El nuevo decreto de selectividad aumenta la duración de los exámenes y cambia las reglas para revisar su corrección
El Gobierno prepara una “homogeneización” de la Evau en las 17 autonomías con marcos comunes de contenidos y criterios de corrección. En su diseño participan representantes de las comunidades, salvo las del PP, que se autoexcluyeron, y de las universidades
El Gobierno sigue avanzando para cambiar profundamente las pruebas de acceso a la Universidad a partir de la edición de 2024. El nuevo real decreto de selectividad, a cuyo borrador ha tenido acceso EL PAÍS, contiene algunas modificaciones expresas, como el tiempo que los alumnos dispondrán para responder a los ejercicios, que pasará de los 90 minutos actuales a 105, o las reglas de revisión de exámenes. Pero sobre todo sienta las bases de una transformación de más calado, que hará de la Evaluación de Acceso a la Universida...
El Gobierno sigue avanzando para cambiar profundamente las pruebas de acceso a la Universidad a partir de la edición de 2024. El nuevo real decreto de selectividad, a cuyo borrador ha tenido acceso EL PAÍS, contiene algunas modificaciones expresas, como el tiempo que los alumnos dispondrán para responder a los ejercicios, que pasará de los 90 minutos actuales a 105, o las reglas de revisión de exámenes. Pero sobre todo sienta las bases de una transformación de más calado, que hará de la Evaluación de Acceso a la Universidad (Evau) una prueba menos memorística, y reforzará la homogeneización de los exámenes entre las 17 comunidades autónomas.
Esto último se concretará antes del verano mediante una orden del Ministerio de Educación que sentará las bases de la nueva estructura de la selectividad, estableciendo un marco general sobre el contenido de la prueba y otro sobre los criterios de calificación que, respetando las competencias autonómicas, tendrán como objetivo “homogeneizar” las pruebas, “garantizar su claridad y objetividad, y asegurar su equiparación entre los distintos territorios”.
El real decreto, que será aprobado como tarde en junio, derogará la normativa de selectividad del PP. Y adaptará la selectividad al aprendizaje por competencias implantado por la actual ley educativa, la Lomloe, “que da valor, más que a la adquisición de una serie de conocimientos disciplinares declarativos o a la memorización de conceptos presentados de manera parcelada, a la capacidad de saber movilizarlos para resolver una necesidad”, señala el borrador de la norma. El cambio es necesario, prosigue el texto, para completar la reforma educativa, “porque lo que el alumnado deba o no hacer en dicha prueba [la Evau] determina, en mayor o menor medida, lo que efectivamente se trabaja en el aula”. Dicha transformación será progresiva: en 2024 los ejercicios introducirán en cada materia una pregunta competencial, en 2025, dos, etcétera.
El decreto introduce algunos cambios directos. Uno de ellos es la ampliación, en 15 minutos, de la duración de los ejercicios, ya que el Ministerio de Educación considera que la resolución de un examen más competencial, que incluirá por ejemplo textos sobre los que el estudiante deberá reflexionar antes de empezar a contestar, requerirá más tiempo. Otro de los cambios, adelantado por este periódico en diciembre, es que los estudiantes podrán elegir entre examinarse de Historia de España e Historia de la Filosofía; se volverá así a la situación que hubo hasta que hace una década el PP eliminó Historia de la Filosofía del grupo de materias obligatorias del Bachillerato. Y otra modificación afecta a la revisión de exámenes. Si un alumno no está de acuerdo con la nota que ha obtenido en un ejercicio podrá, como sucede ahora, pedir una segunda corrección, y si la diferencia entre ambas calificaciones es igual o superior a dos puntos, el tribunal deberá realizar de oficio una tercera. La diferencia es que, hasta ahora, la calificación final se calculaba haciendo una media de las tres notas, y ahora será la tercera revisión la que prevalezca, sin promedios.
