Los desafíos a los que se enfrentan las empresas tras la pandemia
Después de que la crisis sanitaria haya perjudicado profundamente a muchas empresas, el contexto de recuperación actual se presenta como una oportunidad para que los negocios emprendan transformaciones para adaptarse y fortalecerse
La pandemia ha afectado a los balances de muchas empresas españolas y ha convertido la viabilidad de algunas de ellas en un desafío. Para salir adelante, han apostado por reinventarse, buscar nuevas líneas de negocio, solicitar financiación y mantener unidos y conectados a sus empleados con fórmulas como el teletrabajo. Ahora que las restricciones para contener la covid-19 se relajan en toda España, las compañías se enfrentan a nuevos retos como la reorganización y la cohesión de sus departamentos, la gestión del trabajo en remoto, la retención y la captación del talento o la reestructuración de las deudas contraídas que les han permitido mantenerse a flote. Una circunstancia que, a la vez, supone una ocasión para cambiar de mentalidad y entender la crisis como una oportunidad.
Reforzar los departamentos de la empresa
Los cambios en el mundo laboral que se han producido desde el estallido de la crisis sanitaria han provocado un aumento del trabajo de ciertos departamentos de las empresas. Especialmente en los equipos de recursos humanos, que han tenido que reorganizar a los trabajadores y establecer protocolos sanitarios, pero también a los de tecnología, que han dado servicio a los empleados en remoto.
Tras el auge del teletrabajo como fórmula que ha permitido a muchas empresas mantener su actividad durante la pandemia, están apostando por un regreso paulatino a las oficinas o por modelos híbridos que combinan la presencialidad con el trabajo a distancia. Esto ha supuesto un cambio en las necesidades de los empleados.
Por ello, los expertos opinan que es importante reforzar los recursos de las empresas en varias áreas. Alberto Gavilán, director de Talento en The Adecco Group asegura que los grandes cambios se están produciendo en los departamentos de prevención y de comunicación, pero también en el de recursos humanos:
- Prevención. Gavilán recalca que ya no basta con realizar una labor de prevención de riesgos laborales basada en manuales. “Ahora los trabajadores quieren que la empresa se preocupe realmente por su salud tanto física, como mental y social”.
- Comunicación interna. Este experto explica que los mensajes presenciales son sustituidos con mayor frecuencia por videollamadas o comunicados digitales, por lo que las empresas deben destinar recursos para formar a este departamento en nuevas tecnologías: “Antes se buscaba alguien que supiese comunicar. Pero si ahora no conoce la tecnología, el profesional no podrá desarrollar su tarea con eficacia”.
- Recursos humanos. Este departamento ha experimentado una gran transformación. Especialmente en el proceso de contratación y de formación de nuevos empleados, ya que el trato presencial era clave para transmitir los conocimientos y el funcionamiento de la compañía, además de los valores de la empresa. Para asegurar la formación se ha recurrido a cursos en línea, pero este experto recomienda retomar la formación presencial en la medida que sea posible.
Potenciar el teletrabajo
Pese a que el entusiasmo de las empresas por el teletrabajo ha menguado en los últimos meses, los expertos reiteran que aplicar esta metodología de trabajo de manera estructural aumenta la competitividad e impulsa su digitalización, algo imprescindible en la coyuntura actual. Ofrece, además, flexibilidad a sus trabajadores. Valentín Bote, director de Randstad Research, destaca estas ventajas: “Cualquier empresa, independientemente de su tamaño, va a tener que aplicar estas tres tendencias si quiere ser competitiva y rentable: la innovación tecnológica, la flexibilidad de los profesionales en sus puestos de trabajo, priorizando su seguridad y satisfacción, y el desarrollo de nuevos modelos laborales”.
Apostar por el talento
El impacto que la crisis sanitaria ha tenido en las empresas ha llevado a muchos trabajadores a buscar nuevas oportunidades laborales, algo que los negocios pueden aprovechar para captar talento. “Las compañías que más esfuerzos hagan por fidelizar a sus empleados y atraer a los mejores candidatos serán las que tengan una ventaja competitiva”, asegura Gavilán. Este experto cree que la mejor opción para potenciar el compromiso es invertir en bienestar y en formación.
