Salud, dinero, amor… y logística
El sector que hace viable en la vida real una idea de negocio. El que materializa la voluntad. De dónde viene, adónde va y por qué sin él nada se mueve
Tres cosas hay en la vida (económica). Bueno, más bien cuatro:
- Salud. Sacar adelante una empresa, especialmente en tiempos de crisis encadenadas, exige fortaleza corporal y mental.
- Dinero. El que se necesita inyectar para crearla y el que se necesita ganar para reinvertir.
- Amor. Al equipo, a la compañía, a su propósito social. Si le va bien a ella, le va bien al país vía empleo, tributación y salud productiva.
- Logística. El sector transversal por excelencia, preexistente a todos los demás. El gran facilitador. Ya lo dice la RAE en una definición que no puede ser más genérica: “El conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización de una empresa o de un servicio, especialmente de distribución”.
Una empresa puede existir sin salud, sin amor, incluso sin capital propio si encuentra un inversor convencido. Pero sin los medios y métodos necesarios, imposible. Por eso Ramón Vázquez, presidente de ACTE (Asociación de Centros de Logística y Transporte de España), recuerda que la competencia no se da de empresa a empresa, sino de cadena de suministros a cadena de suministros “teniendo en cuenta que todas son distintas y sus criterios de gestión, también”.
En este artículo varios expertos de empresas y asociaciones logísticas reflexionan sobre su condición no solo de tejido conjuntivo, sino de motor de desarrollo humano. “Todo lo necesario e imprescindible en todos los aspectos de la vida forma parte de una cadena de suministros y, por lo tanto, es objeto de transporte, logística e inmologística”, remacha Vázquez.
Mejor no conocer qué es lo contrario de logística
Imaginemos una postal sin empresas a la vista: el bucólico campo. Pero que no se vean no quiere decir que no estén. La iniciativa privada es determinante en esa variedad genética de trigo, en las cabras bombero que desbrozan el bosque, o en los estudios sobre el acuífero.
Lo mismo ocurre con la logística discreta y a la vez omnipresente, logra que parezca natural tener al alcance todo lo que se necesita. “Si, como es en la inmensa mayoría de los casos, todo va bien y nada falla, la logística es invisible”, añade Vázquez.
Ergo, lo contrario de logística sería el colapso. “Sin la logística simplemente no es posible la vida cotidiana, asegura la coordinación de todos lo movimientos necesarios para satisfacer todas las necesidades de todas las personas”, apunta Ignasi Sayol, fundador del Clúster Logístic de Catalunya.
De ahí que el sector tienda naturalmente a la diversidad, a la organización de esa diversidad y a la evolución hacia una logística personalizada a través del dato convertido en conocimiento. “La inteligencia artificial (IA) nos permitirá anticiparnos a la demanda del consumidor de forma masiva y enviar productos sin que ni siquiera los haya pedido”, apunta Sayol. “Hace realidad el sueño de los logísticos, no hay proceso más eficiente que el que sucede sin que se solicite”. Ese modelo de entregas individualizadas “ya asoma en puntos de recogida flexibles, armarios inteligentes, estaciones de recogida o en la entrega autónoma mediante drones y robots”.
La ubicación de España es un intercambiador logístico global
La garantía de entrega se ha convertido en un valor intrínseco al propio producto. Por rutilante que éste sea, si no llega en tiempo y forma, pierde interés.
Semejante exigencia es tan cotidiana como difícil de cumplir, por ejemplo que ese medicamento llegue apenas dos horas después de pedirlo o ese alimento garantice la cadena de frío durante semanas, explica Francisco Aranda, presidente de UNO, Organización Empresarial de Logística y Transporte. “Hemos dejado de ser una commodity para convertirnos en valor añadido, en un factor de competitividad empresarial y en el tercer sector más empleador de España”.
Empleador e intenso en tecnología. Big data para gestionar la previsión de demanda. IA para mejorar el dimensionamiento y la distribución de los almacenes y del stock. Internet de las Cosas y la trazabilidad avanzada para el mantenimiento preventivo y monitorizar flotas, gestionar la cadena de frío o controlar stocks. Cloud y 5G para agilizar la comunicación entre los eslabones de la cadena y la respuesta a los picos de demanda.
Tanta tecnología, que el sistema formativo no cubre su demanda de talento. La logística puede generar mucho más empleo de calidad y no solo contribuir a la competitividad española, sino a la relocalización de industrias, algunas al menos, emigradas a China. “La privilegiada posición geoestratégica de España nos ofrece la oportunidad de convertirnos en un hub intercontinental y esta es nuestra mayor aspiración de cara a los próximos 10 años”, añade Aranda. “Queremos asumir un papel protagonista en la agenda comercial exterior como puerta logística de entrada a Europa de las mercancías de Latam. Y podemos ser ese punto de consolidación de productos que salen de Asia hacia el resto del mundo”.
Solo tiene un límite: el mundo
La logística es la otra red de redes, y por lo tanto el sector patrio se integra sin solución de continuidad en la logística europea y globalizada, como explica la asociación TRANSPRIME Spanish Shippers’ Council, European Shippers’ Council y Global Shippers’ Alliance, que representa a las empresas de esas tres capas superpuestas en el mapamundi. Según Jordi Espín, secretario general de la delegación española, “la logística del bien común depende de que se reconozcan y se pongan de acuerdo sus dos polos: la industria y el regulador”, la ley adaptada a una realidad tan compleja y no al contrario.