El real decreto establecerá las bases generales de la nueva selectividad. Pero el cambio será realmente visible cuando se presenten los nuevos exámenes. Estos están siendo definidos por grupos de trabajo de cada asignatura, integrados por profesorado de secundaria y otros especialistas que han sido designados por el Ministerio de Educación, las comunidades autónomas (salvo las del PP, que abandonaron los grupos en diciembre) y las universidades. Estos grupos de trabajo están preparando tres productos, que tienen entre sus objetivos principales homogeneizar la Evau no solo entre las 17 comunidades autónomas, sino también entre los tribunales de un mismo territorio.
El primer producto que están preparando es un marco que fijará, en cada materia, cuáles deben ser los elementos principales que el ejercicio plantee al alumnado. En Historia de la Filosofía el marco puede establecer, por ejemplo, que el examen se estructure en un texto sobre el que el estudiante argumente basándose en una serie de criterios filosóficos, al margen de que después cada comunidad autónoma decidiría de qué autor (Kant, Marx u otro) es dicho texto. El segundo producto que están desarrollando los grupos de trabajo son los criterios de calificación que deberán aplicar los correctores. No descenderá al detalle de establecer, por ejemplo, si cada falta de ortografía debe restar un 0,1 en la nota del ejercicio, pero sí, por ejemplo, cuáles deben ser las fases mínimas que un estudiante debe plasmar en la demostración de un problema matemático. El tercer encargo de los grupos de trabajo son modelos de exámenes, que el ministerio espera poder presentar a principios de junio para que alumnos y profesores los conozcan antes de que comience el próximo curso.
El ministerio está acabando de perfilar las pruebas piloto de la nueva selectividad, previstas para junio, cuyos resultados servirán para definirla. En los ejercicios participarán unos 2.000 alumnos de 50 centros educativos de una decena de comunidades. Cada estudiante hará dos ejercicios, uno de materia común y otro de modalidad. Y el ensayo se hará con chavales de primero de Bachillerato (que será el nivel que estrene la nueva Evau en 2024), y con las materias de ese curso que tienen continuidad en segundo (como Lengua Castellana y Literatura, Inglés, Matemáticas, Latín y Dibujo Artístico). Las pruebas servirán para comparar exámenes con distintos formatos de opcionalidad, y entre los elementos para decidir cuáles funcionan mejor figurará la opinión de los chavales, que serán entrevistados al acabar los ejercicios. En los últimos meses, el ministerio se ha reunido, además, con representantes de alumnos, del profesorado de Filosofía y de Historia, así como con las grandes confederaciones de familias para adelantarles algunos de los cambios.
Ejercicios adaptados a la Lomloe
Buena parte del decreto de la nueva selectividad es, por otra parte, muy parecido a la normativa ahora en vigor, aunque con los cambios derivados de la entrada en vigor de la Lomloe, que ha modificado algunas materias y ha ampliado las ramas del Bachillerato. Los alumnos deberán examinarse de las materias comunes ―Lengua Castellana y Literatura II; Lengua Extranjera II; Historia de España o Historia de la Filosofía, y, en su caso, Lengua cooficial— y de la materia específica obligatoria de la modalidad de Bachillerato que hayan elegido. Los de Ciencia y Tecnología se examinarán de Matemáticas II o de Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales II; los del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales, de Latín II o de Matemáticas aplicadas a las Ciencias sociales II; los del nuevo Bachillerato General, de Ciencias Generales II; los del Bachillerato de Artes plásticas, de Dibujo artístico II, y los del Bachillerato Musical y Escénico, de Análisis musical II o de Artes escénicas II.
Para la nota global, tanto las materias comunes como la de modalidad pesarán lo mismo. A continuación, dicha calificación se combinará con la del Bachillerato (con una ponderación del 40% y el 60% respectivamente). Y esa será la nota de acceso de la selectividad. Quienes quieran subir nota podrán presentarse a la llamada fase de admisión en la que, igual que sucede ahora, los estudiantes deberán examinarse de, “al menos”, dos optativas de segundo de Bachillerato (y se tendrán en cuenta, en todo caso, solo las dos notas más altas). El Gobierno estudia que la fase de admisión también experimente cambios (esta parte de la selectividad depende del Ministerio de Universidades), pero resulta improbable que estos lleguen a aplicarse ya en la edición de 2024.
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