de la acusación particular de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), el policía ha explicado que durante las pesquisas se compró “una bolsa azul que nos parecía calcada a la que habíamos visto en los medios que había estallado en los trenes”. Se hizo en una tienda de Lavapiés relacionada con dos presuntos miembros de la célula terrorista, y con la “excelente” intención de comparar muestras de tejidos de ambas bolsas. El abogado de la AVT le interrupió entonces para preguntarle si era una mochila o una bolsa (“era una bolsa azul con asas”), algo que esta organización parece considerar clave para esclarecer la matanza. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ordenó entonces leer el acta policial que se redactó al encontrar la bolsa, y en la que ésta aparece indistintamente como “mochila” o “bolsa”.

Ante la “avalancha de información” que recibieron tras los atentados, se tardó “mcuho tiempo en discriminar” las pistas correctas. Pero tras la identificación de las tarjetas telefónicas y las primeras detenciones, “la línea [de investigación] cogió algo más de definición pero sin ser muy precisa”, ha añadido el responsable policial.

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