Para entender la verdadera dimensión del sector, según Espín solo tenemos que proyectar nuestra organización individual —personal, familiar, profesional, económica y comunitaria— a la escala del planeta. Con un punto de inflexión: si antes de 2019 su buen funcionamiento pasaba desapercibido, a partir de la pandemia y los dramáticos cortes de suministro, esa logística ocupó por primera vez las portadas. Por primera vez “reflejaban la importancia social de los procesos logísticos industriales”, incluso al precio de echar al sector la culpa por esos fallos de suministro.
Espín se queda con su capacidad de adaptación. Dice que está convirtiendo aquellas dificultades en soluciones de una logística futura “descarbonizada, colaborativa y mucho más eficiente” para enfrentar la confabulación del cambio climático, las guerras, la fragilidad de las cadenas de transporte global o el aumento de los costes energéticos. Superarlos exige otra mentalidad, “agregar todos los puntos de vista que intervienen en el sector y eliminar definitivamente las paredes de opacidad”. “La eficiencia —continúa el experto— es la fuente de energía más verde y limpia que existe, y solo se produce cuando todos los procesos logísticos están afinados en una misma intención y dirección”.
Coreografías de productos, sitios, tiempos y costes
Para María Tena, directora de logística de Aecoc (Asociación de Fabricantes y Distribuidores), la definición de logística es como la logística misma, muy sencilla de entender, muy difícil de optimizar: “Un producto concreto, en el sitio justo, en el tiempo oportuno y al menor coste posible. Por eso es un proceso lleno de complejidades”.
“Es el eslabón esencial para muchos momentos de nuestra vida”, y lo explica con este ejemplo: “La tasa de disponibilidad de productos en los supermercados españoles durante el confinamiento fue del 92%, la más alta de Europa. ¿Podemos imaginar si al estado de alarma se hubiese sumado una crisis de suministro de alimentos y productos básicos?”. Según la asociación, solo el transporte genera más de un millón de empleos y representa el 3,37% del PIB.
La evolución sostenible es fácil de proyectar en renovación de flotas o rutas optimizadas para repartir lo máximo con lo mínimo. Pero quizá es menos conocida su contribución a una distribución urbana a negocios y consumidores más sensata. “Vamos hacia ciudades menos congestionadas donde la logística no solo será compatible con la reducción de emisiones, sino con la calidad de vida de los vecinos. Ya vemos medidas como la distribución nocturna, digitalización de las zonas de carga y descarga, redes de taquillas, carriles multiuso o hubs urbanos mucho menos invasivos”.
El espacio como un activo y un recurso
Juan Carlos López Pinacho, CEO y Cofundador de la compañía Estoko, simplifica aún más la definición. Sencillamente, es “lo que pasa para que las cosas pasen y estén disponibles para ser utilizadas por las personas”.
Esa conexión directa con la vida de empresas y humanos explica que sea especialmente reactiva a los cambios. Pone el ejemplo de la intralogística (los movimientos internos de las mercancías en las empresas), automatizada con sistemas de preparación de pedidos, robots y vehículos autónomos de almacenamiento, carga y descarga, además de plataformas de gestión capaces de integrar en un lenguaje común dispositivos, datos, procesos y almacenes muy diferentes. “Son como la piedra Rosetta entre los ERP [sistemas de planificación de recursos empresariales] de los clientes y de los almacenes logísticos”, explica el CEO.
Más allá de las tecnologías concretas, importa el cambio de paradigma “del espacio disponible como un recurso que debe ser optimizado y reaprovechado”. En otras palabras, lo revive para minimizar la necesidad de nuevo suelo logístico, con ubicación de stocks en los emplazamientos óptimos en lo que llama “almacenaje flexible distribuido”.
“Este es el futuro del almacenamiento business to business (B2B) e industrial y permite acercar las mercancías a los clientes y puntos de demanda, ahorrar costes de transporte, variabilizar los gastos operativos, reducir los tiempos de entrega, y además descarbonizar”.
FORO DE FOROS EN EL CORAZÓN EMPRESARIAL DE BARCELONA
Según el Observatorio de la Logística (Cimalsa), en 2021 el sector generaba alrededor del 10% del PIB español y el 14,4% del catalán. “Son números de vértigo que dimensionan la importancia social de una actividad clave para que las cosas pasen. Hoy es impensable una empresa de éxito sin una buena logística”, apunta Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB). Lo mismo puede decirse de todo un país. En su versión 4.0, la logística será determinante para que no retroceda puestos “frente a los retos macroeconómicos, de sostenibilidad, el auge del e-commerce, la digitalización de las cadenas de suministro y la competencia global”.
La necesidad de verse, entenderse y aliarse en un sector tan atomizado —casi 200.000 empresas en España—, si siempre fue importante, ya es crucial teniendo en cuenta la necesidad de evolucionar rápido. Esa es la misión del Salón Internacional de la Logística (SIL, Fira de Barcelona, del 7 al 9 de junio), “una de las ferias más importantes del mundo y referente en el Mediterráneo, el Sur de Europa y Latam”, explica Blanca Sorigué, directora general del CZFB, entidad organizadora del SIL.
El encuentro refleja la necesidad expansiva de la logística y de hecho este año se convierte en un foro de foros. Según Sorigué, “también acogerá el ALACAT, que es el mayor congreso del sector de América Latina, el European Conference & European Research Seminar, organizado por la mayor entidad internacional en cadenas de suministro, el Congreso anual de la European Logistics Association (Eurolog), y el MedaLogistics, una de las principales plataformas de networking logístico en toda la cuenca mediterránea”.