Refinanciar la deuda
Las empresas que solicitaron préstamos durante la pandemia para continuar con el negocio se enfrentan ahora a los pagos y, aunque muchas han recobrado músculo, otras aún se están recuperando, lo que supone un gran esfuerzo para ellas. Hacer una valoración de las condiciones de estos préstamos es un factor que ayudará a suavizar la situación de los negocios que se encuentren en dificultades.
Para saber si una empresa es capaz de afrontar el pago de las deudas contraídas debe prestar atención a sus ingresos —no solo a los actuales, también a las previsiones de los siguientes meses—. “En el momento en que a seis meses vista no van a poder cumplir con sus compromisos de pago los negocios deberían iniciar un proceso de refinanciación”, explica Carlos Asensio, socio de Deuda y Reestructuraciones en Grant Thornton.
También es posible calcular el riesgo de impago de una empresa mediante su ratio de apalancamiento, que se obtiene de la división de la deuda financiera neta sobre el EBITDA (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones). Los expertos insisten en que no existe una ratio exacta a partir de la cual sea imposible sostener un negocio, pero sí reconocen que si la deuda es más de cuatro veces superior y no está bien estructurada es una señal de alarma.
Aun así, Sergio Serrano, director de Proyectos Singulares en Banco Sabadell, que liderará el webinar No le llames crisis, llámale oportunidad de repensar la empresa organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell, explica que en el contexto actual la ratio de apalancamiento ha quedado algo desfasada, ya que es posible que el EBITDA esté desajustado por la caída temporal de las ventas, por lo que aconseja hacer el cálculo con los ingresos de un año normal. No obstante, ante la gran variedad de casuísticas, los analistas reiteran que lo mejor siempre será pedir asesoramiento externo para reestructurar los préstamos de un negocio.
Apúntese al 'webinar'
No le llames crisis, llámale oportunidad de repensar la empresa, con Sergio Serrano, director de Proyectos Singulares en Banco Sabadell. Organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell. Cuándo: 20 de octubre, a las 16.00
¿Qué tipos de refinanciación existen?
Existen múltiples formas de refinanciar la deuda de una empresa, y elegir una u otra dependerá de las fortalezas y debilidades de cada negocio. Estas son las más frecuentes:
• Extender el plazo del préstamo. Alargar las deudas en el tiempo para disminuir el pago de cada cuota es una de las medidas más comunes para rebajar la presión de los préstamos sobre las cuentas.
• Modificar el calendario de amortizaciones. Extender el tiempo que transcurre entre el pago de cada cuota. Una opción es pasar de pagar las cuotas cada tres o seis meses a hacerlo anualmente, de forma que la empresa pueda reinvertir sus beneficios a corto plazo para mejorar su eficiencia.
• Amortizar de manera irregular. Cambiar las cuotas para pagar menos a corto plazo y más en el futuro. Si se espera aumentar los ingresos en el largo plazo, una alternativa es rebajar las cuotas actuales para sobrevivir a la situación derivada de la crisis y compensar esta rebaja en el futuro, cuando aumenten las ventas.
• Incluir carencia. Paralizar el pago de la deuda durante un periodo. Igual que en el caso anterior, permite sobreponerse a un problema temporal y posponer los pagos durante unos meses o unos años. La carencia puede ser sobre el principal (solo pagar intereses) o total (no pagar nada).
• Renegociar intereses y obligaciones. Si los préstamos se firmaron años atrás es posible rebajar los intereses y adaptarlos a los tipos actuales, que son especialmente bajos. Igualmente se pueden suavizar las obligaciones ligadas a los préstamos. Por ejemplo, eliminar la condición que hace referencia a la limitación de capital que la empresa puede destinar a inversiones cada año.
Es habitual que refinanciar un préstamo suponga un coste para la empresa. Suele ser un porcentaje de la deuda, que ronda entre el 0,2% y el 0,5% de lo adeudado, pero no hay una cifra fija, ya que depende de lo que se decida con la entidad.